Roberto Hernández, el presidente de la empresa de base tecnológica salteña LA.TE Andes SA, especializada en generación de conocimiento en torno a la exploración geológica, dio detalles sobre la importancia que tiene la empresa público/privada, asociada al CONICET, para la actividad minera nacional e internacional.
LA.TE Andes es un centro tecnológico productivo, que integra la red CENTEC, conformada por 18 centros de tecnología a nivel nacional y desde allí se atienda a empresas multinacionales. El 80% de quienes allí trabajan son mujeres, “trabajan mejor”, admite.
Hernández, que comenzó con Geo Maps, una pyme familiar, celebra que pudo cambiar su matriz productiva y apunta a que más pyme se sumen a la industria del conocimiento. “La ingeniería está ligada a las pyme, a la producción, al desarrollo y planificación”
¿Cómo nació Late Andes?
Es un centro tecnológico productivo, está dentro de la red nacional Centec, que son 18 centros de mayor tecnología el país. Es único en Argentina, es de los pocos del mundo que tiene integrada toda la cadena productiva de lo que hace.
Nació por una idea en 2002, a partir de GeoMap S.A. que gestó los primeros proyectos. Queríamos innovar tecnológicamente en la exploración de petróleo en Argentina y Sudamérica. En su momento había que mandar las muestras a Francia, Australia, Estados Unidos y sentía que estábamos mandando la lana y nos devolvían los pullovers cuando teníamos la capacidad de hacerlos nosotros.
¿A qué se dedican?
Determinamos la edad absoluta de las rocas y procesos geológicos por ejemplo 30 millones de años. Ese dato era una necesidad fundamental para poder seguir avanzando y disminuir riesgos en la exploración petrolera y minera, y no lo teníamos. Eso complejizaba el riesgo para la inversión.
¿Cómo se relaciona el riesgo con la edad de los minerales?
Cuando uno genera una inversión y dice: acá hay petróleo o un mineral determinado, lo hace con un modelo geológico de un proceso que existe o existió en el momento de la mineralización del petróleo o del mineral que sea. Con ese modelo se busca regionalmente y se lo va encerrando con cada vez más datos.
En la industria del petróleo, es una relación de tiempo entre el momento en que se genera el petróleo, a partir de la materia orgánica, y el momento en el que se forma el lugar en el que se acumula el petróleo. Esa relación, de no saber el tiempo entre una cosa y otra, aumenta muchísimo el riesgo. Entonces, en los cálculos de inversión significa poner el 20 o el 25% de riesgo, esa diferencia de 5%, en un pozo de millones de dólares, es un montón de plata y es limitante de proyectos de inversión.
¿Cómo llegan al financiamiento estatal con el Fontar?
Hicimos una presentación en el 2014 en la Secretaría de Ciencia y Técnica con este programa. Nos ayudaron un montón, nunca habíamos presentado un Fontar de esa envergadura, competimos con todo el país y nos dieron 2 millones de dólares. El 20% debía ponerlo la parte privada. Una de las condiciones era estar asociados a una institución pública del estado, y nos asociamos con el Conicet que tiene el 49%.
En términos totales hay una importante inversión. Como proyecto único, es la inversión más importante en tecnología y ciencia de Salta.
¿Qué rol tiene el Conicet?
Es un socio, cuando necesitan datos, los investigadores del Conicet nos mandan sus muestras y les damos datos a todos los investigadores del país. Enviamos datos de edades a los 18 institutos de doble dependencia que tiene el país en geociencia, todos esos datos se sacan de aquí. Pero no es solo el Conicet, tenemos un gran volumen de universidades con una altísima capacidad tecnológica de 200 años de educación universitaria que, en cierta forma, está siendo subutilizada para el desarrollo productivo.
Hacer Innovación y desarrollo es lo que mantiene vivo a Late Andes S.A, porque si no te destacás en esto las empresas te dejan de lado. Para la falta de divisas hay que seguir impulsando la economía del conocimiento que es el exportador del país. La mayoría de las pyme aún no vieron eso como una identidad de desarrollo en su modelo de negocio.
¿Para qué privados trabajan?
Ahora no solo damos consultoría teórica, sino también vendemos un producto, que es la edad de la roca, la edad del proceso geológico. Entonces, cuando decidimos hacer esta sociedad anónima empezamos a expandirnos como modelo de negocios.
Comenzamos a tener clientes como YPF, YTE-C, la empresa petrolera de Bolivia, Enap (de Chile), Ecopetrol de Colombia, Petrobras de Brasil. Fuimos expandiendo nuestra cartera de clientes integrando todos estos datos a la industria.
Fuimos incorporando unidades de negocios, a medida que se iba desarrollando el proyecto. En estos momentos tenemos dos unidades de negocios fundamentales, la que impulsó el Fontar y después era necesario unificar el sistema de aplicación de los datos que sacábamos acá. Entonces diseñamos un software que utiliza todos nuestros datos. Ese software ya tiene 200 licencias en 3 continentes y como en 20 países e hicimos más de 7 convenios con universidades centrales de Estados Unidos, España, Colombia, Brasil, el país vasco y algunas universidades de nacionales.
Esta expansión es porque somos una industria 4.0, así lo determinó el Ministerio de ciencia y tecnología. Eso significa que manejamos megadatos mediante los equipos que se transforman en una app mediante el software y le entregamos al cliente un producto de análisis de esos megadatos.
Otra de esas unidades de negocio es que nos asociamos con la Comisión Nacional de Energía Atómica, hicimos un prototipo de un equipo que hay un solo fabricante en el mundo y ahora somos 2, uno de Californa y nosotros. Ese prototipo fue premiado en el 2018 por la Asociación de Física Argentina y está en un proceso de prototipo terminado, en patente en Europa y generará una nueva línea de fabricación y servicios.
Entrevista de Silvia Noviasky, para El Tribuno (Salta)