Periferia

20 de Mayo de 2020

Carolina Carrillo: “Contar con un Ministerio de Ciencia hace una diferencia”

La coordinadora de uno de los equipos de científicos del Instituto Milstein que desarrolló el "NEOKIT", ponderó la política científica: "hay un ministerio acompañándonos", dijo.

La investigadora del CONICET y el Instituto César Milstein, Carolina Carrillo, se refirió al desarrollo del Neokit Covid-19 y a las posibilidades que abre de cara al avance de la pandemia de coronavirus.  

Carrillo, es coordinadora de uno de los grupos que trabajó en el Neokit COVID-19, junto al de Adrián Vojnov, y explicó que, a partir de esta iniciativa se espera que, en el corto plazo, se puedan producir unos 100.000 tests de detección molecular, por semana.  

En una entrevista para el medio ABC Saladillo, Carrillo habló también de soberanía científica y tecnológica al servicio de las necesidades del país, el antecedente de la plataforma tecnológica y su experiencia a campo en distintos patógenos. 

El test fue desarrollado por científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), con el apoyo económico del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, a través de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), y por sus pares del Instituto de Ciencia y Tecnología Dr. César Milstein (Conicet-Fundación Pablo Cassará). 

La investigadora marplatense, estudió Biología en la Universidad Nacional de Mar del Plata, y el Doctorado en Ciencias Químicas en la Universidad Nacional de Buenos Aires, donde ganó una beca del Banco Mundial para el fortalecimiento de la educación universitaria. 

Es docente de la Facultad de Ciencias Exactas y una vez doctorada, tuvo una beca posdoc en el CONICET, tras lo cual, ingresó como investigadora asistente de CONICET, hace ya cerca de 15 años. 

“Me apasiona hacer investigación, pero me apasiona que esa investigación tenga un impacto social, por eso luego devine no sólo en investigadora clásica, sino en desarrolladora tecnológica si se quiere para que las cosas que hacemos se traslade en la sociedad”, contó Carrillo.  

No es magia, es capital científico 

En el Instituto Milstein (Fundación Pablo Cassará) son dos los grupos que vienen trabajando con esta plataforma tecnológica desde 2011.  

Adrián Vojnov es el director de uno, y Carolina Carrillo, del otro. Este desarrollo en particular, del Neokit COVID-19, lo lideró Santiago Werbajh y lo dirige Adrián Vojnov; también participamos nosotras con Luciana Larocca y Fabiana Stolowicz. 

Carrillo explicó que “en el 2011 empezamos a trabajar para desarrollar un kit de diagnóstico de Chagas, pero cuando empezamos a desarrollar el kit de Chagas, nos dimos cuenta que esta era una experiencia replicable, muy útil para diagnóstico de otras cosas, entonces lo planteamos como plataforma tecnológica para el desarrollo de kits de distintos patógenos, trabajamos en sífilis, brucelosis, entre otros”.  

Es así, que “en el último tiempo, Santiago Werbajh estaba terminando la validación analítica de test de zika, chikungunya y dengue, cuando de pronto llegó el COVID”, contó Carrillo. 

“Todas esas experiencias, y haber tenido varias fallas, sumar variables, corrigiendo, y en particular la experiencia del dengue, que es un virus ARN (es decir, que usa ácido ribonucleico como material genético, o bien que en su proceso de replicación necesita el ARN), nos permitieron responder muy rápidamente a esta necesidad. El COVID también es un virus ARN”, explicó Carrillo a la prensa. 

El NEOKIT

El NEOKIT es un desarrollo que cumple funciones similares a las de PCR, porque es una amplificación molecular, “pero tiene como exigencia un equipamiento muy simple, es un dispositivo término o calentador de cualquier tipo, que en los laboratorios en general siempre tenemos, y una heladera”, contó Carrillo.  

Carrillo destacó el valor de la técnica PCR, “tiene un valor impresionante como herramienta”, y explicó que “lo que desarrollamos nosotros no viene a reemplazar en todos los casos a la PCR, sino que viene a sumar una herramienta para distintos tipos de perfiles en donde puede aplicarse, porque la PCR es excelente pero necesitas infraestructura, recurso humano altamente capacitado, es costoso y lleva tiempo”.  

“La idea no es sustituir, sino sumar herramientas que pueden aplicarse de distinto modo. En características de capacidad diagnóstica es similar, pero lleva una hora en lugar de varias, lleva un dispositivo térmico sencillo en lugar de un equipamiento complejo, y es muy fácil lectura”, manifestó la investigadora de CONICET. 

En este sentido contó que “el margen de error de las muestras es muy pequeño. En todas las pruebas que se hicieron, que fueron validadas por el ANMAT, encontramos una especificidad del 100%, es decir ?no da falsos positivos. Y una sensibilidad de entre el 93 y 96% según la calidad de conservación de las muestras, que es la misma sensibilidad que presenta la PCR”. 

Respecto a los lugares en los que podrían utilizarse, Carrillo explicó que “se podría realizar en los propios lugares ?en los que llega el caso sospechoso-, pero para esto se tienen que dar las condiciones de bioseguridad porque la muestra es patogénica”.  

“Hoy por hoy, como el kit está puesto a punto y validado para una muestra de ARN puro, hay un proceso que es desde que yo tengo el hisopo a tener la muestra de ARN pura, y ahí hay que hacer una extracción que es un paso extrakit. Se hace con un kit comercial que era importado, pero ahora la Universidad de Quilmes está produciéndolos para así abaratar los costos”, dijo. 

El proceso es relativamente simple, porque se necesita una centrífuga pequeña, pero ahí ya tenés una exigencia y la exigencia importante es que ese proceso de purificación debe hacerse en condiciones de bioseguridad. “Si vos tenés las condiciones, no necesitarías mandar la muestra a 200 kilómetros sino que se podría hacer en el lugar, porque la manipulación es simple”, contó la investigadora. 

La importancia de tener Ministerio 

Carrillo destacó la importancia que tuvo para esta investigación, el contexto de financiamiento por la pandemia y la presencia del Ministerio de Ciencia y de Salud, con políticas para respaldar la investigación. 

Es que la etapa de desarrollo de los kits fue financiada por la cartera científica con cien mil dólares, al ser seleccionada entre los proyectos IP COVID de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), al que se presentaron más de 900 propuestas. 

Para sostener estas investigaciones “necesitas una estructura que se mantenga en el tiempo, porque necesitamos fondos. Nuestras investigaciones son costosas, muchos de los reactivos que usamos son importados porque acá no se producen, el equipamiento que usamos es costoso de adquirir y mantener”, dijo Carrillo. 

Por eso, destacó que “hace falta una estructura económica y un soporte que excede lo económico”. En tal sentido, remarcó que “contar ahora con un Ministerio de Ciencia hace una diferencia, porque contamos con esa estructura”.  

Carrillo aseguró que  “toda la capacidad de reacción que tuvimos fue porque había un ministerio acompañándonos, organizando, coordinando con el Ministerio de Salud para muestras, que fueron muestras del Malbrán; para facilitar las compras en el exterior; para coordinar con distintos actores, estas estructuras son esenciales”. 

En este sentido, consideró que “jerarquizar las actividades de esta índole es importante. Si nos comparamos con otros países, que tienen más capacidades de desarrollo, vemos que la actividad está mucho más jerarquizada. Pero, en este sentido, también hay un montón de actividades que deberían estar jerarquizadas, empezando por la docencia. Deberíamos ver nuestras maneras de jerarquizas las actividades que tienen que ver con el desarrollo de un país”. 

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