Periferia

12 de Marzo de 2024

Bartolacci: “Es un error no priorizar la educación pública y la formación universitaria”

El rector de la Universidad Nacional de Rosario habló de la situación crítica que viven las universidades por el ahogo presupuestario del gobierno nacional.

El rector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Franco Bartolacci, aseguró que “es un error no priorizar la educación pública y la formación universitaria”, porque entiende que allí anidan parte de las soluciones a los problemas del país.

“No vamos a solucionar ninguno de nuestros problemas si hacemos peor las cosas y si invertimos menos en educación, en ciencia, en cultura”, señala la máxima autoridad de la UNR, en el marco de un congelamiento de los recursos que el gobierno nacional destina a las universidades. Para el jueves 14 de marzo los docentes decretaron un paro nacional en reclamo de una recomposición salarial.

En diálogo con el medio La Capital, Bartolacci advirtió por la paralización de obras que estaban previstas con fondos nacionales y dijo que “va a ser muy difícil pensar el desarrollo de las actividades más allá del primer semestre si no media una decisión política del gobierno de incrementar las partidas”.

—Hace un par de días el CIN, el consejo de rectores, emitió un comunicado que hablaba de una situación crítica. ¿Qué es lo que está pasando en las universidades nacionales?

—Efectivamente atravesamos una situación que claramente es grave, es crítica. Por eso la manifestación del Consejo Interuniversario Nacional poniendo en común la preocupación que atraviesan todas las universidades del sistema público argentino. Nosotros tenemos una cuota de gastos de funcionamiento, que es lo que el Estado nacional envía mes a mes a las universidades nacionales para poder hacer frente a todo lo que hacemos más allá del pago de salarios: mantenimiento de edificios, inversión en obras de infraestructura, pago de los servicios públicos, actividades de ciencia, financiamiento de proyectos de investigación, programas de extensión universitaria. Esa cuota se mantiene a valores de enero del 2023 y claramente cuando hay un proceso tan profundo de inflación el desfasaje que se produce es fenomenal. Cuando todo se incrementó dos o tres veces el valor de lo que nosotros tenemos como presupuesto para gastos de funcionamiento está igual que hace más de un año atrás. Como precisamente son los gastos que tienen la universidad para funcionar, advertimos la preocupación que genera que no haya un incremento razonable en esa partida. Si no se revierte de manera urgente esa situación va a haber muchas dificultades para que podamos desarrollar a lo largo de todo este año las actividades normalmente.

“Va a ser muy difícil pensar con normalidad el desarrollo de las actividades más allá del primer semestre si no media una decisión política del gobierno nacional de incrementar razonablemente esa partida”.

Franco Bartolacci, rector de la UNR.

—Rectores de otras universidades hablan de mayo o junio como meses hasta los cuales se puede llegar medianamente con normalidad. ¿En el caso de la UNR hay algún tipo de estimación similar?

—Es que claramente ese presupuesto, en los valores que tiene y en el contexto inflacionario que atraviesa la Argentina, hoy su capacidad adquisitiva es del 30% a la que tenía el año pasado. Por eso decimos que va a ser muy difícil pensar con normalidad el desarrollo de las actividades más allá del primer semestre si no media una decisión política del gobierno nacional de incrementar razonablemente esa partida. Y cuando decimos razonablemente es porque necesitamos que ese presupuesto acompañe el proceso inflacionario. No estamos pidiendo holgura para proyectar lo que tenemos pendiente, porque somos conscientes de que es una situación delicada la que atraviesa el país, que eso interpela sobre todas las instituciones públicas y que otra vez se le pide a mucha gente, sobre todo a quienes la están pasando mal, un esfuerzo para atravesar la crisis. Nosotros también debemos acompañar con actitudes responsables esa situación, pero sí lo que estamos planteando es que necesitamos un incremento razonable para funcionar bien, lo mínimo indispensable para cumplir con nuestra misión y llegar a fin de año sin tener que dejar de hacer nada de lo que la universidad hace.

—Estamos en el mes de marzo, ¿hay algún tipo de mesa de negociación o diálogo con el gobierno nacional?

—Tuvimos varios encuentros. El primero fue en diciembre del año pasado, apenas designadas las autoridades educativas nacionales y tuvimos reuniones en febrero de este año. Lo que no hemos tenido hasta el momento es respuesta concreta respecto de esta preocupación que hablamos. Aspiramos a que esto pueda ser rápidamente, por supuesto que vamos a recurrir a todas las acciones que nos permitan que se tome nota de esta preocupación y que se actúe en consecuencia. Que se den cuenta de las necesidades que tenemos no solo en términos de presupuesto, porque son varios los problemas en el ámbito de la educación superior. El presupuesto claramente es central, porque así como está planteada la situación no vamos a poder desarrollar todas las actividades normalmente todo el año. Adicionalmente tenemos un problema con obras de infraestructura. En el caso de la UNR teníamos cinco grandes obras comprendidas en el Programa Nacional de Infraestructura Universitaria. De esas cinco hay tres que ya estaban en ejecución y otras dos con fecha de licitación para la apertura de sobres. No hemos tenido precisiones ni certidumbre respecto de qué va a pasar con esas obras, ni con las que estaban en ejecución que hoy están en standby, ni con las que estaban programadas para adjudicación. Y por supuesto la cuestión salarial que preocupa al personal docente y no docente de las universidades nacionales. La pérdida del poder adquisitivo ha sido fenomenal en estos últimos meses. La primera reunión paritaria nacional no fue un buen encuentro y aspiramos a que allí también se produzca un acuerdo razonable, que de mínima tiene que comprender el planteo que están haciendo las representaciones de la docencia y la no docencia universitaria del país.

“La discusión de fondo no es el presupuesto, sino cómo entendemos nosotros que la Argentina sale del laberinto en el que está. Nosotros creemos que es priorizando y jerarquizando estas cosas que históricamente hicimos bien. La Argentina es un país que no supo resolver bien sus problemas estructurales, pero dentro de las pocas cosas que hizo bien está su sistema educativo público, su sistema universitario y su sistema científico, que es reconocido en el mundo”.

Franco Bartolacci.

Paro

—De hecho hace un par de horas se conoció un paro nacional de docentes universitarios para el 14 de marzo.

—Si, la próxima semana. Por supuesto que acompañamos desde el Consejo Interuniversitario Nacional el planteo que están haciendo las representaciones de docentes y del personal no docente de las universidades.

—Recién mencionabas el tema de obras. ¿son las remodelaciones en Derecho o en Humanidades?

—En el caso de la Facultad de Humanidades, las obras que ya se terminaron se hicieron todas con presupuesto de nuestra universidad. Y en la Facultad de Derecho también se están haciendo con fondos propio. Nosotros teníamos otras obras comprendidas en el Programa Nacional de Infraestructura Universitaria: la terminación del anexo de la Facultad Odontología, el edificio nuevo de la Facultad de Ciencias Veterinarias, la construcción de un aulario en el área salud, la proyección de un aulario para el área centro y la ampliación del edificio de Ingeniería.

—El exministro de Ciencia Daniel Filmus advertía recientemente que detrás del plan motosierra, más allá de lo económico, hay una cuestión más profunda que entiende que el Estado no tiene que financiar la ciencia y que eso lo debe hacer un privado…

—Creo que la discusión importante y de fondo es esa. Cuando las universidades estamos planteando la necesidad de recomponer el presupuesto para cumplir bien con nuestra misión no es un planteo de carácter corporativo. Estamos planteando una discusión de fondo, de cuál es el rol que tiene que tener la educación pública, la educación superior y la ciencia en un país con los problemas estructurales que tiene la Argentina. Y precisamente porque tiene esos problemas graves se requiere atender con jerarquía la inversión en la educación pública, en la educación superior y en el sistema científico, para poder solucionar esos problemas. Venimos diciendo que todo lo que nos pasa, aunque a veces no parezca en la contingencia, se soluciona con más y mejor educación pública, con más y mejor universidad, y con más inversión en el sistema científico. Cuando a veces se dice “miremos lo que pasa en los países desarrollados”, como un espejo aspiracional, esos países invierten dos o tres veces más de lo que invierte la Argentina en el desarrollo del sistema científico, porque comprendieron que en la sociedad del conocimiento la posibilidad de tener un diferencial es invirtiendo en esas áreas. Rosario es reconocida en todo el mundo y la región por el desarrollo de empresas biotecnológicas. Eso pasó por la capacidad emprendedora de la sociedad rosarina, pero también porque nuestra universidad pública tuvo la primera licenciatura en biotecnología del país. Eso permitió la formación de recursos humanos que se tradujo en el desarrollo de un polo estratégico para insertarse en el mundo. Entonces, la discusión de fondo no es el presupuesto, sino cómo entendemos nosotros que la Argentina sale del laberinto en el que está. Nosotros creemos que es priorizando y jerarquizando estas cosas que históricamente hicimos bien. La Argentina es un país que no supo resolver bien sus problemas estructurales, pero dentro de las pocas cosas que hizo bien está su sistema educativo público, su sistema universitario y su sistema científico, que es reconocido en el mundo. Y no porque lo diga el rector de la UNR, sino porque así lo establecen todos los rankings internacionales. La formación de nuestros profesionales, que hoy se desarrollan en las más diversas áreas disciplinares en todas partes del planeta, es reconocida con el diferencial que aporta lo que sucede en la universidad pública. Yo soy nieto de abuelos analfabetos e hijo de un padre inmigrante. Mi papá y mis abuelos llegaron a la Argentina sin nada y yo no podría ser profesional y mucho menos rector de una institución tan prestigiosa como la Universidad Nacional de Rosario si no fuera por el sistema universitario público argentino. Esto que tenemos en la Argentina hay que cuidarlo, esa posibilidad de que cada joven según su deseo y vocación pueda acceder sin restricción ni arancel a una formación de excelencia, que está de igual igual contra cualquier institución de educación superior del mundo. Creo que es un error no priorizar la educación pública y la formación universitaria, no vamos a solucionar los problemas que tiene la Argentina si no priorizamos eso.

—En este contexto de crisis también se conoció hace poquito el dato de un incremento en la cantidad de ingresantes en la universidad, apalancado en parte por nuevas carreras.

—Ese potencial extraordinario que tiene el sistema universitario público argentino no tiene que permitir que olvidemos que, para poder estar a tono con un mundo que cambia vertiginosamente, al tiempo de defender todo lo bueno de la universidad, hay que trabajar para provocar transformaciones que pongan en sintonía lo que pasa en el ámbito universitario con el mundo que estamos viviendo. Uno de los desafíos centrales que tenemos es multiplicar y diversificar las propuestas de formación, con trayectos que hoy son aspiración de muchos jóvenes. Esa es una tarea que emprendimos cuando iniciamos mi primera gestión. Si contemplamos todos los niveles, pusimos en marcha más de 170 nuevas carreras en cuatro años. No hay universidad del país que haya tenido un desarrollo tan activo en materia de proliferación de nuevos trayectos de formación, con dos características sustanciales: ampliación de la propuesta de formación en educación media (la UNR tenía tres escuelas tradicionales como el Politécnico, el Superior de Comercio y la Agrotécnica; y pusimos en marcha la Escuela de Ciencias Sociales, la de General Lagos, Puerto General San Martín, El Trébol y una secundaria virtual); y un desarrollo muy importante en carreras de pregrado y grado. Nos produce mucha satisfacción que este año hayamos tenido un incremento tan fuerte en el ingreso a la universidad. Nunca había pasado que de un año a otro creciera el ingreso alrededor del 25%. Ese incremento está asociado básicamente a la puesta en marcha de nuevas carreras como inteligencia artificial, gestión cultural, turismo, diseño gráfico, diseño de indumentaria y textil. Este año están empezando corredor inmobiliario y seguridad ciudadana. El objetivo es incorporar esas propuestas, que están en la aspiración de los jóvenes, desde formatos más innovadores, con planes de estudios más modernos y carreras más cortas . Y decía que es una gran satisfacción porque si poner una carrera en marcha no es fácil, poner muchas carreras en marcha en tan poco tiempo es aun más complejo. Hay que pensar la estructura docente, planes de estudio, convalidación nacional e infraestructura adecuada para cientos de miles de jóvenes que vienen a estudiar a nuestra universidad. Todas estas carreras las pusimos en marcha sin un solo peso de presupuesto adicional, sino optimizando recursos del presupuesto propio de la Universidad Nacional de Rosario. Y producto de ese esfuerzo ver que hoy se traduce en cientos miles de jóvenes que llegan por primera vez a la universidad pública es una gran satisfacción. De la mano de eso hay que trabajar mucho sobre los planes de estudio y sobre los modos de enseñar. Esos son los grandes ejes que hacen lo que a mi juicio debería ser una segunda Reforma Universitaria, que ponga a tono la universidad con lo que está pasando en el mundo. La Reforma Universitaria del 18 buscó este objetivo. Había una distancia enorme entre lo que pasaba en la sociedad de su tiempo con lo que pasaba en el mundo universitario. Lo que hicieron los estudiantes de Córdoba de ese momento fue sacudir la modorra propia de la universidad para ponerla en sintonía con la sociedad de su tiempo. Creo que, salvando las distancias, tenemos un desafío similar: sacudir la modorra, corrernos de la zona de confort y provocar las transformaciones que la universidad necesita. Pero sobre la base de resguardar ciertas condiciones, principios y valores, que son el rasgo distintivo que tiene el sistema universitario público argentino, que es lo que permite que tenga esa potencialidad transformadora e igualadora que no existe ninguna otra parte del planeta.

—En este “sacudir la modorra”, cambiar el aula y las formas de impartir clases, ¿cuál es la respuesta que está teniendo de los docentes?

—Ha sido fantástica. Por supuesto que hay que incentivar, convocar, provocar debates y generar diagnósticos. Para nosotros ha sido muy importante poder construir lo que denominamos la Agenda 2030. Ese fue un gran diagnóstico colectivo que construyó la comunidad de la UNR, que permitió determinar las fortalezas y debilidades que tenía nuestra institución, y los objetivos institucionales que tenemos que plantearnos. Creo mucho en convocar a la participación, porque cuando la comunidad se involucra los cambios suelen ser más estructurales y eso permite que se consoliden y perduren en el tiempo. Cada vez que convocamos docentes, estudiantes, graduados y graduadas, la respuesta ha sido extraordinaria. Hay una comunidad consciente del rol que la universidad cumple en un mundo complejo y en un país con problemas graves, que cada vez que tiene enfrente un desafío va por él poniendo lo mejor de sí. Si no hubiese pasado eso difícilmente hubiésemos podido provocar tantos cambios en tan poco tiempo. Porque no hay voluntad de una gestión o de una autoridad que genere esas transformaciones si no hay ganas en la comunidad de que efectivamente se produzcan.

“Si queremos solucionar los problemas estructurales que tiene la Argentina hay que apostar a construir mejor educación pública, mejor universidad pública, mejor ciencia nacional, más cultura”.

Franco Bartolacci

—Una última pregunta que tiene que ver con la cuestión presupuestaria y también con la coyuntura por lo que está pasando en los últimos días con la agencia Télam. La UNR tiene sus propios medios, tiene la radio, un canal, la editorial. ¿Qué es lo que va a pasar con esos medios de la universidad, cómo los van a sostener?

—Siempre valoramos mucho el aporte de los medios públicos y venimos trabajando para jerarquizar no solo lo que pasaban los medios que tradicionalmente tuvo la Universidad Nacional de Rosario, sino también para poder multiplicar propuestas más a tono con lo que la sociedad en la que vivimos exige en materia de medios. Vamos a seguir trabajando para que tengan la centralidad y la relevancia que creemos deben tener para una institución pública como la universidad y para un país como la Argentina. Ahí hay que volver a remarcar que no vamos a solucionar ninguno de nuestros problemas si hacemos peor las cosas y si invertimos menos en educación, en ciencia, en cultura. Aunque no parezca, porque lo inmediato y la contingencia a veces nos puede hacer pensar que la solución está en otras áreas, si queremos solucionar los problemas estructurales que tiene la Argentina hay que apostar a construir mejor educación pública, mejor universidad pública, mejor ciencia nacional, más cultura. Y eso se hace con más políticas públicas, mejor diagnóstico, mejor intervención y más presupuesto destinado para poder darle la centralidad. Vivimos a mi juicio un momento muy particular de la historia de la humanidad, una era casi deshumanizante, donde está de moda el cinismo y la crueldad. Y creo que de esos lugares, de una sociedad que hoy resuelve sus problema a los gritos en lugar de escuchando y hablando, nos saca la educación y la cultura. Por eso creo que la pelea tiene sentido y vale la pena. Hay que interpelar a una sociedad que históricamente supo, aún con sus problemas estructurales, cuidar estas cosas. Y advertir el riesgo que tiene que retrocedamos en estos aspectos, que son los que nos van a permitir solucionar los problemas que la Argentina tiene.

Entrevista de Matías Loja para Diario La Capital.

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