El presidente de la empresa Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA), José Luis Antúnez, aseguró que se avanzará con la negociación del contrato financiero y otras condiciones para la construcción de la cuarta central nuclear que comenzará antes de fin de año, con un pico de empleo de 6.000 trabajadores y un impacto en desarrollo de proveedores locales por US$ 500 millones.
Nucleoeléctrica y la Corporación Nuclear Nacional China (CNNC) acaban de firmar el contrato para la construcción de la cuarta central nuclear, Atucha III, un reactor de 1.200 MW que se instalará en el Complejo Nuclear de la localidad de Lima, provincia de Buenos Aires.
El experto, de larga trayectoria en el sector, destacó el aporte de la energía nuclear a las metas de descarbonización de la matriz eléctrica, valoró la calidad de la tecnología Hualong que llevará la central y la transferencia de conocimiento para la fabricación de combustible nuclear con uranio enriquecido que el país podrá dominar a partir del entendimiento con China.
Los siguientes son los principales tramos de la entrevista con la Agencia Télam:
Télam: ¿Qué aporta este acuerdo al sector nuclear y a la matriz energética?
José Luis Antúnez: Primero la contribución de una energía limpia a la matriz eléctrica porque el mundo va rumbo a la descarbonización con metas extremadamente ambiciosas que significan que en algún momento de este siglo va a haber que generar energía eléctrica con generación cero de carbono. Y la energía nuclear es una de esas alternativas limpias. En el contexto del país es volver a darle al sector la participación que merece en la matriz eléctrica, y va a ser una contribución grande con una máquina de 1.200 Mw, individualmente la más potente del país en el lugar que hoy ocupa Atucha II, y va a contribuir a pasar el 10% de participación nuclear en la matriz eléctrica.
T: ¿Qué nivel de desarrollo y proveedores locales contempla?
JLA: Desde lo laboral tiene gigantes oportunidades para la construcción de la obra con empleo de entre 5.000 y 6.000 personas de forma directa, y la central va a crear unos 700 puestos permanentes. Esto tendrá tremenda influencia en al región, tan importante como la obra de Atucha II, con alrededor de 60 millones de horas hombre que van a quedar en la Argentina con el proyecto. El aporte estimado en compra locales, teniendo en cuenta que es el reactor de una nueva tecnología va a ser menor a la de Atucha II, pero van a volver a la industria nacional alrededor de US$ 500 millones en equipos, componentes y sistemas.
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T: ¿Habrá transferencia de la tecnología Hualong que el país no domina?
JLA: El contrato incluye el compromiso de China de transferir la tecnología necesaria para que la Comisión Nacional de Energía Atómica (Conae) fabrique los componentes metálicos del combustible para este reactor. Una tecnología que domina es la de combustible de uranio natural que se usa en las tres centrales en operación, pero esto introduce a la Conea (Comisión Nacional de Energía Atómica) en el mundo de la fabricación de combustible nuclear con uranio enriquecido. Esto es un contrato para fabricar combustible por 60 años que es la vida inicial de la central, y es un valor agregado científico tecnológico e industrial.
T: Se alzaron algunas críticas sobre la tecnología Hualong ¿Qué tan modernas y eficiente son este tipo de centrales ?
JLA: Este contrato data de hace casi 12 años, la tecnología Hualong proviene de la HPR-1000, es decir unos 20 años, y cuando comenzamos a tratar el tema no había ninguno en funcionamiento. Pero con la acostumbrada celeridad de los chinos hoy ya tienen cuatro Hualong en funcionamiento, seis en construcción y otras tantos en planificación. Es una flota de reactores en la cual vamos a participar con toda la tecnología nueva y el contrato establece que China va a ir pasando la actualización futura. El Hualong ha sido exitoso y ya han sido exportados y en funcionamiento.
T: ¿Cómo siguen los hitos de desarrollo del proyecto?
JLA: Hay una cantidad de condiciones para entrar en vigencia este contrato. Por ejemplo deben cumplirse los pasos en el marco del tratado país-país para llegar a la adjudicación directa del proyecto -porque no se trata de un concurso publico-, y que fue aprobado por leyes de ambos países. La segunda es negociar el contrato financiero ahora de conocido el precio, y otro tema es que haya habido acuerdo sobre el tema de la transferencia de tecnología con una firma de contrato específica. Además de tener listo el estudio ambiental, la presentación regulatoria y condiciones técnicas como estudios de suelos y haber despejado el sitio para entregarlo a la construcción. Todo este demandará unos cuatro meses y luego llega la autorización en ambos países para adjudicar directamente el contrato a al corporación nacional china y se estará en condiciones de comenzar la obra en alrededor de 4 o 5 meses por lo que fin de año nos encontrará trabajando en el sitio, con un contrato de 90 meses de construcción.
T: ¿Cuál será la incidencia en el empleo del proyecto?
JLA: Ya tenemos unas 300 personas trabajando y estimamos que a fines de este año nos va a encontrar con no menos de 1200 personas. Se estima un pico de empleo de unas 6000 personas y dependerá de cómo la empresa china organiza la marcha del proyecto, pero va a haber un pico grande porque 90 meses es un plazo muy exigente.
T: Hablar de esta cantidad de gente hay que pensar en capacitación y recuperar mano de obra especializada ¿Cómo va a ser esa dinámica?
JLA: Tenemos el ejemplo de lo que hicimos en Atucha II que nos indica lo que vamos a hacer. Lo primero fue instalar escuelas de especialidades en la zona y capacitar a la gente. Formamos 1.400 soldadores durante el transcurso de Atucha II y vamos a formar montadores, electricistas y vamos a convocar a todos los que quieran volver a trabajar. Y en cuanto a los profesionales lamentablemente antes de nuestro gobierno se despidieron mas de 300 especializados, y vamos a trabajar en convenios con todas las facultades de ingeniería de todo el país para absorber jóvenes profesionales.
Entrevista de Ignacio Ortiz, para Agencia Télam.