La doctora en Inmunología e investigadora de la Universidad Nacional de San Martín, Juliana Cassataro, quien lidera el equipo de investigadores que desarrolla la vacuna nacional ARVAC Cecilia Grierson contra la Covid-19 que está en fase clínica, dio detalles del proyecto en una entrevista con la Agencia Télam, y sostuvo que en los próximos meses Argentina podría contar con un inmunizante propio.
“Tener independencia y capacidad de producir nuestras vacunas es estratégico”, dijo Cassataro, al hablar de la primera vacuna argentina contra la Covid-19 que pasó a la fase clínica de ensayos, y si todo sale bien, estará disponible para ser aplicada entre fines de este año y comienzos de 2023.
Bióloga de la Universidad Nacional de Mar del Plata y Doctora en Inmunología en la Universidad de Buenos Aires, investigadora del Conicet y especialista en inmunología, enfermedades infecciosas y desarrollo de vacunas, Cassataro está al frente de un equipo de 9 personas. Este grupo, junto a investigadores y profesionales del laboratorio y la Fundación Pablo Cassará desarrollaron la vacuna nacional que en marzo de este año obtuvo la aprobación de la ANMAT para comenzar la fase I de ensayos en humanos, todo un hito para la ciencia argentina.
Segunda generación
La investigadora explicó que el proyecto es para conseguir una vacuna de segunda generación para la Covid-19. Esto quiere decir que ya no tiene la secuencia del virus de Wuhan sino que ha sido actualizada con una nueva variante. Está pensada además como una vacuna de refuerzo para personas ya inmunizadas, y que puede adaptarse a las variantes de circulación locales y regionales. La plataforma con la que fue desarrollada es una tecnología ya conocida y de la que hay capacidad instalada en nuestra región, basada en proteínas recombinantes. Es la misma que se usa para producir vacunas de hepatitis B o de HPV desde hace décadas.
“Nosotros veníamos trabajando en vacunas y adyuvantes a nivel pre clínico, no en humanos, desde hace 20 años, probando diferentes plataformas. Yo hice mi tesis doctoral en vacunas. En marzo de 2020 hubo un llamado de ideas proyecto Covid-19 por $ 6 millones de pesos y nos presentamos. Con ese monto no se puede hacer una vacuna. Por eso propusimos buscar prototipos y desarrollar metodologías para estudiar la respuesta inmune”, dijo Cassataro y contó que “trabajamos en un grupo amalgamado con la gente de I+D de la empresa Cassará, inmunólogos, gente de producción y de procesos, médicos y farmacéuticos”.
¿Quiénes hacen la vacuna ArVac?
De la empresa hay por lo menos 30 personas trabajando en este proyecto. Durante todo 2021 se hizo el desarrollo farmacéutico y todos los ensayos con la vacuna producida en la planta. En diciembre presentamos a ANMAT los resultados preclínicos y en marzo de este año nos dieron la aprobación para empezar la fase I de ensayos clínicos. Estamos probando el prototipo de vacuna de refuerzo con cambio de variante en 80 individuos vacunados.
“Todo el desarrollo farmacéutico de la vacuna está listo y sabemos que la vacuna es estable en heladera al menos 6 meses. Ahora estamos terminando la fase 1 de ensayos clínicos de seguridad. En tres meses o un poquito más se va a ingresar a la fase 2 y 3 donde se evalúa la respuesta inmune en mayor cantidad de población. Cuando tengamos los resultados de la fase 2 / 3 se podría pedir el registro a la ANMAT y la vacuna podría estar disponible, esperemos que sea a fin de año o a comienzos de 2023”, detalló la investigadora.
Autonomía tecnológica
Juliana Cassataro sostuvo que “si bien hay vacunas desarrolladas afuera que podemos importar o fabricar acá, tener la capacidad de producir nuestras vacunas nos da independencia, nos permite sustituir importaciones, generar divisas, y poder generar vacunas acordes a las variantes que estén circulando en nuestra región. Si aparece una variante del coronavirus que escapa a la respuesta inmune, en tres meses podemos desarrollar una vacuna para la nueva variante y no tener que estar esperando que nos lleguen las vacunas de afuera”.