Según un informe hídrico del Instituto de Nivología y Glaciología (IANIGLA) del CONICET del 2019, la provincia de Mendoza, y la región cuyana en su totalidad, atraviesan el período de sequía más largo en 110 años.
Por ello el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) instrumentó un plan de ahorro y aprovechamiento de las aguas en las industrias de la región, a través de un diagnóstico previo.
El contexto, es el de uso para riego, ya que la actividad agropecuaria de la provincia consume el 97% de los recursos hídricos. En diálogo con FM Vos, de Mendoza, Natalia Vanin, responsable del Departamento de Producción Sustentable del Centro INTI-Cuyo, explicó que al recibir desde el INTI la demanda y la necesidad de los industriales de poder desarrollar en el tema de ahorro y del recurso en planta, se tomaron algunas medidas para poder ahorrar agua y también para trabajar en el tema de los efluentes, que sería la otra parte importante para poder recuperarlos y reutilizarlos.
“Básicamente la mayor parte de esos efluentes son utilizados para recurso agrícola, es decir, para riego”, dijo y agregó que la legislación en la provincia permite esa reutilización para agricultura, siempre que se le dé el tratamiento adecuado, teniendo en cuenta sus fines.
Señaló que desde el organismo, se trabaja junto al sector privado, especialmente en un fuerte de la agricultura provincial como es la vitivinicultura. “Si bien lo afluentes de bodegas no son altamente contaminantes, generan grandes volúmenes en vendimia y pueden tener asociados algunos inconvenientes en el tratamiento que se debe por lo general a la utilización de muchos productos”, expresó y agregó que “el concepto es trabajar siempre aguas arriba, de industrias adentro, posibilitando recursos, insumos, con el fin de mejorar justamente lo que nos va a salir como efluente y ese efluente a su vez tratarlo, mantenerlo en condiciones para poder reutilizarlo”. Es por eso que muchas empresas de este tipo lo que hacen es crear espacios, zonas de cultivos que se pueden regar con esos efluentes.
Vanin destacó que “el agua es escasa en Mendoza y si bien no todas las industrias tienen implementado sistemas con tecnologías de última generación o sistemas modernos, tienen conceptos de que tienen que cuidar el agua”.
Lo que se hace desde el INTI es visitar las industrias, llevar a cabo un diagnóstico y en función del mismo se presentan las propuestas de mejora que son a medida de cada una.
El 97% del agua se usa en el agro
El uso agrícola se lleva el 97% del caudal de cada río en la provincia de Mendoza y por eso el IANIGLA juega un papel informativo fundamental en momentos donde la aridez obliga a administrar de manera eficiente los recursos para la población.
“Como vamos a tener una escasez importante, hemos hecho hincapié en contar con un pronóstico inicial sobre la disponibilidad de nieve en septiembre para luego estimar cuánto se va a usar”, explicaron desde la gestión de Irrigación provincial.
En este esquema los inspectores pueden determinar hacia dónde dirigir el agua según algunos criterios como priorizar a quienes realmente estén produciendo -para no direccinar el agua terrenos incultos- y a los regantes que estén al día con sus obligaciones.
Política de ahorro de agua
En la actualidad, en Mendoza el consumo por habitante está arriba de los 300 litros por personas por día, el resto se pierde en el sistema, tanto en el transporte como en la distribución. En este entramado son las conexiones los puntos en los que hay mayores pérdidas.
A esto se suma que el consumo por día y por habitante en Mendoza es de 300 litros, el doble que en Chile donde se consumen 120 litros por día y por habitante.
Por eso desde Agua y Saneamiento de Mendoza, aseguran que “se está en camino hacia una política tarifaria que premie el ahorro y castigue el derroche”.
La crisis hídrica afecta a las 15 cuencas más importantes de toda la región cuyana y está impactando de manera constante en el uso del recurso para el consumo y la producción.
Por ello, Mendoza se encuentra en la fase de sequía más larga de los últimos 110 años, lo cual evidencia que la escasez de agua es un realidad que tiende a acentuarse en el mediano y largo plazo.