Periferia

15 de Marzo de 2021

Federico Nacif: “Aún hay poca vinculación entre investigación y desarrollo productivo, para el tema litio”

El especialista en litio de la Unidad de Vinculación Tecnológica del CONICET, InnovaT, analizó las chances en Argentina para dar impulso a la industrialización del mineral.

Tras el viaje del canciller, Felipe Solá, a Bolivia, para retomar el acuerdo para la extracción y producción industrial de litio, en lo que se conoce como el “Triángulo del Litio”, que abarca al norte de Argentina y Chile, y al sur de Bolivia, el sociólgo e investigador de InnovaT, Federico Nacif, especializado en análisis cualitativos de procesos económicos en ciencia y tecnología, ofreció su mirada, a Periferia, sobre la posibilidad de avanzar en la industrialización del mineral, en el país. 

Nacif actualmente investiga para la unidad de vinculación tecnológica (UVT) más importante del CONICET, “InnovaT”, creada en 1993, y que se centra en impulsar la innovación y la transferencia de tecnología para que bienes y servicios desarrollados por científicos y emprendedores lleguen a la sociedad. 

InnovaT apunta a la vinculación entre organismos del sistema científico-tecnológico, del sector público y del sistema productivo, y promueve el financiamiento de líneas de investigación “que apuntan a brindar una respuesta a necesidades del mercado en proyectos de innovación y transferencia tecnológica”.  

En octubre del 2020, la UVT, coordinada de Isabel Mac Donald, organizó el Seminario Internacional “ABC del Litio Sudamericano”, con apoyo del Ministerio de Ciencia, Y-TEC, la Agencia Nacional de Investigación, Desarrollo Tecnológico,  e Innovación (Agencia I+D+i), el CONICET, y centros de investigación de Chile y Bolivia, que reunió a cientos de investigadores del área, que actualmente desarrollan diferentes líneas de investigación en el tema.  
  
Nacif, ex becario del CONICET, es uno de ellos, y se refirió, en esta nota a las posibilidades que Argentina tiene para el desarrollo industrial del litio, en el país, luego de conocerse que el Poder Ejecutivo enviará al Congreso un proyecto de ley de Electromovilidad, que impactaría en la producción de baterías de litio, un proyecto que ya está en carpeta de universidades, emprendedores y Empresas de Base Tecnológica del país. 

Periferia: ¿Argentina tiene chances de industrializarse a través del litio? 

Federico Nacif: Hay dos cosas que en Argentina pertenecen hoy a dos ámbitos distintos. Por un lado, la ley de movilidad sustentable que no es electromovilidad en sí, sino algo más amplio, porque entran híbridos eléctricos y otro tipo de combustibles, en función de la descarbonización y es una ley elaborada en el Ministerio de Desarrollo Productivo, que está pensada para la promoción y el fomento de vehículos considerados sustentables y autopartes; todo lo demás, proyectos sobre baterías, el plan 2030 y los proyectos de investigación, van por el lado de Ciencia y Tecnología. El problema que tenemos en Argentina es que todavía tenemos poca vinculación entre el sector de ciencia y tecnología, de investigación, y el desarrollo productivo. En InnovaT se toma esto como un desafíó, de hecho, porque Argentina tiene mucha capacidad de investigación, en el tema de litio, hay cientos de investigaciones, de investigadores e investigadoras dedicados solamente a baterías de litio, lo cual es una proporción grande, mucha capacidad de investigación en materiales, distintos tipos de electrodos, en acumuladores, pero no hay ningún proyecto de desarrollo industrial, en Argentina. El marco legal que tenemos en Argentina, es heredado de los años ´90, que es el que identifica un mineral considerado por el código de minería como un mineral ordinario más, de primera categoría, dispuesto a ser concesionado por cualquier privado, y a ser explotado sin condiciones.  

P.: ¿Esa desarticulación tiene que ver con un modelo de desarrollo productivo del país, enmarcado en un modelo geopolítico global? 

F.N.: De alguna manera son características de lo que llamamos centro y periferia, pero no está dado de manera unilateral, hay experiencias de países donde intentan revertir esta situación, y por eso es tan importante la legislación de fondo, el marco legal, lo que llamamos el sistema de dominio minero, que son cuestiones que en Argentina, por el pasado y el poco peso que tuvo la minería en la Argentina, son temas que por ahí no se discuten. Esto se discutió en la Constitución del año ´49, que se declaraba el dominio del sector minero como “inalienable, imprescriptible y del Estado nacional”, eso se abandonó  del ´55 para adelante y no volvimos a discutir esto. En otros países, donde existe mayor conciencia de los recursos naturales, hay intentos de vincular esta situación. La particularidad de Argentina es que tiene un desarrollo del sector científico-tecnológico grande.  

P.: ¿Científico más que tecnológico, no? 

F.N.: Claro, así es. Son investigaciones en ciencia y tecnología, que, como le llaman, son “aplicables, pero no aplicadas”. Esto quiere decir que no sólo se investiga en ciencia básica, en el país, se investiga, además, en ciencia aplicada, pero no se termina de aplicar. Entonces hay casos distintos, como en Bolivia, que tiene un secor científico, comparado con Argentina, muy chico, pero en el caso puntual del litio, al tener el dominio a nivel nacional una empresa pública creada y un plan de industrialización, ahí se encuentra vinculación científica entre el pequeño sector científico y el proyecto de litio. En Argentina, tenemos la experiencia de Y-TEC que fue un intento, ahí la paradoja, porque hubo varios intentos en Argentina, desde el 2011 en adelante, de hacer una industrialización del litio, pero siempre fueron desde ciencia y tecnología, y en el caso de Y-TEC era un caso interesante porque era de YPF y del CONICET, pero en los hechos lo que fue es haber integrado distintos grupos de investigación dentro de Y-TEC, y no se llegó a articular como un intento de empresa productiva de tipo industrial. 

P.: ¿Hay que hacer cambios al interior del sistema científico para que estas investigaciones no queden en el laboratorio, y se desarrollen hasta convertirse en tecnología aplicada? ¿Hay que avanzar sobre los TRL(*)? 

F.N.: En cuestiones tan estratégicas como la que estamos hablando, puede ser perjudicial poner el foco en la capacidad que tienen los sectores de investigación en poder desarrollar sus investigaciones porque, en parte, es lo que se ha hecho bajo la teoría de la innovación de los años´90, es decir, dejar en la responsabilidad de los propios investigadores ofrecer sus servicios tecnológicos. Eso puede funcionar en países industrializados, donde, por otra parte, existe una gran presencia estatal para financiar ese tipo de vinculaciones. Pero, cuando hablamos de sectores estratégicos, justamente lo que no está sucediendo es un proyecto industrial que convoque a la ciencia y la tecnología dispuesta para el tema litio. Es lo que uno ve en casos como Bolivia. Cuando aparece un proyecto claramente definido y estratégico, se vincula naturalmente el sistema de ciencia y tecnología, los investigadores se interesan. Eso pasó con el desarrollo nuclear, donde se ve, por otra pare, la importancia de la decisión política. Hay que avanzar, más allá de seguir discutiendo cuál es el mejor modelo industrializar el litio, en algún momento hay que tomar una decisión. 

P.: Deberiamos crear una Yacimientos Litíferos Fiscales…  

F.N.: Exactamente. Es el camino que hicieron en Bolivia. Declararon el litio como recurso estratégico y crearon una empresa pública, lo que significa que no se puede concesionar. En Argentina, hay provincias que lo declararon estratégico, pero sólo como una declaración. En derecho minero, la declaración de recurso estratégico siempre significa sustraer el recurso, en el código de minería, o la normativa común, y establecer un régimen específico para ese recurso. Sin ir más lejos, eso es el origen de YPF, acá, con los yacimientos petrolíferos. Originalmente, el petróleo, a principios del siglo XX, estaba dentro del código de minería, y por una legislación se lo sustrae de allí, se crea la empresa que ahora cumple 100 años. Así que es buen momento para pensar en estas cosas.  

TRL (Technology Readiness Levels, por sus siglas en inglés) es la definición aceptada internacionalmente para medir el grado de madurez de una tecnología, desde su idea original, en un laboratorio (TRL 1) hasta su aplicación (TRL 10). Este concepto surge en la NASA (Estados Unidos) para los proyectos aeronáuticos y espaciales de la agencia norteamericana, pero posteriormente se generaliza para aplicarse a cualquier proyecto. de tal manera, si consideramos una tecnología concreta y tenemos información del “TRL” o nivel en el que se encuentra podremos hacernos una idea de su nivel de su “madurez”. 

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