Desde el ámbito privado, proponen avanzar con acuerdos entre con el sector público para promover el desarrollo local de empresas, con nuevos empleos, en la actividad bioeconómica en la Argentina y mejorar el desempeño agrícola y pecuario local.
Según expresó Alfredo Paseyro, director ejecutivo de la Asociación de Semilleros Argentina (ASA) en diálogo con Aire de Campo, la necesidad de generar políticas de promoción de la innovación biotecnológica en la Argentina, y en todas actividades vinculadas a la bioeconomía, plantea –tal como admiten expertos- en promover múltiples instrumentos para mejorar la matriz productiva, generar más valor agregado a la producción de granos y materias primas, y estimular el conocimiento científico y tecnológico local. Además de estimular la inversión privada en campos vinculados a la producción agropecuaria.
Estos temas fueron analizados y expuestos por especialistas en el Congreso Iberoamericano de Producción y Economía del Conocimiento 2023, donde los participantes coincidieron en la necesidad de contar con políticas estables y a largo plazo para alcanzar estas metas de desarrollo. El objetivo es cumplir con una exigente demanda mundial de alimentos.
Innovación aplicada
Paseyro afirmó que “la innovación aplicada con conocimiento de base científica es una realidad y es el futuro para el desarrollo de Argentina” y consignó que “las grandes inversiones” que promueven las empresas biotecnológicas requieren “políticas públicas que ofrezcan previsibilidad. Hay que educar para planificar las políticas de Estado, y así poder aplicar la química verde”.
Recursos finitos
Dentro de los disertantes, Roberto Bisang, profesor de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, manifestó que “el mundo, que cambió a una velocidad impresionante, empezó a pensar que los recursos naturales son finitos y que hay que ir por lo renovable. Ahí aparece la biotecnología como la clave para hacer la transformación industrial, convergiendo lo electrónico con lo tecnológico, convirtiendo recursos materiales en energía”.
Agregó que “el nuevo modelo mundial viene sobre la base de energías renovables y la biomasa, y en Argentina existe una base de biología aplicada que ahora se ha revalorizado. Tenemos un montaje empresarial en alimentos y genética que implica la posibilidad de ser levemente optimistas a futuro”, aseguró.
Productos biotecnológicos
Por otro lado, Natalia Fernández Eraso, responsable del área de Ciencias Regulatorias para el Cono Sur de Bayer, ponderó el “impacto” que tiene el desarrollo de los productos biotecnológicos en la sociedad actual, y por ello consideró que “la agrobiotecnología ha posicionado a la Argentina en un rol protagonista: la semilla es el insumo principal pero la innovación en el agro también tiene que ver con la sustentabilidad y con los nuevos desafíos que generan las condiciones climáticas”.
Fernández Eraso explicó además que “una nueva tecnología que viene es la edición génica, una herramienta que permite editar el genoma de los cultivos, microorganismos y animales. Eso da a la Argentina una oportunidad enorme. El limitante es el contexto internacional, a futuro es algo que hay que trabajar”.
En su exposición, consignó además que la industria semillera local contrata al 4% de los científicos que investigan en el país, y también destina un 9% de su facturación anual a la investigación y desarrollo de nuevos productos y actividades. Destacó que gracias al trabajo de investigación realizado en el ámbito local, consolidado con la creación en 1991 de la Comisión Nacional de Biotecnología (CONABIA), referente de la FAO, ya se contabilizan 70 eventos biotecnológicos que tienen el sello del país, en el caso de la soja, maíz, trigo y alfalfa, entre otros productos.
También Gonzalo Ramírez Martiarena, ex CEO Global de Louis Dreyfus y fundador de Swiss Pampa, instó a tener en cuenta el trabajo que se debe realizar a futuro: “me gustaría enfocarme en las posibilidades que tenemos en los próximos veinticinco años: pensar en un mundo estático es un error”.
Tras destacar la oportunidad que proporciona analizar cuestiones como la “sustentabilidad” a la hora de producir granos y materias primas, Ramírez Martiarena explicó que “la agricultura regenerativa permite una mejor captura de carbono y hoy los certificados de captura de carbono son claves para generar nuevos acuerdos con las empresas. Hoy el mundo pide a gritos pasar a energías renovables y en Argentina podemos producir mucho más etanol y biodiesel”.
“Hay que discutir políticas públicas de la mano de lo privado en mesas internacionales porque necesitamos apoyo para desarrollarnos a nivel mundial”, expresó el especialista hoy radicado en Suiza.
Seguir leyendo:
Federico Ariel: “Argentina tiene un potencial enorme en biotecnología”
Con biotecnología, una empresa pampeana reutiliza desechos de la industria láctea
Impulsan en Misiones el desarrollo de la biotecnología vegetal