Por Laura Wiñar
Los avances en la construcción y equipamiento del Centro Argentino de Protonterapia (CeArP), y de la Red de Centros del Plan Nacional de Medicina Nuclear, que en diciembre pasado incorporó el décimo Centro de diagnóstico y tratamiento de enfermedades crónicas no transmisibles, consolidan una política pública de salud de larga data.
Primer Centro de protonterapia en latinoamérica
Actualmente, se encuentra prácticamente finalizada la obra civil del Centro Argentino de Protonterapia, (CeArP), ubicado en el barrio porteño de Agronomía y desde mediados de año, la empresa belga IBA (Ion Beam Applications) comenzará a instalar el equipamiento destinado al tratamiento de radiación con protones.
La protonterapia es una de las modalidades de radiación de partículas que ya han probado su efectividad terapéutica y la concreción del centro, realizado a través de convenios entre la CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica) e INVAP, articulado con la UBA (Universidad de Buenos Aires), y en colaboración con la Fundación Centro de Diagnóstico Nuclear (FCDN) y con el Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan, implica un gran avance para ciertos tratamientos oncológicos específicos.
Los beneficios terapéuticos de esta tecnología médica consisten en que permite administrar con precisión los haces de protones y liberar la energía máxima en un tumor, evitando irradiar estructuras críticas cercanas.
En base a estas características se calcula que el beneficio clínico “es de 120 pacientes por año por millón de personas. Eso está dado por la experiencia clínica de que hay determinadas patologías que tiene mayor beneficio con la protonterapia, como el cáncer del sistema nervioso central pediátrico, tumores de cabeza y cuello complejos, o localizaciones cercanas a estructuras sanas críticas” explica Gustavo Santa Cruz, gerente del área de Aplicaciones Nucleares para la Salud de la CNEA y responsable técnico del CeArP.
Para comprender la diferencia de este tratamiento con la radiación de fotones de la radioterapia convencional Gustavo Santa Cruz, explica: “los protones son partículas cargadas que impulsadas a bajas energías se frenan con un papel. Para que puedan penetrar hasta 30 o 32 cm (durante un tratamiento), se necesitan altas energías, generando velocidades comparables con la velocidad de la luz, y para eso se requieren máquinas suficientemente importantes en cuanto a porte y complejidad para poder generar esos haces de partículas”.
En conjunto, “el proceso de instalación del ciclotrón, líneas de haces y gantries tiene un proceso de verificación, validación y aceptación por parte del usuario (la futura Fundación que gestionará el Centro) y licenciamiento en ARN (Autoridad Regulatoria Nuclear) que va a llevar más de año y medio”, aclara Gustavo Santa Cruz.
Haz fijo de protones
Además de ser el primero de su tipo en Latinoamérica, el CeArP será uno de los pocos Centros que disponga un haz fijo de protones de igual característica que los de las salas de tratamiento dedicado exclusivamente para investigación, dentro del futuro Laboratorio de Investigación y Desarrollo en Protonterapia (LAIDEP). “Tenemos muchísimas líneas pensadas para hacer en investigación porque en CNEA venimos de esa tradición”, añade el físico.
Sobre las repercusiones del CeArP, Santa Cruz analiza “estamos haciendo la primera historia tanto en Argentina como en Latinoamérica y esto genera expectativas. Hace poco tuve una reunión con profesionales de la radioterapia de Brasil, Chile, El Salvador, Colombia y Perú donde ya nos hemos juntado a empezar a pensar la protonterapia a escala latinoamericana”, ejemplifica el funcionario.
Un largo recorrido en medicina nuclear
“Las aplicaciones nucleares para la salud acompañan a la CNEA y a la energía nuclear desde sus inicios” resume Carlos Rey, ex vicepresidente de la CNEA.
El diagnóstico en medicina nuclear se basa en la utilización de radioisótopos (isótopos radiactivos) que el organismo absorbe en forma de radiofármacos asociados a funciones metabólicas específicas, y que los equipos permiten detectar. “Este es el fundamento de la medicina nuclear”, aclara.
“El primer Centro de Medicina Nuclear en el país fue FUNESMEN, (Fundación Escuela de Medicina Nuclear de Mendoza), una sociedad entre la Provincia de Mendoza, la universidad de Cuyo y la CNEA, que trajo al país el primer PET/CT (Tomógrafo por emisión de positrones) y el primer ciclotrón pequeño para la producción de radioisótopos. Eso fue en la década del 90”, destaca Rey.
Luego de esta experiencia, se sumó la Fundación Centro Diagnóstico Nuclear (FCDN) en CABA y finalmente desde 2015 comenzó a implementarse el Plan Nacional de Medicina Nuclear. “El Plan consiste en llevar a distintas localidades la medicina nuclear en su conjunto, a través de una técnica muy avanzada de diagnóstico como es el PET, pero también ofreciendo terapia porque entendieron que era muy crítico, antes que este plan empezara a funcionar, la falta de lugares de radioterapia en el interior de Argentina”, agrega.
- Al respecto, Amalia Pérez directora del CEUNIM, (Centro Universitario de Imágenes Médicas, N° 11 del Plan Nuclear) de UNSAM a través de su Escuela de Ciencia y Tecnología, sostiene: “actualmente, mejoró mucho la situación, no es lo mismo el acceso al diagnóstico y tratamiento de diferentes patologías complejas antes que después del Plan Nacional de Medicina Nuclear a lo largo de nuestro país. La idea de instalar equipos PET/CT (Tomografía por Emisión de Positrones) y de terapia mediante radiaciones en zonas alejadas, fue muy acertada porque permitió acercar la solución a la población, no que la población que atraviesa estos problemas de salud se tenga que desplazar a las grandes ciudades”.
Como uno de los grupos que actualmente realizan investigación, principalmente en neurología, la directora del CEUNIM sostiene: “estimo que hay un proceso de consolidación del Plan Nacional de Medicina Nuclear y a la vez, creo necesario que un Centro al inaugurarse, tenga un seguimiento, un sostén de al menos cinco años”, propone, en función de consolidar y fortalecer los avances alcanzados por esta iniciativa nacional.
El Plan Nacional de Medicina Nuclear
Actualmente se encuentran funcionando diez Centros de Medicina Nuclear y/o radioterapia, impulsados por la CNEA, unidad de planeamiento y ejecución del Plan Nacional de Medicina Nuclear “Nucleovida”, e implementados, en su gran mayoría, por la empresa INVAP.
Además de los tres pioneros, la Fundación Escuela de Medicina Nuclear de Mendoza (FUESMEN), el centro del Instituto de Oncología Dr. Ángel Roffo y el centro del Hospital de Clínicas José de San Martín reciben actualmente pacientes el Centro de Medicina Nuclear de Entre Ríos (CEMENER) en la ciudad de Oro Verde cercana a Paraná, el Centro Oncológico de Pergamino (COP) en Provincia de Buenos Aires, INTECNUS (Instituto de Tecnologías Nucleares para la Salud) en la ciudad de Bariloche y CEMNPA (Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia Patagonia Austral) en Rio Gallegos.
“Tenemos muchísimas líneas pensadas para hacer en investigación porque en CNEA venimos de esa tradición”
Gustavo Santa Cruz
También CABIN (Centro de Aplicaciones Bionucleares) en Comodoro Rivadavia, el CEUNIM (Centro Universitario de Imágenes Médicas) en el Campus de la Universidad Nacional de San Martin (UNSAM) y el recientemente inaugurado en Formosa capital, CEMENURNK (Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia “Dr. Néstor Kirchner”).
Por otra parte, se encuentra en etapa de construcción y montaje de equipos, el Centro Radio Oncológico del Centro del País, en La Pampa, donde “hay que volver a poner al día la configuración que corresponde para los búnker de radioterapia porque el edificio del centro fue utilizado durante la pandemia para pacientes COVID. Son equipos que ya están en La Pampa y muy probablemente este año podamos tener el centro con la radioterapia funcionando”, explica Santa Cruz.
Finalmente, en cuanto a la instalación de equipos “mientras que tanto en Bariloche como en Rio Gallegos INVAP está instalando un ciclotrón (para la producción de radioisótopos asociados), en Formosa lo está realizando la provincia y también se le requieren estudios a INVAP. Estas nuevas prestaciones estarán disponibles previsiblemente en 2023 o 2024, todo esto depende de los tiempos técnicos”, puntualiza.
Además “en 2023 se suman dos proyectos, uno en el Hospital Garrahan y otro en el Centro Oncológico de Excelencia de Gonnet, que vamos a ir desarrollando también con INVAP”, en ambos casos las refuncionalizaciones son iniciativas que cumplen con los criterios de factibilidad al estar integrados al Sistema de Salud, explica.
Una mirada estratégica
Acompañando este crecimiento progresivo en la infraestructura del Plan, y a partir de entender la CNEA como una institución de investigación, desarrollo, formación, transferencia y producción, Gustavo Santa Cruz reflexiona sobre cómo trasladar de la mejor forma las aplicaciones nucleares a la salud.
“Hay un círculo virtuoso que se llama “from bench to bedside”, o del laboratorio al paciente, que es el objetivo de la nueva mirada del sector. Es tratar de unir la investigación básica con las aplicaciones clínicas en pacientes y ahí aparecen los Centros donde todo lo que hacemos en los laboratorios de CNEA puede terminar dando un beneficio”, analiza.
La idea es que “si hay un nuevo radiofármaco, radioisótopo o molécula nueva que hizo todo un recorrido de investigación preclínica y clínica, que se extienda a los pacientes. Lo mismo radioterapia con las formas convencionales, las formas avanzadas o las que exploran modalidades que no están en el día a día como radiaciones con neutrones, protones, etc.”, resume.
Al respecto, Santa Cruz destaca la terapia BNCT (Boron Neutron Capture Therapy) que se investiga hace algunos años en Argentina, o el Proyecto Alfa, para producir un radioisótopo que emite partículas Alfa, que constituyen otras estrategias de tratamiento vinculadas a un mayor poder destructivo de las células tumorales.
“El 2025 va a ser el año de la Hadronterapia (radioterapia que utiliza partículas nucleares) en Argentina porque seremos anfitriones simultáneamente de la Reunión Anual del Grupo Cooperativo en Terapia de Partículas (PTCOG) y el Congreso Internacional de la Sociedad de Terapia por Captura Neutrónica (ISNCT)”, anuncia Santa Cruz.
Por otro parte, a tono con el enfoque de la medicina traslacional, o la posibilidad de trasladar el conocimiento de la investigación al paciente, “el retorno que se espera es a través del trabajo integrado en los laboratorios de Investigación y Desarrollo, y la posibilidad de llegar al paciente con una investigación”, reflexiona.
Sobre la importancia de sostener en el tiempo la investigación en el área, Santa Cruz propone: “La CNEA es una institución de Investigación y Desarrollo. Eso es lo que tiene que promover en donde esté presente”.