Un grupo de investigación integrado por once mujeres, que decidieron articular sus labores para el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep), se dedica a estudiar el efecto de los microplásticos en el crecimiento de especies puntuales, algunas con interés pesquero.
Estudios difundidos por Unesco aseguran que se vierten entre 10 y 13 millones de toneladas métricas de residuos plásticos al mar cada año y existen actualmente entre 50 y 70 trillones de piezas de plástico y microplásticos en los océanos.
Marina Díaz, investigadora del Conicet y trabajadora del Inidep explicó: “Somos once mujeres que trabajamos en este proyecto, pertenecemos algunas al Inidep y otras al Conicet y empezamos a darnos cuenta, desde las distintas líneas de trabajo que tiene cada una, que era muy importante estudiar la presencia de los microplásticos. Yo por ejemplo, trabajo con las crías de los peces tratando de identificar zonas favorables de reproducción y crianza”.
A lo que añadió “sabemos que el éxito de los primeros estadios son muy importantes para que puedan llegar a adultos y ser pescados, es muy importante estudiar la biología de los estadios iniciales. Por otro lado, Roxana Di Mauro estudiaba los microplásticos en el mar que son fracciones muy chiquititas de diferentes tipos de plásticos y nos dimos cuenta que el tamaño está en el mismo rango que el alimento que consumen los peces en sus primeros estadios. Empezamos a investigar si estaban comiendo microplásticos y descubrimos que en los estómagos hay gran incidencia de los mismos y estamos estudiando si tienen un efecto negativo o neutro”.
Y detalló que esos efectos, “si pensamos que el microplástico está en el contenido estomacal, podríamos inferir que pasa junto con el alimento, es desechado y no pasa nada o puede que tenga un efecto abrasivo que perjudica la salud del animal. Puede ser que se acumule en el tubo digestivo o que el pez absorba las sustancias tóxicas que esos plásticos contienen”.
Esas son las distintas líneas de investigación que “tenemos, pero se abren las puertas a un montón de otras líneas interesantes. Los organismos lo están consumiendo pero sabe muy poco sobre el efecto real que produce en los mismos, queremos saber si tiene incidencia en los peces, si afecta su capacidad de sobrevivir y cómo puede afectarnos indirectamente a nosotros como consumidores”.
Llega hasta el plato
Sobre el impacto que puede tener esta problemática en el mercado, Díaz dijo: “Es importante tomar conciencia que si el pez come eso, llega a la pescadería y lo terminamos consumiendo nosotros. Si esto impacta negativamente sobre la salud de los consumidores nos vamos a quedar sin peces para pescar. Nosotros estamos estudiando las variables que afectan, zonas, tiempo del año y lugares idóneos para el crecimiento y vimos que no solo las variables naturales afectan al crecimiento sino que las acciones del hombre sobre el mar y en las ciudades costeras tienen un impacto importante. El plástico se va propagando en la cadena alimentaria, las larvas son muy chiquititas y comen plásticos muy chiquititos y todas sus presas contienen a su vez plástico. Cuanto más arriba se sitúa el organismo en esa cadena, más plástico trae acumulado”.
“El plástico es un problema que venimos acarreando hace mucho tiempo y durante muchos años va causar problemas importantes en el mar. Estudiando plásticos en el mar, los que aparecen en las redes de pesca, encontramos paquetes de arroz con fecha de vencimiento del año 2002 y estaban impecables. Es alarmante imaginar cuánto tiempo va a estar ese plástico fraccionándose y siendo comido por microorganismos. O el consumo disminuye la cantidad de peces en el mar o no los mata y se termina depositando en nuestros cuerpos con el consumo. Nosotros suponemos que va a tener un efecto negativo pero hasta no tener los resultados no podemos exigir que se dejen de utilizar”, agregó.
Asimismo, Díaz reiteró que “es impresionante la cantidad de desperdicios plásticos que producimos, sobre todo plásticos de un solo uso. Uno va a comprar cualquier cosa y todo viene con un plástico. Es difícil reducirlo pero es necesario. Para poder sustentar las normas que lo regulen es necesario generar información. El plástico está y próximamente vamos a ver qué efecto tiene y eso abrirá la línea a un montón de preguntas que surgen a cada paso que damos”.
¿Cómo se realiza la investigación?
En cuanto al desarrollo de la investigación, Díaz explicó que se estudian 3 especies de peces relevantes para la industria pesquera local y dijo: “Estudiamos la merluza y la corvina que viven asociadas al fondo. La corvina es costera y la merluza más oceánica. Por otro lado, analizamos también la anchoíta, un pelágico que está en la columna de agua. Estas especies nos sirven para estudiar que sucede en distintas zonas del mar. También investigamos en distintas zonas, por ejemplo en la Bahía Samborombón que es una zona donde hay un aporte de contaminación humana muy importante y podemos ver si existe una relación directa entre la mayor presencia de plástico y un efecto nocivo para los peces. Esos resultados los comparamos con la situación en distintas zonas del Mar Argentino, la costa bonaerense y la patagónica”.
Riesgo en crecimiento
Finalmente, Díaz se refirió a las características del mar que favorecen este tipo de contaminación y dijo: “Algo súper interesante es que las zonas de crianza suelen estar asociadas a las zonas del océano que suelen acumular alimento. Estas características del océano que hacen que se acumule el alimento también son propensas a que se acumulen otras partículas, como el plástico. Las zonas que consideramos súper beneficiosas para los peces podrían ser trampas mortales, porque es donde se acumulan los plásticos. Si bien tenemos un mar súper rico y productivo, por estos procesos de acumulación de nutrientes, en cuanto a acumulación de plástico tenemos un mar que se equipara a los más contaminados del mundo. Creemos que es bastante serio el tema, no queremos ser negativas, queremos dar la información, queremos dar el mensaje a cada hogar, a cada casa de achicar el consumo de plástico y ser consciente de cómo tiramos esos plásticos”.
“Vemos que el problema es cada vez más grave pero nadie dice que tan grave es y tampoco están los resultados y las medidas que tienen que tomarse. Somos pocos los que tomamos conciencia y hacemos cambios de hábitos. Con resultados en la mano y con información, tenemos que tomar medidas para reducir este riesgo para nuestros recursos y nuestra salud. Necesitamos tomar medidas urgentes para resolver esta situación”, concluyó.
Seguir leyendo:
Más del 70% de los residuos en las playas bonaerenses continúan siendo plásticos
Pablo Denuncio: “Vemos frecuentemente la presencia de plásticos en especies marinas”
Santa Fe: detectan contaminación por plásticos en animales y en personas