La Fundación del Instituto de Tecnologías Nucleares para la Salud (INTECNUS), ubicada al sur de Bariloche, junto a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) abrirán una planta de radiofármacos con aporte de la empresa de alta tecnología rionegrina, INVAP (Innovaciones Aplicadas).
Hasta ahora los radiofármacos, claves para el tratamiento de enfermedades como el cáncer, son aportados y enviados desde otros centros de la CNEA y privados de Mendoza y de Buenos Aires. Hoy son los únicos lugares donde se desarrollan farmacos radioactivos, pero hay centros en Santa Cruz, Formosa y Córdoba que avanzan en la instalación y montaje de ciclotrones.
Fármacos radioactivos
Los fármacos radioactivos no son de venta libre en farmacias, sino que son sustancias que tienen elementos radioactivos con una vida corta. El flúor-18, por ejemplo, tiene una vida media de dos horas; el oxígeno 15, solo de 2 minutos.
Por eso, Fundación Intecnus y la Comisión Nacional de Energía Atómica buscan instalar un ciclotrón en el Centro de Medicina Nuclear de Bariloche que permitirá producir radiofármacos y en pocos minutos, inyectarlos al paciente.
Hasta ahora los únicos radiofármacos que se pueden utilizar en Bariloche tienen una vida media suficiente para soportar un viaje en avión desde Buenos Aires o Mendoza.
Con la nueva Radiofarmacia que se instalará en Intecnus se podrán hacer diagnósticos con radiofármacos de vida media mucho más corta (de muy pocos minutos) que hoy, no se pueden traer desde otros centros de medicina nuclear del país.
Si bien algunos radiofármacos, como el FDG, hoy se “importan” de Buenos Aires, otros, como los que contienen carbono-11, oxígeno-15 o nitrógeno-13, tienen un período de vida útil mucho más corto y, por lo tanto, no es posible trasladarlos en avión hasta Bariloche. En estos casos, el paciente debe trasladarse a otra ciudad, lo que produce trastornos y gastos no solo para él sino para toda su familia.
¿Cómo es el proceso?
Ante un eventual estudio para diagnosticar cáncer, se suministra al paciente una sustancia radiactiva unida a una molécula que tenga, a su vez, una afinidad biológica con el tejido cancerígeno a investigar.
Si una persona tiene cáncer en los pulmones, por ejemplo, se le inyecta una droga afín que irá a alojarse y acumularse con prioridad al pulmón. La célula cancerígena se caracteriza por comer el alimento del ser humano. Por eso lo debilita. Los demás tejidos no se alimentan; solo las células cancerígenas.
Una vez producido el radiofármaco, se inyecta una pequeña dosis mientras se lo coloca al paciente en una camilla con forma de tubo que tiene detectores de radiación (equipo PET) a fin de detectar las radiaciones acumuladas en los tejidos afectados por el cáncer.
Para producir un radiofármaco hay toda una serie de pasos. Es una cadena. El último paso es el control de calidad. De esta forma, uno se asegura que lo producido no tenga contaminantes y sea apto para ser inyectado a un paciente.
Es que son necesarios, al menos, unos 10 controles físicos, químicos, nucleares y microbiológicos.
Ciclotrón
El Ciclotrón (acelerador de iones que permitirá producir radiofármacos) fue adquirido a la empresa belga IBA durante el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Por falta de fondos y recursos humanos hubo retrasos en el proyecto hasta ahora.
En este momento, la empresa Invap está a cargo de la obra civil para concretar su instalación en un sector del edificio del Instituto de Tecnologías Nucleares para la Salud (Intecnus).
Testimonios de Lorena Roncarolo, para Diario Rio Negro, en:
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