El próximo 7 de agosto el gobierno colombiano, a cargo de Iván Duque realizará la entrega del mando de gestión a su sucesor y actual presidente electo, Gustavo Petro.
En ese marco uno de los funcionarios que salió a aventajar un análisis de gestión fue el ministro de Ciencia y Tecnología saliente, Tito Crissien Borrero. El exrector de la Universidad de la Costa, en una entrevista con el diario “EL TIEMPO”, sostuvo que Colombia alcanzó la meta de destinar el 1 por ciento del PIB a actividades de CTeI (lo que se conoce como Acti).
La afirmación es confusa y los datos no lo respaldan, puesto que el valor que marca el crecimiento de la inversión pública y privada es cuánto un país destina a Investigación y Desarrollo (I+D).
“Alcanzamos el 1,01 % del PIB en actividades de ciencia“, dijo Crissien Borrero, pese a que el registro de investigación y desarrollo (I+D) – el indicador con el que se comparan los países de la OCDE – marca que Colombia aún continúa rezagado.
Para Crissien Borrero ese rezago se debe a la metodología que se utiliza para la medición. Lo llamativo es que el país no supera el 0,23% del Producto Bruto Interno, una marca similar a la de la región (con la excepción de Brasil que invierte el 1,25% del PBI).
“Alcanzamos el 1,01 por ciento del PIB como inversión en actividades de Ciencia, Tecnología e Innovación, este dato es del OCyT (Observatorio de Ciencia y Tecnología). Lo que se redujo en algún momento fue el presupuesto del MinCiencias, pero era un presupuesto que se le podía recortar ciertas cosas. Lo importante es que el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, con beneficios tributarios, regalías, más el presupuesto General de la Nación, más los presupuestos de los Institutos Públicos de Investigación, más lo que invierten las universidades públicas y privadas ha aumentado, tanto que pasamos de un 0,63 por ciento en el 2018 a 1,01 por ciento del PIB en el año 2021. Sabemos que cuando este 2022 termine, superaremos el 1,01 por ciento”, aseguró Crissien Borrero.
Borrero sostuvo que la gestión de Iván Duque se enfocó en biotecnología, bioeconomía, energías sostenibles, océanos y recursos hidrobiológicos, ciencias sociales y humanas, industrias culturales y creativas, ciencias de la salud y la vida y tecnologías 4.0.
ACTI e I+D: las cifras de la verdad
Ahora bien, el Observatorio de Ciencia y Tecnología (OCyT), realiza una medición anual de dos indicadores principales: la inversión en actividades de ciencia, tecnología e innovación (Acti), y la inversión en investigación y desarrollo (I+D).
I+D es el indicador por excelencia a nivel internacional, y mide directamente la inversión para producir nuevo conocimiento. El indicador de ACTI surgió desde latinoamérica y es más utilizado por países en desarrollo. Incluye I+D, además de formación científica y tecnológica, servicios científicos y tecnológicos, actividades de administración de recursos, e innovación. Esta última se concentra especialmente en las empresas, que invierten en innovación para tener ventajas competitivas en el mercado.
Pero, lo llamativo es que según la propia OCyT, la inversión como porcentaje del PIB, tanto en Acti como en I+D, bajó un 0,03 por ciento para ambos indicadores de 2019 a 2020, lo cual marca una tendencia decreciente de la inversión.
¿Entonces?
La inversión en ciencia, en valores absolutos, cayó todavía más: casi 10 por ciento para Acti y 15 por ciento para I+D, porque el PIB tuvo una caída desproporcional en 2020 —de 6,8 por ciento. Cuando llegó Iván Duque, la inversión en I+D era 0,26 por ciento del PIB. Si bien el actual presidente de Colombia prometió subirla al 0,7% en 2020, se mantenía en 0,29 %. El promedio de los países de la Ocde es de 2,5 %.
La meta gubernamental del 1 por ciento del PIB para la inversión en Acti viene enunciándose desde el año 2000, pero, en 2020, según datos de la OCyT, apenas alcanzó el 0,84 %.
Así, hasta ese momento, la I+D cada vez se lleva una tajada más pequeña de los recursos, porque la inversión de los privados se enfoca más en innovación que en producción de ciencia. En 2020, la inversión destinada a innovación aumentó casi 7 por ciento, mientras que la destinada a I+D cayó 2,4 por ciento.
La inversión en actividades de formación en ciencia y tecnología viene bajando, afirma la OCyT.
Las empresas fueron las entidades que más aumentaron su participación en la financiación y ejecución de recursos para la ciencia en 2020, porque debieron invertir en innovación para sobrellevar la crisis.
¿Se puede multiplicar por 3 la inversión en un año?
Las universidades y centros de investigación invirtieron menos en ciencia durante 2020 por la disrupción que trajo la pandemia, porque bajaron sus ingresos y porque usaron presupuestos asignados a la investigación para cubrir otros gastos. Además, gran parte de la investigación estuvo suspendida por la imposibilidad de acceder a los laboratorios y hacer trabajo de campo.
En tal sentido, resultan llamativas las declaraciones de Crissién Borrero, teniendo en cuenta que la tendencia hasta 2020 fue a la baja, y que alcanzar la meta del 1% del PBI es impensable en apenas un año de gestión (2021), comprendiendo que 2022 es un presupuesto que no puede medirse porque se halla en ejecución.
Si partimos del punto en que Colombia no atraviesa el 0,29% histórico, resulta inverosímil pensar que en un año se multiplique por tres la inversión para ciencia y tecnología.
Pero, además, el plazo de tiempo para incrementar la inversión es muy exiguo, puesto que un salto en la inversión tiene que tener su correlato en infraestructura científico-tecnológica y en cantidad de investigadores, dos cosas que no crecieron complementariamente a las cifras del ministro saliente de Ciencia de Colombia.
