Según un informe del Centro de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de la Universidad Isalud, citado a través de un comunicado por el Grupo Insud, que reúne a un conjunto de empresa vinculadas a la industria farmacéutica, el uso de medicamentos biosimilares, introducido al país desde 2014, permitió un mayor acceso de personas a tratamientos de enfermedades crónicas.
Pero, además, permitió un ahorro directo acumulado de US$ 65,7 millones, en costos de tratamientos para el sistema de Salud de nuestro país.
Un medicamento biosimilar es una versión más económica de un fármaco biológico de origen biotecnológico, aunque es semejante en su estructura, función y fundamento clínico.
Estos tratamientos aparecen cuando hay una caída de patentes, permitiendo a los servicios de salud acceder a ellos sin necesidad de gastos excesivos.
En la Argentina, su uso está en aumento, aunque todavía no existe un marco regulatorio como en otras partes del mundo, en especial Europa, que creó una legislación específica para regular su producción, comercialización y consumo.
Desde hace años, quienes respaldan su uso en el país, piden que sea el Estado el que se encargue no sólo de fijar las reglas de juego, sino que fomente su llegada y uso.
En los últimos años, ramas de la medicina como la reumatología han explotado el uso de medicamentos biosimilares. En el país, se espera que en breve se comiencen a legislar las formas para su uso, ya que la caída de varias patentes está alentando su desembarco.
El principal ejemplo es el Rituximab utilizado en el tratamiento de linfomas, que ya tiene una versión económica en la región, comenzando por Uruguay.
En la Argentina estos tratamientos, aprobados por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), han ayudado a más de 10 mil pacientes oncológicos desde noviembre de 2014, cuando se comenzó a utilizar el Rituximab biosimilar, denominado Novex.
Hasta el momento, los pacientes fueron tratados sin ningún efecto adverso; y desde noviembre de 2016 se con el bevacizumab biosimilar, denominado Bevax.
Según los cálculos, esto significó un ahorro de más de 100 mil dólares al año para la salud pública argentina.
Más de 35 mil pacientes
El trabajo del Centro de Evaluación de Tecnologías Sanitarias permitió estimar que más de 35.000 pacientes recibieron este tipo de tratamientos y la cifra está en aumento en la Argentina.
En este marco, se destacó que “a través de la sustitución de los medicamentos biológicos de alto costo por productos de igual calidad y precios entre el 15% y el 25% menores, son más los pacientes que pueden acceder a terapias para enfermedades crónicas, como el cáncer o las enfermedades autoinmunes”.
Además, subrayó que la capacidad local de manufactura de este tipo de productos tiene entre otros beneficios “la generación de una plataforma nacional de investigación y desarrollo de medicamentos biológicos”.
Más acceso a tratamientos, menos importaciones
También permitirá el aumento de la accesibilidad a tratamientos, la reducción de las importaciones, el aumento de opciones terapéuticas para los pacientes, el aumento de la investigación clínica local y el aumento en las exportaciones de productos de alto valor agregado.
A raíz de la inversión y el desarrollo de la industria biotecnológica local, “Argentina se posicionó como pionera en Latinoamérica en la investigación, desarrollo y producción de este tipo de tratamientos”, apuntó el comunicado difundido esta tarde.
“La producción local de biosimilares permitió a Argentina exportar productos con alto valor agregado y de calidad internacional, ganando participación tanto en el mercado nacional como internacional”, aseguraron.
Asimismo, explicaron que en la actualidad, se producen dos anticuerpos monoclonales biosimilares en el país Rituximab (Novex) y Bevacizumab (Bevax), disponibles desde 2014 y 2016, respectivamente.
Estos anticuerpos son indicados para el tratamiento del linfoma no Hodgkin, leucemia linfática crónica, artritis reumatoidea, cáncer colo-rectal, cáncer de mama, cáncer de pulmón, cáncer de células renales avanzado, cáncer de ovario epitelial y cáncer de cuello uterino persistente.