Una de las promesas de la política exterior del gobierno de Cambiemos es la destrucción de las barreras que imponen las grandes potencias al ingreso de los biocombustibles argentinos.
El Biodiésel es uno de esos biocombustibles líquidos producidos a partir de los aceites vegetales y/o grasas animales.
Si se concretan los deseos de Macri y la administración Trump cambia su política arancelaria con el país, podrían ingresar a las arcas nacionales unos u$s1.200 millones.
Por eso el presidente Mauricio Macri se comprometió con la industria oleaginosa a iniciar acciones vía Cancillería para reabrir el mercado norteamericano al biodiésel argentino.
El mismo está cerrado desde abril del año pasado para las autoridades norteamericanas, la importación del producto es objeto de dumping.
La determinación hizo que, por ello, se aplique un impuesto que oscila entre el 60,44% y el 86,41 por ciento. Sumados a los ya fijados por subsidios, el impuesto llega al 140%.
Por su parte Macri también adelantó que gestionará con el presidente de China, Xi Jinping para ?acelerar? la aprobación del gigante asiático a la importación de harina de soja.
La industria le adelantó que, si se logra la apertura, pueden exportar hasta 10 millones toneladas, lo que a valores FOB representa ingresos por u$s3.400 millones.
Transferencia con sello de CONICET
Claro que, la etapa de exportación del producto argentino tiene una historia precedente que involucra innovación, transferencia de conocimiento científico y participación privada.
Pero, además, incluye al vapuleado (presupuestariamente) Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) a través de su instituto de Catálisis y Petroquímica (INCAPE).
A pesar de la asfixia presupuestaria generalizada que el gobierno de Mauricio Macri aplica sobre el sistema científico, que achicó ya en 30% su capacidad económica desde 2015, el INCAPE jugó un papel crucial en el desarrollo del biodiesel.
Gustavo Mendow es el investigador de ese Centro de Investigaciones que, en 2014, generó el desarrollo científico que potenció la producción local del biocombustible.
Mientras trabajaba en el grupo dirigido por Carlos Querini, notó que los monoglicéridos del producto alcanzaban un valor no esperado, positivamente bajo.
Los valores reducidos de monoglicéridos son una propiedad muy importante del biodiesel que habilita -o no- la posibilidad de exportar el insumo a otros países.
A partir de los datos que obtuvo, Mendow comenzó una línea de trabajo para bajar el contenido de monoglicéridos que aparecen en el proceso de producción del biocombustible.
Una vez que alcanzó el objetivo los científicos del INCAPE observaron que este nuevo proceso no solo disminuía los monoglicéridos, sino que además extraía otras impurezas como los glucósidos esteroles del biodiesel, dándole un valor agregado adicional.
El trabajo generó la publicación de una patente en 2014 y luego la firma de un convenio con la empresa Dreyfus, multinacional francesa líder en el desarrollo agroindustrial en el país.
Dreyfus y CONICET
Dreyfus ya había firmado importantes convenios con CONICET bajo la dirección de Carlos Querini. Es más, desde el año 2007, Querini asesoró a la empresa en la temática de producción de biodiesel.
En 2010, Dreyfus solicitó al grupo de trabajo el asesoramiento para estudiar en detalle su planta de producción de biodiesel, y que es la de mayor capacidad de producción en Argentina (300.000 ton/año).
El objetivo central, era poder entender el comportamiento de los reactores, para luego proponer mejoras que permitieran disminuir el consumo de catalizador, de alcohol, y mejorar los niveles de conversión, con el objetivo de alcanzar niveles de monoglicéridos inferiores a 0,6%.
En el año 2016 se firmó un convenio de transferencia de know how de la tecnología desarrollada y patentada que implicó varias etapas de trabajo.
Finalmente pasaron dos a tres meses desde la primera prueba hasta la salida del biocombustible con la calidad deseada.
Y desde entonces, y durante casi dos años, la planta produjo con el proceso diseñado por los investigadores de INCAPE.
Además, el biodiesel obtenido es de mejor calidad y se logra con menor consumo de catalizador, un tercer insumo en costo dentro de la producción del combustible.
Futuro del Biodiésel
En enero de 2019 se firmó un convenio con la empresa Bionogoyá S.A. para utilizar la tecnología patentada en su planta, en la ciudad de Nogoyá, Entre Ríos.
“Nos encontramos en las etapas preliminares. A fines de febrero se puso en marcha la primera instancia del proyecto. Por otro lado, el grupo de trabajo estuvo en contacto con empresas de Colombia, también interesadas en esta tecnología.”