El director del Instituto Nacional del Agua (INA), Carlos Catalini, advirtió que, como consecuencia del desastre forestal provocado por la búsqueda de los productores rurales de cambiar el uso del suelo para convertir áreas protegidas en “productivas”, podría acarrear una pérdida en la calidad del agua corriente en los próximos meses.
Así, las consecuencias que dejaron los incendios forestales, generados para expandir la llamada “frontera agro-ganadera”, generará un impacto casi inmediato en el consumo cotidiano de los centros urbanos.
“Nuestras cuencas son duras, sobre todo las que abastecen de agua la ciudad y las sierras. El fuego afecta el ciclo hidrológico del ecosistema. Somos una región semiárida y, si llueve con intensidad, tendremos problemas de calidad porque las cenizas se verán reflejadas en la carga orgánica de los cursos”, dijo quien también es docente de la Facultad de Ingeniería Universidad Católica de Córdoba (UCC).
Además indicó que estas cenizas en los lagos, se transforman en “caldo de cultivo” para procesos que afectan la calidad por la generación de algas.
“Los incendios no sólo ponen en riesgo la vida de las personas, sino también que afecta hacia el futuro. El efecto no se va a ver mañana o pasado, sino cuando las represas estén colmadas de agua. De aquí a uno o dos meses, veremos el impacto en la calidad del agua”, agregó Catalini. Según el especialista, la cantidad de lluvias para esta parte del año está “por debajo de la media”.
“Si se producen precipitaciones intensas inmediatamente después de los incendios, el acarreo de material ocasiona el escurrimiento mucho más directo. Por eso deseábamos que la intensidad no sea tan alta, para que dé tiempo a las cuencas de recuperar su vegetación”, finalizó.