El presidente de la Sociedad Rural Argentina de la ciudad entrerriana de Victoria, Eduardo Grimaux, desligó de responsabilidad a los productores agropecuarios de la provincia, ante los incendios que están azotando los ecosistemas vinculados con los humedales, y que están ocasionando uno de los peores daños ambientales de los últimos diez años.
Los peores incendios en más de una década están devorando amplias partes de los humedales de Argentina, alimentados por una importante caída en la altura del río Paraná que ha dejado expuestos combustibles suelos ricos en carbono.
Se trata de uno de los peores incendios en más de una década y que están devorando amplias partes de los humedales de Argentina, alimentados por una importante caída en la altura del río Paraná que ha dejado expuestos combustibles suelos ricos en carbono.
Por tal motivo científicos y científicas que estudian los humedales más grandes del país mediante tecnología infrarroja e imágenes satelitales, concluyeron que, en agosto, detectaron más focos de calor, o potenciales fuegos activos, que en cualquier otro mes del 2020.
Un fueguito o un asado
Sin embargo, para el presidente de la Sociedad Rural de Victoria, ciudad cercana a los focos, el desastre ambiental es “por una cuestión de cuarentena (por el coronavirus), la gente tira basura, hacen un fueguito, hacen un asado, todo suma”, dijo, y también apuntó a pescadores y cazadores furtivos prenden fuegos en las islas.
La explicación de Grimaux responde a los señalamientos que se hacen sobre los productores agropecuarios que todos los años provocan incendios para extender la llamada frontera agropecuaria, con la intención de avanzar sobre zonas protegidas por Ley, para que sean habilitadas para la actividad productiva agrícola y ganadera.
Es que La Ley Nacional de Bosques categoriza como “zonas rojas” a una buena parte de los territorios provinciales impidiendo que allí se practiquen actividades comerciales de gran escala, algo con lo que los productores agropecuarios no concuerdan y tratan de derogar.
En el caso de Entre Ríos, la destrucción de los humedales, que desempeñan un papel fundamental en mitigar inundaciones y la purificación del agua, es una preocupación central para científicos. El ecosistema alberga miles de especies, entre ellas la capibara o “carpincho” -como es conocido en Argentina-, el roedor más grande del mundo.
Sequía, incendios y destrucción ambiental
Según Natalia Morandeira, investigadora en el Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), personas que viven en comunidades isleñas sobre los márgenes del Paraná han perdido sus hogares y ganado, y combaten las llamas ellos mismos utilizando baldes con agua.
Una sequía en Argentina que meteorólogos han descrito como la peor en más de una década también ha ayudado la diseminación del fuego. Además, una severa escasez de lluvias en el sur de Brasil también ha contribuido a que este año el Paraná llegara a su nivel más bajo de los últimos 50 años.
En la ciudad portuaria de Rosario, donde el humo de los incendios ha generado importantes dificultades, el nivel del Paraná el miércoles era de 1,16 metros, señaló la Prefectura Naval Argentina, muy por debajo del promedio para septiembre de 2,67 metros. En las mediciones del nivel de los ríos, el cero corresponde a una medición de referencia y no a la profundidad al lecho del río.
“El hecho de que la vegetación y los suelos estén tan secos hace difícil el trabajo (de los bomberos). Los ríos son angostos por la sequía, algunos arroyos están secos, así que los fuegos pueden pasar de una isla a otra”, dijo Morandeira.
11 veces la ciudad de Rosario
Casi 200.000 hectáreas de humedales, una superficie alrededor de 11 veces el tamaño de Rosario han sido quemadas, según datos del Gobierno.
Cuando los niveles de agua son bajos, el carbono orgánico almacenado en el suelo de los humedales queda expuesto y actúa como una especie de combustible, lo que dificulta contener las llamas y libera emisiones nocivas a la atmósfera, dijeron los científicos.
Fuente: Reuters.