La Jefa de Gabiente del Ministerio de Ciencia, Carolina Vera, habló sobre los registros difundidos la semana pasada por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y por la Agencia de Protección Ambiental (APRA), que marcaron una fuerte reducción de la contaminación del aire, desde el inicio de la cuarentena obligatoria.
Vera, quien es investigadora y doctora en Ciencias de la Atmósfera, le ofreció a Periferia su mirada como especialista del área. “Las mediciones de la CONAE van en línea con otras mediciones realizadas en Argentina y el mundo, mostrando una mejora en la calidad del aire y el agua”.
Reducción drástica de la contaminación
La semana pasada la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) diseñó mapas sobre los datos entregados por un satélite europeo, respecto a cómo se redujo la contaminación ambiental sobre la ciudad de Buenos Aires y la ciudad de Córdoba, desde el inicio de la cuarentena.
Las imágenes muestran la disminución de la cantidad de dióxido de nitrógeno en el área metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires, Gran Buenos Aires y Córdoba, los días posteriores al aislamiento obligatorio.
Se trata de una disminución de los niveles de contaminación atmosférica producto de una merma considerable en del transporte en ambos centros urbanos. Es que la menor circulación de tránsito y de emisiones de la industria ocasiona menores niveles de producción de monóxido de nitrógeno.
Periferia dialogó con Fernanda García Ferreryra, Química, especialista en Calidad del Aire de la CONAE y desarrolladora de los mapas. “Hay una disminución drástica de la contaminación los primeros días tras la decisión del aislamiento pero los datos son los primeros obtenidos para la región”, explicó García Ferreyra.
Es que las imágenes, tomadas por el Satélite Sentinel-5P, de la Agencia Espacial Europea (ESA), y diseñadas en mapás por la CONAE, corresponden al momento de paso del satélite sobre los principales centros urbanos del país.
El NO2 es un contaminante atmosférico que se produce cuando el monóxido de nitrógeno (NO) emitido por la quema de combustibles fósiles entra en contacto con el oxígeno del aire.
Por esta razón se lo asocia al tránsito vehicular, aéreo y a algunas actividades industriales. Principalmente genera impactos en la salud de la población a nivel de sistema respiratorio. Además guarda relación con el calentamiento global, por lo cual es un importante aporte en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados por las Naciones Unidas en la Agenda 2030.
Cabe mencionar que la Agencia de Protección Ambiental (APRA), que se encuentra bajo la órbita del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, coincidió con el registro difundido por la CONAE, y tomó muestras que son aún más sólidas ya que se realizan por horas y se establece un promedio diario y semanal.
Los datos de la CONAE, en cambio, corresponden apenas a un momento del día, que es cuando el satélite atraviesa el espacio sobre las ciudades de nuestro país. Por eso, los datos deben complementarse a los de las estaciones de monitoreo en la superficie.
“El satélite no da idea de cuáles son los niveles de contaminación a nivel superficie, porque lo que hacen es medir en toda la tropósfera, que son los primeros 12 kilómetros de la atmósfera, entonces no distinguen si las concentraciones están más arriba o más abajo porque depende de las condiciones meteorológicas”, explicó García Ferreyra.
La especialista explicó que “para saber si los niveles de concentración del suelo son altos son necesarias las estaciones de monitoreo en superficie” que en la ciudad de Buenos Aires las tiene la Agencia de Protección Ambiental (APRA), que también midieron niveles mucho más bajos, por día y hora.
Mirada de especialista
Carolina Vera le dio su perspectiva a este medio y aseguró que los datos “son una muestra de cómo por la negativa, las actividades socioeconómicas tienen un impacto muy fuerte en nuestro ambiente”.
“Lo que una espera como científica y funcionaria, es que Argentina se pueda desarrollar de una manera sostenible, y que estos indicadores de mejoras ambientales no aparezcan sólo por una pandemia o por el enfriamiento de una economía, sino que tiene que ser de la mano de cambiar la forma de producir, consumir y vivir en general para hacerla más sostenible y en armonía con la naturaleza”, sostuvo Vera.
Por eso la especialista en Ciencias de la Atmósfera consideró que “tenemos que lograr que el ambiente mejore, junto con la mejora en las condiciones sociales y del desarrollo responsable y sostenible”.
Vera explicó que “se está viendo en todo el mundo científico una curiosidad genuina de como nuestro sistema planetario reacciona ante un hecho tan inédito en los tiempos recientes, al frenar y aislar a la sociedad y afirmó que “están resurgiendo desde el clima las miradas de impacto social, esto va a dejar un montón de aprendizaje”.