Argentina avanzó las negociaciones a nivel presidencial y ministerial para adquirir las vacunas cubanas contra el coronavirus más desarrolladas, la Soberana 02 y la Abdala, aunque todavía se debe esperar a que la isla termine la fase 3 de los ensayos clínicos en los que se encuentran ambos desarrollos.
“Al no haber terminado la fase 3 todavía no se envió a la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat)” para su evaluación, posible aprobación y contratación, indicó a Télam el embajador argentino en Cuba, Luis Ilarregui.
“Las vacunas, al igual que todas las que se administran en Argentina, cumplirán todos los pasos, incluyendo la aprobación de la Anmat, y para eso tienen que estar las comprobaciones en Cuba y la finalización de la fase 3”, apuntó.
A fines de marzo, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, recibió al representante diplomático de La Habana en Buenos Aires, Pedro Pablo Prada Quintero, en el que quedó plasmado el compromiso para revisar ambos inmunizantes.
El canciller Felipe Solá también se reunió con el embajador de Cuba para analizar el desarrollo de las candidatas y los presidentes de ambos países, Alberto Fernández y Miguel Díaz-Canel, sostuvieron una conversación en la que se abordó este tema.
Tanto Fernández como Solá destacaron la calidad técnica de esos fármacos y mencionaron la posibilidad de que Argentina participe de la financiación para acelerar su producción.
La Soberana 02 y la Abdala son las vacunas más avanzadas entre las cinco en investigación en la isla (las otros son Soberana 01, Soberana Plus y Mambisa), más una sexta en estudio junto a científicos chinos, llamado Pan-Corona, y que apunta ser un inmunizante de próxima generación que sea más efectivo ante las distintas cepas del SARS-CoV-2.
Ambas requieren tres dosis para lograr una inmunización completa, aunque en caso de la última se estudió, con buenos resultados según las autoridades sanitarias, que sean dos las inyecciones y que la tercera sea la Soberana Plus, ambas desarrolladas por el Instituto Finlay, responsable también de la primera vacuna que hubo en el mundo contra el meningococo B en 1989.
Las autoridades en la isla prevén que el mes próximo el ente regulador local autorice su uso y comience la campaña masiva que alcanzará al 70% de la población adulta en agosto.