El Consejo Directivo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) está evaluando la posibilidad de volver a jerarquizar los Institutos y Centros de Investigación de Agricultura Familiar desmantelados durante la gestión de Juan Balbín (2015-2019).
Durante el último encuentro del Consejo Directivo, el organismo resolvió “jerarquizar las actividades relacionadas con la investigación y extensión en la Agricultura Familiar en todas sus Unidades”.
La decisión impacta de lleno sobre los Centros de Investigación (CIPAF) de las regiones del Noroeste Argentino, Cuyo y Patagonia, que el gobierno de Mauricio Macri decidió desmantelar junto a otras 25 Agencias de Extensión Rural (AER) y a dos institutos dedicados a estudios sobre Políticas públicas, Economía y Ciencias Sociales dentro del INTA.
Mediante el Acta 534, el Consejo Directivo consideró necesario rever su estructura y redefinir su misión y competencias institucionales” ya que “la Agricultura Familiar cumple un rol estratégico en el ámbito económico productivo y socio cultural”.
El fundamento de la decisión se afirma en que “es una actividad de mucha importancia para el país, debido a la cantidad de familias que se sustentan, y la cantidad de alimentos que provienen de allí”.
Para ello instó a conformar una una Mesa de Trabajo, coordinada por la Dirección Nacional, e integrada por los Vocales del Consejo Directivo y representantes de la Dirección Nacional.
Ya la semana anterior, el Foro de Universidades para la Agricultura Familiar (FUNAF) elaboró un documento en el que pidió que tres de esos institutos sean devueltos al ámbito del CIPAF-INTA, con la jerarquía que tuvieran antes de ser reducidos a Áreas de investigación de Centros Regionales, mediante la Resolución 326/2019 del 28 de marzo de 2019 del Consejo Directivo de la Institución.
“La creación del CIPAF y de los Institutos de Investigación regionales especializados en la generación de tecnologías y conocimientos para la Agricultura Familiar, significó un avance importante en el reconocimiento del sector por parte del Estado”, explicaron desde la FUNAF.
Reclamos desde el territorio
Desde el Foro de Universidades Nacionales para la Agricultura Familiar, que reúne a más de 50 universidades del país, explicaron que esos centros desmantelados permitieron “la implementación de políticas públicas específicas, constituyéndo al INTA en un organismo modelo, reconocido más allá de nuestras fronteras, en materia de innovación institucional orientada a la investigación tecnológica para la producción familiar”.
Es que los cinco Institutos regionales, con sus funciones originales, constituyeron desde su creación un espacio de acción y compromiso, mediante el impulso y desarrollo de la investigación y el desarrollo tecnológico participativos orientados a las necesidades y voluntades de los productores familiares y adecuadas a diferentes realidades agroecológicas y económico sociales.
En tal sentido, desde la FUNAF rechazaron la reestructuración que reubicó e hizo perder funciones y presupuesto de los IPAF, en 2019. “En aquel momento, expresábamos que la decisión del Consejo Directivo, tomada sin mediar consulta previa con los referentes institucionales del CIPAF y los Centros Regionales que deberían absorber las estructuras que se pretendían reordenar, ponía en riesgo el aporte imprescindible del INTA a la generación de conocimiento y tecnologías orientadas a diferentes sectores sociales de la producción agropecuaria”, recordaron las universidades.
Ahora, el Consejo Directivo del INTA parece haber retomado la iniciativa, pero en sentido inverso, con la chance de volver a jerarquizar el área.