Senadores opositores denunciaron que el acuerdo entre el presidente Javier Milei y su par estadounidense, Donald Trump, oculta una “maniobra” que habilita al capital extranjero a controlar las plantas nucleares de Atucha y Embalse “bajo el pretexto de garantizar energía para el megaproyecto de OpenAI en la Patagonia”
En el Senado creció la tensión por el futuro de Nucleoeléctrica Argentina, la empresa estatal que administra las centrales de Atucha I, Atucha II y Embalse. El bloque opositor advirtió que el decreto 695/25 del gobierno nacional abre la puerta a una privatización encubierta vinculada a la inversión que OpenAI anunció en la Patagonia para instalar su gigantesco centro de datos Stargate.
Frenar la privatización de Nucleoeléctrica
El jefe del bloque peronista, José Mayans, pasó el fin de semana en contacto con senadores de distintos espacios para intentar reunir los dos tercios necesarios que impidan la venta parcial o total de la compañía. “Queremos llegar a los dos tercios para evitar que las centrales nucleares argentinas terminen en manos extranjeras”, sostuvo el formoseño, que convocó una sesión para el próximo jueves.
La preocupación se intensificó tras la presentación de Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, quien difundió un video en el que anunció una inversión de 25 mil millones de dólares en la Argentina. En ese mensaje, Altman habló de una alianza con la empresa Sur Energy, a la que definió como “una de las empresas de energía más grandes de la Argentina”. Sin embargo, el sector energético desconoce su existencia. La firma no cuenta con antecedentes conocidos ni sitio web propio.
El gobierno busca facilitar la energía para OpenIA
El economista Demian Reidel, presidente de Nucleoeléctrica y asesor cercano al oficialismo, figura como uno de los principales impulsores de la apertura al capital privado. Según trascendió, Reidel mantuvo contactos con Sur Energy y con representantes del proyecto Stargate, que necesitaría una provisión de energía y agua en niveles sin precedentes.
Desde la oposición sostienen que el Gobierno pretende utilizar esa demanda como excusa para ceder el control de las centrales. “Milei quiere poner las plantas nucleares al servicio de una empresa extranjera”, señalaron fuentes del interbloque de Unión por la Patria, que aseguran contar con 41 votos comprometidos para frenar la operación. Les faltan seis para alcanzar los 47 que requieren los dos tercios.

¿Nucleoeléctrica inajenable?
El bloque radical, conducido por Eduardo Vischi, mantiene posiciones divididas. Allegados al senador afirmaron que podría acompañar la declaración de Nucleoeléctrica como “inenajenable”, aunque en la última sesión se negó a tratarla por la vía rápida. En el peronismo creen que tanto Vischi como el correntino Carlos “Camau” Espínola responden a Santiago Caputo, asesor presidencial y operador político del oficialismo. “Ellos hablan con Santiago Caputo”, remarcaron en el kirchnerismo, que sospecha de maniobras para demorar el debate.
En paralelo, un grupo de senadores dialoguistas reconoció que el Gobierno intenta “recuperar influencia en la Cámara alta” antes de las elecciones del 26 de octubre. Según uno de ellos, Caputo busca “parar la ley que limita los DNU” y evitar que la oposición avance con el blindaje de Nucleoeléctrica.
Última oportunidad
El oficialismo podría recurrir a las comisiones para dilatar el tratamiento del proyecto. Si logra ese objetivo, la sesión del jueves sería la última oportunidad para votarlo antes de los comicios, ya que la siguiente semana los legisladores estarán dedicados a los cierres de campaña en sus provincias.
En el peronismo insisten en que la defensa de Nucleoeléctrica es un asunto de soberanía energética. Sostienen que el país no puede entregar el control de sus reactores a empresas extranjeras bajo el argumento de un proyecto tecnológico que ni siquiera tiene detalles concretos. “No hay fecha, no hay monto, no hay garantías. Solo un video mal leído por un teleprompter”, resumió un senador opositor.
Mientras tanto, el Gobierno se aferra al discurso de la inversión extranjera como motor del desarrollo. Para la oposición, esa narrativa oculta la intención de ceder recursos estratégicos a compañías vinculadas con el proyecto Stargate, en una jugada que podría dejar a la Argentina sin control sobre sus centrales nucleares.