El gobierno de Javier Milei ya le puso fecha al remate de 27 mil hectáreas pertenecientes al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). El El 23 de diciembre la Agencia de Bienes del Estado subastará el edificio del organismo en el barrio de Palermo. Las nuevas autoridades prevén la venta de 27 mil hectáreas de campos del interior donde funcionan estaciones experimentales. También buscan reducir la planta del organismos y achicar sus funciones. El plan de tres etapas que tiene en alerta a los trabajadores.
Las 27 mil hectáreas de terrenos pertenecientes al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) están ubicados en distintos puntos el país y valuados en millones de dólares, donde además de desarrollar investigaciones científicas funcionan campos de producción de alimentos que generan recaudación al organismo.
Un país que le da cada vez menos lugar a la investigación
El INTA es una referencia internacional en tecnificación agropecuaria y es, en parte, el que responsable de los desarrollos que le permiten al país posicionarse como productor de alimentos a nivel mundial. Allí se desarrollan desde vacunas contra enfermedades que afectan a los animales y las plantas en el campo, hasta semillas o innovaciones tecnológicas que facilitan la labor agropecuaria.
El primer paso será la venta (regalo) de la sede del organismo en el barrio de Palermo. En ese predio del barrio porteño de Palermo trabajan 150 empleados y la puesta en venta fue publicada en el Boletín Oficial a través de una serie de resoluciones en las últimas semanas donde se desafecta el inmueble que es propiedad del Estado en jurisdicción del INTA y se puso a disposición de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE). En la resolución, se determinó que la venta contribuirá con la reducción de costos y para un “aprovechamiento mejor de los los recursos” y que se determinó el “estado de innecesariedad”.
Según informó la propia AABE, el predio que será subastado el 23 de diciembre ya tiene un destino asegurado: “Desarrollo inmobiliario”.
Destruir la infraestructura científica
El plan de ajuste lleva la firma de Nicolás Bronzovich, el nuevo presidente del INTA. En una nota que Bronzovich le remitió el 12 de noviembre al titular de la AABE, Nicolás Pakgojz, afirmó que todas las actividades que funcionan en el edificio de Cerviño se pueden “desenvolver en otras locaciones”. Los trabajadores aún no han sido informados de cuál será su nueva sede laboral. En el documento, al que tuvo acceso este medio, además aseguró que el inmueble es “innecesario” y que “la desafectación conlleva una significa reducción de los gastos”. Ahora el Consejo Directivo del INTA deberá votar si aprueba o no la venta, en una reunión prevista para el 28 de noviembre. En alerta, los trabajadores ya convocaron a una protesta para ese día.
El resto de las 27 mil hectáreas de terrenos que están en manos del INTA en todo el país, se encuentran 22 campos experimentales. Mario Romero, secretario General de la Asociación de Personal del INTA (Apinta), dijo al medio Página|12 que “el plan es quitar el 90 por ciento de las tierras y que queden para el Instituto apenas un 10 por ciento”. “No son tierras improductivas ni están en desuso. Se utilizan en parte para ensayos de investigadores y están en producción a través de cooperadoras del INTA que trabajan la tierra, venden la producción y con esa recaudación generan recursos para el organismo como refuerzo presupuestario”, dijo, y aclaró que esos fondos se utilizan para financiar obras en laboratorios y la compra de vehículos y combustible.
El propio Gobierno publicita en las redes sociales la venta de terrenos con una producción audiovisual con un estilo calcado al de las inmobiliarias. “Es humillante”, resumió Julieta Boedo, delegada de ATE e integrante de la Coordinación Nacional de ATE-INTA.
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