Como consecuencia de la (falta de) política hacia el sector científico por parte del gobierno de Javier Milei, el CONICET comenzó a mostrar señales de alarma. En comparación con el 2023, se redujo un 30% la postulación a la Carrera de Investigador/a del organismo (CIC).
La CIC abre todos los años la convocatoria para que ingresen, en su mayoría becarios y becarias a la planta de investigadores del CONICET. En total hoy existen alrededor de 11 mil becarios y 10 mil investigadores de carrera. Es decir que, esos 11 mil son la “periferia” que busca continuar su formación como investigadores en la planta del organismo. Se trata de doctores y doctoras que, desde diferentes áreas, se van incorporando al organismo científico para aportar conocimiento a la actividad productiva, social, sanitaria, ambiental y/o educativa.
En los últimos días, un editorial de la revista Science (DOI: 10.1126/science.adq9574) incluyó a la Argentina entre los países que expulsan científicos “por guerra, represión política, crisis climática o falta de oportunidades para investigar” (un grupo en el que también se encuentra Siria, Turquía, Etiopía, Irán, Afganistán y Ucrania).
Expulsando investigadores
En un escenario de drástica reducción salarial, disminución de becas de doctorado y posdoctorado, devastadora subejecución del presupuesto para ciencia y tecnología, parálisis de la Agencia I+D+i e incumplimiento de los pagos correspondientes a Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica (PICT) ya concursados, tal vez uno de los primeros reflejos claros de un éxodo de investigadores en ciernes es el interés menguante en ingresar a la carrera del investigador científico del Conicet: el año pasado se presentaron alrededor de 1950 aspirantes; este año, unos 1360, un 30% menos. Cuando se mira disciplina por disciplina (son 27), se observa que las que tienen salidas alternativas más claras, ya sea en el ámbito privado o en otros países (como biomedicina, informática o veterinaria), ese descenso se acentúa.
Desde diciembre hasta hoy, si se considera el personal permanente (no incluye becarios), tanto investigadores como personal de apoyo o personal técnico administrativo de planta, por jubilación o renuncia se fue un 2%, unas 344 personas. Para los llamados ‘artículo 9’ [personal contratado, los primeros en ser despedidos, aunque son profesionales de alta especialización vitales para el normal funcionamiento del organismo], ese número fue del 12%. El sistema se está desgranando por la incertidumbre, los recortes, la negativa a pagar los subsidios.
La caída de los ingresos implica que esa periferia de investigadores en formación está mirando al exterior. Es que la actitud de permanente hostilidad de la actual administración de Javier Milei hacia el sector da muestras de cuál es (y cuál no) la prioridad para la administración libertaria.
La generación de conocimiento científico es vista como un gasto en una planilla de excel, que debe ser suprimida para lograr el auto-impuesto objetivo del déficit fiscal 0.
En el Conicet trabajan unos 1500 técnicos administrativos (de los cuales, solo 250 son de planta), unos 3000 empleados encuadrados en la categoría “personal de apoyo” y unos 10.500 investigadores. Incluso con los conocidos vaivenes políticos y económicos, esa maquinaria produce casi 2000 doctores por año. Israel, con una población equivalente a menos de un cuarto de la nuestra, pero una inversión en ciencia que alcanza a casi el 5% de su PBI (más de 15 veces lo que invierte la Argentina), unos 1300.
Cifras que preocupan
Según los últimos datos con que se cuenta, “En 2022 egresaron de las universidades nacionales 1890 doctorados, y en 2021, 1827 –detalla Nicolás Lavagnino, investigador de Economía, Política y Ciencia (EPC, perteneciente al Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación, dependiente de la Universidad Nacional de San Martín y la Universidad Nacional de la Plata)–. Todo indica que esos números incluyen algunos demorados por la pandemia. Pero en 2020 fueron 1532”. De acuerdo con Lavagnino, en 2015 fueron 2245 y se llegó a un tope en 2016, con 2314. “Entre 2015/16 y 2022 hubo una caída del 20%”, subraya.
En medio de una convivencia difícil con su presidente, Daniel Salamone, el Directorio del Conicet trata de resistir la destrucción. En los últimos meses, logró preservar parte de las becas que estaban comprometidas.
“En la convocatoria 2023 se había fijado un cupo de 1.300 becas de inicio de doctorado, 300 de finalización y 800 posdoctorales, además de aproximadamente 240 becas a ser asignadas a becarios posdoctorales seleccionados para ingresar a la carrera del investigador”, publicó en su sitio en Internet Jorge Aliaga (https://jorgealiaga.com.ar/?page_id=3801), miembro del Directorio en representación de las universidades.
Becas de doctorado
Luego de que en enero la instrucción fuera directamente suspender su otorgamiento, en marzo lograron 600 becas de inicio de doctorado, un mes más tarde, 110 más (cofinanciadas con universidades), y luego 300 de finalización. Y de las 800 de posdoctorado, lograron 740; 240 decidieron dedicarlas a reforzar la iniciación de doctorado y 500 a posdoctorado.
“Pensamos que el doctorado es la base de una carrera, es el combustible del sistema –explica una alta fuente del organismo–. Los posdocs ya tienen herramientas. Con esto llegamos a 950 de las 1300, lo que significa que hubo un recorte de un 27% en las becas de inicio del doctorado. Y en total llegamos a 1750 becas de las 2400 anunciadas. Es un recorte de aproximadamente un 30%”.
Todo esto terminó de negociarse en la última reunión de Directorio del 12 de este mes. En la resolución, Jorge Aliaga solicitó que constara “Que con posterioridad a la convocatoria, el Poder Ejecutivo Nacional informó a la Gerencia de Administración la disponibilidad de fondos con que se cuenta en la actualidad. Que este Directorio considera que los fondos disponibles, que no permiten respetar los cupos asignados en la convocatoria, resultan insuficientes para cumplir acabadamente con las funciones de la institución y las responsabilidades asignadas en el Plan Nacional de Ciencia y Tecnología 2030. Que a pesar de lo expresado precedentemente corresponde asignar las becas disponibles intentando minimizar las consecuencias de esta escasez de recursos”.
Reunión en el CONICET
En la reunión mencionada estuvieron el jefe de gabinete de ministros, Guillermo Francos, y la actual presidenta de la Agencia I+D+i, Alicia Caballero. Al cabo de una hora y media, a lo largo de la cual tomó conocimiento de la tarea y los logros de la institución, de cómo ingresan y van progresando en su carrera los investigadores, que son sometidos a constantes evaluaciones, y del rol de la ciencia y la tecnología en el desarrollo del país, Francos consideró que era un área vital, se mostró interesado en mantenerla bajo su órbita y propuso establecer una agenda de reuniones mensuales de trabajo.
El primer desafío de Caballero es pagar los PICT 2022, que se publicaron en enero. Son créditos del BID que permanecen sin ejecutar. “En este momento están congelados, porque el BID hace el desembolso y, si no se utilizan, no solo te multa sino que no hace efectivos nuevos pagos –destacan desde el organismo–. En cuanto esos créditos ingresan al país se pesifican. Los que estaban asignados a una obra o la compra de un equipo lo hicieron a entre 150 y 350 $ por dólar. Entonces, con eso no podés hacer lo que dijiste que ibas a hacer, pero todo este tiempo, durante la permanencia de Alejandro Cosentino al frente de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, permanecieron sin ejecución. Nosotros teníamos asignados 79 millones de dólares que quedaron retenidos”.
Menos becas y subsidios
Además de la disminución en el número de becas y de la retención de los subsidios, estuvieron bloqueados durante cinco meses y medio los [certificados del régimen especial para las importaciones de bienes e insumos destinados a investigaciones científico-tecnológicas, que las exime de impuestos, gravámenes y tasas de importación] Roecyt. Entonces, incluso si uno tiene subsidios externos, no puede importar los insumos, porque la certificación está bloqueada, de modo que poco se puede trabajar…
Para los directivos del Conicet, la prioridad ahora es hacer ingresar de a poco a todos los seleccionados para la carrera del investigador y de personal de apoyo, una lista de espera de 800 a 900 profesionales altamente especializados. “Todavía no logramos un solo ingreso –dice una alta fuente que prefiere no identificarse–. El desafío es ese, trabajar para que empiece a funcionar la rueda. Cupos tenemos, incluso con el presupuesto aprobado del año pasado, que está vigente. Se jubiló un montón de gente, otros se dieron de baja… Es una decisión política”.
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