En el gobierno de Javier Milei le bajaron enseguida el tono a la polémica con China por la base científica que el país tiene con Argentina en la provincia de Neuquén.
El tono confrontativo con el gigante asiático duró horas, las que la jefa estadounidense del Comando Sur, Laura Richardson, estuvo en Argentina.
Es que, a horas de que se vaya de Argentina, la canciller, Diana Mondino, se reunió con el embajador chino en Argentina, Wang Wei, quien salió a desmentir las sospechas sembradas por su par norteamericano, Marc Stanley.
Ahora, la “inspección” que iba a realizar el gobierno de Javier Milei a la base china, bajó a “visita”, y Mondino se encargó de congraciar al embajador del gigante asiático, por la estación espacial de investigación del espacio lejano, en Bajada del Agrio, en la provincia de Neuquén.
Altas fuentes oficiales aseguraron que “habrá una visita” a la base china, pero evitaron precisar fechas. La supervisión de las actividades de la base corresponde a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), que depende en la estructura del Estado de la jefatura de gabinete.
Estados Unidos metió la nariz y Milei respondió
La polémica alrededor de la estación aeroespacial china retomó fuerza con las declaraciones al Diario La Nación del embajador de Estados Unidos en el país, Marc Stanley. En la previa de llegada de Richardson al país, el diplomático expresó su “sorpresa” ya que, a su criterio, “Argentina permite que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén, en secreto, haciendo quién sabe qué”.
Stanley agregó que tenía entendido “que se trata de soldados del ejército chino que operan este telescopio espacial, no sé lo que hacen, creo que los argentinos tampoco lo saben, y deberían entender por qué los chinos están desplegados allí”. Casi de inmediato, la embajada de China en Buenos Aires rechazó las acusaciones, y afirmó que la base es “estrictamente científica”, dedicada a la “cooperación tecnológica”, y destacó que “en lugar de los llamados militares mencionados, los científicos tanto de Argentina como de China tienen acceso al uso de esta estación para investigación científica”.
De león desafiante a minino mimoso
En tren de bajarle varios peldaños a la disputa entre las dos superpotencias, desde el Gobierno recordaron que la estación es fruto de un acuerdo entre la Agencia Estatal China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites (CLTC), la Conae y el gobierno neuquino, en la modalidad de comodato, y por un período de cincuenta años.
En tren de despejar dudas, fuentes oficiales destacaron que “los equipos de la Conae visitan periódicamente la estación”, y que la última visita fue en septiembre del año pasado. También agregaron que “hay personal civil argentino que trabaja en la estación realizando mantenimiento general”.
En sí, la cuestión es que el gobierno de Javier Milei, que salió a mostrarse desafiante con el gigante asiático, en menos de 24 horas tuvo que ir a la Embajada de China a dar explicaciones, y a desmentir lo sucedido.
En relación a la voluminosa antena de 35 metros de diámetro, en el Gobierno reiteraron que “se trata de una tecnología desarrollada para misiones interplanetarias, destinada a asegurar la conectividad y la transmisión de datos hacia las naves que se encuentran a distancias fuera de la órbita terrestre”.
La Conae, abundaron, tiene acceso a la utilización de un tiempo de uso de la misma antena, para “desarrollo de proyectos nacionales y de cooperación regional e internacional”. Argentina participa, según esa explicación “en programas de exploración interplanetaria”, y la Conae “tiene acceso” a la información que recopila China por medio de un convenio específico. En cuanto al “secretismo”, denunciado por el embajador Stanley, desde el Gobierno destacaron que funcionarios y alrededor de 350 alumnos han estado dentro de la estación aeroespacial “conociendo en persona el rol que cumple la estación en exploración del espacio”, agregaron.
Al final, Milei se metió en una disputa entre gigantes, y tuvo que terminar congraciando a todos.
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