La reconversión de una línea de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) para la producción de hidrógeno verde implicaría la adquisición de tecnología secreta. Ese carácter se debe a la competencia industrial por el desarrollo, que en materia energética está también vinculado con la seguridad nacional.
La presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Adriana Serquis, recordó que existe un viejo estudio para la reconversión de la producción de planta de Arroyito, de agua pesada a urea. Y que también ahora se estudia la posibilidad de que la refuncionalización sea para producir hidrógeno verde. El reactor de amoníaco de la planta sirve para la reconversión, mientras que el resto de la tecnología debería adquirirse nueva.
“Sobre la tecnología que hay que comprar las empresas no dan grandes precisiones porque hay detrás un secreto industrial, en general lo que se requiere son elementos para el transporte de hidrógeno u oxígeno para llegar al producto”, explicó la titular de la CNEA en una entrevista con RTN. Sostuvo que el reactor es el 35 por ciento de una potencial planta de hidrógeno, es decir que el 65 por ciento debería ejecutarse con elementos específicos.
Con el efecto de la guerra de Ucrania, la producción de fuentes energéticas pasó al primerísimo plano de la geopolítica. Y esa situación arrastró al mercado a buscar alternativas para aprovechar la máxima rentabilidad de esta producción. Entonces, se fortaleció una idea para ir hacia el hidrógeno en Arroyito. Muchos años antes se había estudiado la posibilidad de reconvertir una de las dos líneas del complejo para la producción de fertilizantes.
Serquis estuvo en Neuquén para participar del lanzamiento de la Agencia Neuquina de Innovación para el Desarrollo (ANIDE), que encabezó el gobernador Omar Gutiérrez, el lunes, y que convocó también al ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, Daniel Filmus.
La funcionaria dijo que el gran tamaño de la planta complejiza su refuncionalización. Aseguró que la prioridad del organismo que comanda para el complejo industrial es “la puesta en marcha de la producción de agua pesada”.
Gentileza
La planta de Arroyito cesó en sus operaciones en 2017, en medio de protestas de sus trabajadores. La explicación oficial entonces fue que la producción no tenía demanda.
El propósito original de la planta era la producción de agua pesada para proveer a las tres centrales atómicas que proveen electricidad al Sistema Interconectado Nacional: Embalse y Atucha I y II. Las líneas de producción trabajaron a pleno para cubrir la demanda inicial de los complejos atómicos, pero una vez superada esa instancia la necesidad de recambio del agua pesada es mínima en comparación el total que utiliza cada central. Y no hay demanda externa de agua pesada.
La capacidad de producción del complejo industrial de Arroyito excede largamente la demanda actual de las centrales nacionales y en el resto del mundo se dejó de utilizar la tecnología que precisa agua pesada con uranio natural para el funcionamiento de la central para centrarse en la que usa uranio enriquecido.
Hasta hace unos años se mantuvo la posibilidad de la construcción de una cuarta central con la tecnología de las tres existentes, pero luego se desvaneció. Apareció una oferta china para hacer Atucha III, pero usarían la tecnología con uranio enriquecido, que no precisa agua pesada.