Tras las dos semanas con jornadas de paro y movilización en las universidades nacionales, se avecina una nueva movilización de la comunidad académica ante la falta de respuestas del gobierno de Javier Milei.
El escenario es igual al que se dio cuando inició el reclamo. Los salarios de docentes y no docentes perdieron casi 60% contra la inflación en seis meses, y el Gobierno hace caso omiso al reclamo, asegurando que el poder adquisitivo se recuperó en un 71%.
El Gobierno, que accedió al reclamo por gastos de funcionamiento de las universidades en abril (luego de la mega movilización a Plaza de Mayo), le dio solución al 10% del problema. El otro 90% son los salarios de los docentes y no docentes que completan el total del presupuesto de las universidades.
Luego de la movilización de abril, Sandra Pettovello se mostró activa en responder las necesidades del sector pero quedó en declaraciones de intención porque no dio pasos para resolver el grueso del conflicto.
Por eso, y a pesar de las constantes advertencias, las universidades nacionales iniciaron el segundo cuatrimestre con paros. Ahora, sin respuesta desde el gobierno de Javier Milei, la tensión creció, y deriva en una movilización que, (salvo una sorpresiva convocatoria de la Secretaría de Educación) va a volver a ser masiva.
Milei busca debilitar a las universidades en las que cursan más de tres millones de estudiantes. Su plan es desfinanciarlas para que no queden alternativas. Si no es así, está haciendo todos los esfuerzos para que se parezca a eso.
El paro tuvo un cien por ciento de acatamiento en todo el país en lo que materializó la respuesta de la comunidad educativa a la falta de presupuesto impuesta por el gobierno de Javier Milei.
Nueva mega movilización
Ahora, se prepara así una nueva marcha universitaria federal, la que podría concretarse entre el 9 y el 13 de septiembre. La confirmación llegará consensuada, a propuesta de CONADU, luego de la reunión del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), explican los rectores consultados, entre ellos Beatriz Gentile, de la Universidad Nacional del Comahue.
“Desde el inicio de esta gestión, que empezó hace solo 8 meses, llevamos un atraso salarial de más del 50 por ciento, equivale a lo que perdimos durante los cuatro años del gobierno de Mauricio Macri”, detalla Pablo Perazzi, secretario general del Sindicato de Docentes de la UBA (Feduba), profesor en esta universidad y en la Jauretche, de Florencio Varela. Con estos datos y ante la falta de negociaciones paritarias ya se está gesta “una nueva y contundente Marcha Nacional Universitaria”.
En muchas universidades desde principios de febrero se crearon espacios interclaustros, incluso con los centros de estudiantes, para organizar el reclamo ante a la falta de respuesta gubernamental. En Quilmes, desde entonces se hacen acciones para visibilizar el conflicto, trabajando en red. “Para que la gente entienda el conflicto salarial que está ligado al funcionamiento de la educación pública y de calidad. Porque una gran proporción de nuestros docentes gana entre 170.000 y 200.000 pesos, aunque vivas al lado de la universidad, no te alcanza” detalla Silvia Nuñez, secretaria general de la Asociación de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional de Quilmes (Adiunq).
Bajo la línea de la pobreza
Un sueldo docente, con estos datos, hoy está bajo la línea de pobreza. Esto provoca un deterioro a largo plazo “porque ya no resulta atractivo ser docente, y eso repercute en los equipos de catedra, en investigación, no solo la enseñanza de grado” repasa Ricardo Petraglia, secretario general de Aduna, la asociación de docentes de la Universidad de Avellaneda. “Hay un ensañamiento particular con las universidades, pero también con los trabajadores en general, y ni hablar con el Estado”.
“Esto tarda en recuperarse, no se resuelve rápidamente –acuerda Gentile–, si dejamos que caiga el tejido científico y universitario va a tardar mucho tiempo en recuperarse”. En la Universidad del Comahue el paro fue muy fuerte, comparte, porque participó el sector no docente: “Hubo un alto acatamiento, como la semana pasada donde hubo una olla popular en el playón de la universidad”, para visibilizar el conflicto.
“Desde que asumió Milei no hubo paritarias, hubo anuncios de decisiones unilaterales, como el 3 por ciento que ofrecen para agosto –propuesto por el subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez–, cuando tenemos un 40 por ciento de perdida en el salario. Es una provocación” describe Petraglia, desde Avellaneda. Allí, el acatamiento “fue altísimo”. Al parar los no docentes “estuvo cerrado”.
Es que en el presupuesto universitario el 90 por ciento va a salarios, docentes y no docentes. El 10 por ciento, a gastos de funcionamiento. El aumento del 70 por ciento “es irrisorio ante una inflación del 126” detalla Perazzi. “Después de la marcha de abril, la gente esperaba que la cosa mejorara, no sucedió, ni va a mejorar ahora respecto al trato con el sector universitario, mas allá de dar señales, que después no se confirman” advierte. “Y el aumento del 270 por ciento para funcionar, fue sobre el presupuesto congelado de 2023 –agrega Nuñez–, por eso no se ha salvado el conflicto y estamos pensando en una nueva marcha federal. Más allá del pedido de retomar paritarias dignas y un salario digno, es para salvar esta situación que no está salvada”.
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