El futuro de la economía de los países desarrollados dependerá de la Inteligencia Artificial. El presidente Macri aludió a ella durante la apertura de las sesiones legislativas.
Desde el punto de vista político el presidente de la Nación retomó este, y otros, temas de agenda internacional pero no terminó de quedar claro el impacto productivo local.
Entre ellos, claro, la importancia que esto puede conllevar sobre nuestro sistema científico y tecnológico.
¿Por qué la Inteligencia Artificial?
Las palabras del presidente Macri están en correlación con las agendas internacionales de los países desarrollados en términos de las apuestas innovadoras de las grandes empresas.
En ese sentido el año pasado el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), simuló distintos escenarios a 10 y 20 años.
“Estamos ante un punto de inflexión global, cambiará todo, como pasó muy pocas veces en la historia”, afirmó durante la presentación Ramiro Albrieu, uno de los economistas de CIPPEC.
El organismo aseguró que el crecimiento económico podría acelerarse en más de un punto por año durante la próxima década, si Argentina acelera la tasa de adopción de estas tecnologías.
“La combinación de las capacidades del ser humano con la aplicación de inteligencia artificial para generar productividad es lo que nos permitirá un mayor desarrollo?, dijeron.
“De asumirse, el efecto innovador causaría un despegue similar al de las economías asiáticas durante la tercera revolución industrial, con creación de nuevas tareas y bienes”, expresaron.
Incoherencia
Sin embargo, el eje del discurso del presidente Macri no parece estar en potenciar el desarrollo del conocimiento local y la participación del sector científico.
“Es una incoherencia”, salió a responder, Sebastián Uchitel, director del Instituto de Investigación en Ciencias de la Computación (ICC), de CONICET.
Es que su instituto recibió, en 2018, apenas 75 mil pesos para investigar, cuando en 2016 había recibido 280 mil.
Es por eso que cuesta creer que la apuesta del presidente al desarrollo de estas tecnologías contemple su impacto sobre la producción de conocimiento científico local.
Hoy los institutos de investigación viven una realidad asfixiante en términos presupuestarios, y ni siquiera los centros de investigación ligados a la inteligencia artificial se salvan de eso.
