La vacuna contra el dengue del laboratorio japonés Takeda aprobada por la Anmat tiene una eficacia “muy buena” frente a los cuatro serotipos de la
enfermedad, destacaron hoy infectólogos consultados, quienes también remarcaron que se trata de “una herramienta más” de prevención y recordaron la importancia de usar repelentes, desmalezar y evitar la acumulación de agua en recipientes.
“La vacuna frente al dengue, Qdenga, del laboratorio japonés Takeda protege contra los cuatro serotipos de dengue”, aseguró el médico infectólogo
Javier Farina. “El virus atenuado ‘original’ con el que se diseñó la vacuna es el virus del dengue tipo 2 (DENV-2), pero al mismo se le añadieron genéticamente ADN de los otros tres serotipos y es por eso que la eficacia es muy buena frente a los cuatro y es excelente frente al 2”, explicó el miembro de la
Sociedad Argentina de Infectología (SADI) y exdirector del Comité de Infectología Crítica de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI).
En un estudio clínico que incluyó a más de 20 mil participantes, durante 4,5 años, la vacuna demostró reducir un 84% las hospitalizaciones por dengue y un 61% los casos de dengue sintomático, según indicó un comunicado del laboratorio. La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) autorizó ayer el uso de la vacuna contra el dengue desarrollada por el laboratorio japonés para las personas mayores de 4 años, hayan cursado o no previamente la enfermedad, luego de la evaluación de toda la evidencia disponible.
El Ministerio de Salud dijo en un comunicado que el laboratorio comenzará el proceso productivo para enviar el primer lote y se prevé que la vacuna
estará disponible en el país para mediados de la primavera. De esta forma, Argentina se suma a una lista de países que ya aprobó la
vacuna, como Indonesia en agosto de 2022 y la Unión Europea en diciembre del año pasado.
Luego, le siguieron el Reino Unido en enero de 2023 y recientemente fue avalada por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil (Anvisa).
La forma de administración de esta vacuna es de dos dosis que deben ser aplicadas con un intervalo de tres meses.
“Como cualquier vacuna, a partir de las dos a tres semanas se empiezan a generar anticuerpos, pero sin duda su eficacia alcanza los mejores niveles
luego de la segunda dosis”, señaló Farina. Además, dijo que pueden vacunarse las personas de 4 a 65 años porque a partir de los 65, en distintos estudios aparece “lo que se llama la inmunosenescencia, que es donde baja la respuesta inmune frente al estímulo de las vacunas y la respuesta puede ser menor”.
“Hay que ver igual la aprobación final de la Anmat, pero en otros países tiene esa etiqueta de hasta los 65 años porque para aprobarla más allá de
eso necesitas cierto número de sujetos de ese rango etario en los ensayos clínicos que hayan tenido buena respuesta”, sostuvo Farina.
Respecto a si la vacuna tiene contraindicaciones para algún grupo de población, el médico indicó que “al ser a virus atenuado no puede aplicarse
en personas con las defensas bajas, en inmunosuprimidos o en embarazadas”. Por su parte, Lautaro De Vedia, médico infectólogo del Hospital Muñiz y
expresidente de la SADI, señaló que la reciente aprobación es una “buena noticia” y aseguró que la vacuna es una “herramienta poderosa para una
enfermedad que este año nos castigó bastante”.
Sin embargo, advirtió que “todavía falta” para su distribución y añadió que ahora el “gran desafío” es definir cuál va a ser el plan de vacunación.
Sobre esto, consideró que una estrategia adecuada sería sectorizar por áreas geográficas. “No tendría sentido vacunar en Santa Cruz o en Chubut,
que son zonas que no tienen dengue o tienen una muy baja incidencia por razones climáticas y tal vez, por ejemplo, Tucumán y Salta deberían ser
incluidas en el plan”.
En la misma línea, Farina indicó que una de las dificultades que podría tener el plan es el costo de la vacuna, “que ronda los 75 dólares las dos
dosis en Indonesia y los 240 dólares en el sector privado en Alemania, así que habrá que ver esa cuestión en base a distintos acuerdos con el
laboratorio proveedor para lograr que esté al menor precio posible y poder realizar una campaña de vacunación eficaz”.
Por otro lado, De Vedia destacó que “otra cosa importante es que la vacuna es una herramienta más en la lucha contra el dengue. No quiere decir que llega la vacuna y nos olvidamos de los repelentes, de desmalezar, de evitar las aguas estancadas”.
Además, enfatizó que para otras enfermedades que transmite el mosquito, como el zika y el chikungunya, no hay vacuna, por lo que “no tenemos que
olvidar todas las medidas que se difunden”. En ese sentido, subrayó que “en esta epidemia tenemos que seguir con los parámetros que estuvimos trabajando hasta ahora. Además, todavía nos quedan un par de semanas con la existencia de casos”.
Hasta la semana epidemiológica 15 de 2023, es decir hasta el 15 de abril, se notificaron en el país 56.324 casos de dengue, de los cuales 51.637
adquirieron la infección en la Argentina.
Al momento, la circulación de este virus se ha identificado en 15 jurisdicciones correspondientes a cuatro regiones: Región Centro (Buenos
Aires; Ciudad Autónoma de Buenos Aires; Córdoba; Entre Ríos; Santa Fe); región NEA (Corrientes; Formosa; Chaco); región NOA (Catamarca; Jujuy; La
Rioja; Salta; Santiago del Estero; Tucumán) y la provincia de San Luis en la región Cuyo.
Por último, De Vedia expresó que de cara a la posible distribución de las vacunas para fin de año “tenemos tiempo para que los expertos del
ministerio se reúnan y discutan con las sociedades científicas, con los distintos ministros, con los médicos y epidemiólogos para encontrar cuál es
la mejor manera de aprovechar esta herramienta sin descuidar las otras”.
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