La integrante del directorio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Graciela Ciccia, dio su mirada sobre los “beneficios” que dejó a la vista la pandemia de coronavirus, en la relación entre el sector productivo y el científico-tecnológico.
Ciccia, quien coordina el área de innovación y desarrollo del Grupo Insud (grupo que a través de la planta Mabxience, producirá el reactivo local de la vacuna de Oxford para distribuir en toda Latinoamérica), aseguró que la pandemia consiguió reducir “los tiempos bíblicos” de la administración pública, en la relación entre el sector de la producción y el de la generación de conocimiento.
Según la Doctora en Farmacia y Bioquímica de la UBA, la pandemia obligó a las empresas a reconducir investigaciones, al Conicet para sentarse con los privados, a los investigadores con los empresarios, y a la ANMAT a validar tests diagnósticos sin bajar la calidad.
“El día dela mujer, el 8 de marzo, recibo un mensaje del ministro Roberto Salvarezza (Ciencia, Tecnología e Innovación) que pregunta si estábamos pensando en hacer algún anticuerpo monoclonal contra el virus; se hizo una mesa del sector público” que “al día siguiente” ya estaba trabajando, dijo Ciccia, para graficar su mirada de cómo debe proceder la gestión pública.
“Un virus responsable de una pandemia, con un impacto sanitario y económico mundial sin precedentes, lo ha logrado”, dijo Ciccia en la conferencia anual del Centro de Evaluación de Políticas Basadas en la Evidencia, de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella.
“Investigadores y empresas de biotecnología de base científico tecnológica, incluyendo start up, ninguno trabajaba en Covid y nos pusimos a pensar qué podíamos hacer para detección, tratamiento o prevención, de una manera competitiva”, graficó la integrante del directorio del CONICET.
Un antes y un después de la pandemia
En ese sentido remarcó que hay “un antes y un después en la percepción de la sociedad sobre el valor de la ciencia, la tecnología y la innovación”.
Ciccia consideró que “la mejor manera de cerrar la brecha entre el mundo productivo y el de la investigación es conocerse. Ver el valor del otro. Porque el científico que tiene una idea disruptiva, cuando la tiene que llevar a la práctica en volúmenes del sector industrial, si no hay un socio fabril y una capacidad, no lo puede hacer”.
“Lo más importante son los recursos humanos. Sin esa gente capacitada, formada, no podríamos hacerlo. Y tampoco podríamos hacerlo sin infraestructura industrial ni start up que han resultado ser más flexibles que las empresas consolidadas”, resaltó.
Para cerrar, Ciccia aseguró que “cuando volvamos a la normalidad no pensemos que hay que volver a los tiempos bíblicos que tiene la administración pública”.
El rol del Estado
Ciccia resaltó que el desarrollo científico y empresario “fue acompañado por una convocatoria para subsidios, para grupos de investigación y empresas de base tecnológica. Lo convocó Fernando Peirano -presidente de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica- y normalmente eso hubiera tardado un año, y en un mes se presentaron casi mil proyectos, se evaluaron y salieron seleccionados 64. En un mes sin reuniones presenciales”.
En tal sentido, se preguntó: “¿Eran necesarias las reuniones presenciales de las comisiones asesoras de evaluación, o se puede hacer el trabajo de manera virtual?”.
“Esto pasó. El Conicet, el directorio, sigue trabajando cada 15 días. Los martes y miércoles con asistencia completa, cada uno en su provincia. Todo sigue funcionando: las evaluaciones, los ingresos a carreras, las becas, también se evaluaron sin presenciales y con tiempos exprés”, cerró Ciccia
Es más, aseguró que “la ANMAT, sin bajar la calidad, trabajó en una ventanita exprés para aprobar test de diagnósticos o ensayos clínicos, respiradores, barbijos con nanotecnología”
“Eso en la época normal hubiera sido un año de trámite. Los requisitos regulatorios son los mismos. Lo que pasa es que se pone foco, mística, la necesidad de aprobar las cosas más rápido”, aseguró Ciccia.
Y concluyó: “como política pública esto nos deja un aprendizaje: se puede ser más eficiente, entender que detrás de un expediente quizás hay una empresa que está esperando esa respuesta para contribuir al desarrollo, para generar y dar empleo, que es lo que la Argentina necesita”.
Testimonios retomados por el Diario El Litoral.