Franco Bartolacci, rector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), consideró que “la virtualidad trajo cosas que nos permitieron derrumbar fronteras, las cuales tradicionalmente fueron un obstáculo para la educación superior”.
Sin embargo, y ya pensado en la etapa post COVID-19, sostuvo que “se necesita una revolución académica y pedagógica profunda” y añadió: “Con todo lo que pasó en el mundo por la pandemia, es un pedido urgente”.
“Creo que tiene que volver a ser trascendente lo que sucede dentro del aula. Tenemos que ir hacia formatos y trayectos más flexibles, habilitar recorridos distintos para los estudiantes, incorporar nuevos temas en la agenda universitaria, repensar la duración de las carreras y fortalecer los oficios”, expresó.
En este sentido, opinó que “tenemos docentes del siglo 20, estudiantes del siglo 21 y formatos pedagógicos del siglo 19” y agregó: “La crisis de la pandemia nos habilitó una gran oportunidad de meter mano fuerte y modificar la estructura universitaria; si no hay cambios, corre riego de que sea intrascendente”.
Por otra parte, Bartolacci se refirió a la relación entre la universidad pública y el CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas). “Hay que ir hacia lo que necesita el sector productivo”, dijo.
“Parte de las buenas noticias que tuvimos durante la pandemia vinieron del sistema científico y de las universidades públicas. La pandemia ordenó la agenda de investigación”, afirmó.
Para la máxima autoridad de la UNR, “la tarea que viene es trabajar conjuntamente con el CONICET”. Si bien hay que “bancar todas las líneas de investigación, debemos destinar o jerarquizar los recursos para aquellos investigadores que puedan hacer un aporte a la región”.