Periferia

22 de Mayo de 2019

Diputados atendió el reclamo presupuestario del sector nuclear

La Comisión de Ciencia y Tecnología recibió a los trabajadores de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) por el impacto que está teniendo el ajuste presupuestario para el sector. Denuncian "daño irreversible".

Los trabajadores de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) que abastece a reactores nucleares de nuestro país y el mundo, llevaron el reclamo por el brutal ajuste presupuestario que están padeciendo, a la cámara de Diuputados. 

Allí, la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, presidida por la legisladora Daniela Castro (FPV-PJ), esuchó el reclamo y realizó una evaluación sobre la coyuntura de otro de los actores de nuestro sistema científico que está padeciendo las políticas de asfixia presupuestaria de la gestión Cambiemos.  

La Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) es propiedad de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CoNEA) y es una de las principales abastecedoras mundiales de este insumo vital para el desarrollo energético local e internacional.

Los empleados de la PIAP denunciaron que la planta corre “el riesgo de ser abandonada y sufrir un daño irreversible por falta de mantenimiento adecuado”. 

150 despidos en la planta

De sus 450 trabajadores altamente calificados sólo quedan 300 y a éstos ya se les ha anunciado un inminente plan de retiro voluntario. 

Los reactores de agua pesada y uranio natural representan el 11% de los reactores de potencia existentes, por lo que existe un campo de trabajo y desarrollo potencialmente grande del sector. 

Sin embargo, la política energética del gobierno de Cambiemos viene impactando fuerte en el desarrollo del sector que atraviesa despidos de personal altamente calificado, ajustes de recursos en funcionamiento y cancelación de proyectos con potencial transferencia de conocimiento científico y técnico.

El reclamo tiene que ver, en este sentido (de manera indirecta) con la cancelación de del acuerdo con China que permitía avanzar en la construcción de dos centrales nucleares, una de uranio enriquecido con tecnología “llave en mano” y una central tipo CANDU con tecnología en la que Argentina tiene “know how” científico y tecnológico y que, potencialmente, impacta en el fortalecimiento de nuestro sistema de ciencia. 

La construcción de las dos centrales hubiera permitido vigorizar la labor de todas las industrias proveedoras que orbitan en torno al funcionamiento y la actividad de una central nuclear, entre las que se encuentra la PIAP.

Acuerdo a medias

Hace días se conoció que la gestión de Mauricio Macri finalmente decidió avanzar con el acuerdo aunque el proyecto contempla avanzar con la construcción de la IV central nuclear en la Argentina, con una inversión global de 7.900 millones de dólares.

La construcción de la central estará a cargo de la empresa China National Nuclear Corporation (CNNC) y estará ubicada en Lima, el polo bonaerense de Campana. 

El préstamo chino sería del 85% del total de la obra, como se había estipulado, y el aporte local será de un 15%. 

A su vez, la tasa de interés que pagará la Argentina a China será de aproximadamente el 5,5% y el Gobierno logrará un adicional de USD 2.500 millones con una “financiación blanda”.

El preacuerdo indica que la potencia de la nueva central nuclear será de algo más de un Gigavatio (1.150 Megavatios). 

Hay que destacar que la potencia total del sistema energético argentino es de 35 gigavatios y para 2040 debería duplicarse para no desabastecerlo, con las actuales tasas de crecimiento del consumo. 

Una vez en marcha -después de 5 años de construcción- la potencia nuclear instalada en Argentina estará por primera vez en la historia cerca de los 3 gigavatios: 2.940 MW. 

Sin Candu, en la gestión Cambiemos

Sin embargo, en esta segunda etapa los chinos se opusieron a que la central se haga con tecnología que no sea exclusivamente de ellos.

La decisión impacta en que Argentina no podrá transferir conocimiento científico y participar productivamente en la construcción de la central. 

En este sentido, el reactor Hualong One que trabaja con uranio levemente enriquecido (4,4%) y agua liviana, para el que no existe experiencia nacional, sería producido “llave en mano”.

Es que la Argentina históricamente trabajó con uranio natural sin enriquecimiento alguno en las Atuchas I y II, y en Embalse, que es una central CANDU canadiense de tubos de presión. 

De estos dos diseños llamados PHWR (Pressured Heavy Water Reactor), el único con clientes recientes, presentes y futuros es el CANDU. 

Las Atuchas, centrales alemanas con recipiente de presión, son excelentes pero demasiado complejas y caras, justamente por el costo de esa enorme pieza de acero forjado cuando tiene que encerrar un núcleo gigante.

La PIAP es proveedora de agua pesada, que es insumo para los reactores nucleares argentinos de uranio natural. 

La tecnología que utilizan las tres centrales en operación, basada en el uso de uranio natural y agua pesada, es dominada y poseída por nuestro país, fruto de muchas décadas de experiencia y de grandes inversiones tanto del sector público como del privado. 

“El gobierno, de manera injustificable, quiere cancelar esta línea. Después de sostener la misma política del gobierno anterior durante más de dos años, la canceló inmediatamente después de firmar el acuerdo con el FMI”, denunciaron los trabajadores en Diputados. 

 

¡Sumate a la Comunidad de Periferia!

Periferia Ciencia se sostiene fundamentalmente gracias a una comunidad de lectores que todos los meses, de acuerdo a sus posibilidades, hacen su aporte. ¿Querés que exista un medio como Periferia?