El avance de investigaciones científicas impulsadas por la Argentina en el territorio antártico y la consolidación de su despliegue logístico a través de una red de trece bases y un puente aéreo y naval con la ciudad fueguina de Ushuaia consolidan el ejercicio de los derechos soberanos del país en ese continente.
El coronel Adolfo Humarán, jefe de proyecto Base Petrel, un emplazamiento que el 26 de noviembre pasado recibió financiamiento para ser reactivado a través de un decreto del presidente Alberto Fernández, afirmó en diálogo con Télam: “Nadie quiere nada que no conoce, la ciencia avanza en el conocimiento de la Antártida y nosotros la acompañamos en la protección de ese territorio; por eso somos de las naciones que mayor cantidad de conocimiento científico producimos allí junto a Estados Unidos, el Reino Unido, Australia, Rusia y Francia”.
“Los investigadores que tenemos en el Instituto Antártico Argentino han descubierto bacterias que consumen los hidrocarburos y que tienen el potencial para remediar derrames, ese es un descubrimiento que se hicieron investigadores en biología argentinos en cercanías de la Base Carlini y que ya se está patentando; lo mismo con los descubrimientos que se hacen en Base Marambio que nos ponen a la vanguardia de la paleontología antártica”, ejemplificó.
El Comandante Conjunto Antártico, general de brigada Edgar Calandín, consideró que “hay una revalorización de la Antártida a nivel global con el fin de la guerra fría y la bipolaridad, esa revalorización viene en un escenario en el que el hemisferio norte está colapsado por la cantidad de población, la restricción de acceso a recursos naturales y la crisis medioambiental que impulsan una nueva mirada hacia el sur”.
“Quizá llegó la hora de revisar el Tratado Antártico y dotarlo de algún poder de policía que hoy no tiene para que, quienes no cumplan las reglas reciban alguna sanción que no sea puramente declamativa, o ver si la regla de decisiones por consenso que en algunas situaciones puede proteger a los países firmantes más débiles requiere alguna modificación para que no se traben aquellas definiciones en las que los 54 firmantes no están de acuerdo”, analizó.
En ese sentido Calandín advirtió que “no es un debate inmediato, pero tampoco tenemos que tener una mirada inocente y creer que vamos a ser soberanos sólo por la ciencia porque nadie es soberano por la ciencia, tenemos que desarrollar una excelente ciencia para explotar las condiciones que dan fundamentos a nuestros derechos soberanos; hoy nuestro principal argumento es la distancia, nuestra cercanía y nuestros despliegue territorial nos dotan de capacidades que otros no tienen”.
Al respecto, el militar valoró que “en campañas anteriores se pudo conectar a través del satélite Arsat-1 al sistema satelital de la Defensa a las bases San Martín, Marambio y Esperanza, mientras que este año queremos hacer lo mismo con las bases Belgrano II, Orcadas, Petrel y el Rompehielos Almirante Irízar”.
“También firmamos un convenio con el Servicio de Hidrografía Naval para que el personal de las bases se haga cargo del mantenimiento de los faros y las balizas en nuestro territorio y para desarrollar las tareas de batimetría que nos permitan disponer de cartas de navegación propias en la zona de Base Petrel, algo que forma parte del ejercicio de nuestra soberanía”, completó.
“El otro día, en una clase de Historia del curso antártico, uno de los cursantes trajo una discurso del general Hernán Pujato de 1952 y, en ese texto, Pujato le señalaba al Presidente de la Nación que todavía había jóvenes dispuestos a ir a la Antártida cuando muchos pensaban en irse a Europa; hoy nos llena de orgullo que todavía haya muchísimos jóvenes que tienen esa misma vocación de prestar este servicio a la Patria”, completó Calandín.