La noticia de la posible designación de Mauricio Bisauta como presidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica generó mucho revuelo y enfrentamientos entre los sectores políticos internos del organismo científico y tecnológico.
La semana pasada la Asociación de Profesionales de la Comisión Nacional de Energía Atómica (APCNEAN), presidida por el físico Andrés Kreiner, salió a rechazar su posible designación por el rol que tuvo el ex director de la ENSI, en el proceso de achicamiento de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), ubicada en la provincia de Neuquén, durante la gestión de Cambiemos.
La PIAP, una de las insignias del desarrollo nuclear de nuestro país, abastece del material refrigerante para las centrales de Atucha I, II y Embalse, un insumo crítico y fundamental que permite que el sector siga manteniendo un porcentaje cercano al 6% del abastecimiento total de la energía que consumimos, a diario.
Sin embargo, durante los años del gobierno de Mauricio Macri, y tras la caída del acuerdo con China para construir Atucha IV y V, la planta sufrió un fuerte ajuste presupuestario y un proceso de retiros voluntarios que redujo de 460 a 80 la cantidad de técnicos y especialistas.
“Nos oponemos a la designación como presidente de la CNEA porque él fue artífice de la destrucción de la autonomía y la soberanía argentina en materia nuclear durante los años del macrismo reduciendo, por ejemplo, el personal de la planta industrial de agua pesada de 450 personas a menos de 100 personas mientras era presidente y vicepresidente de su directorio alternativamente?, aseguró la delegada de ATE, Sol Pedre, el fin de semana, en AM750.
La Respuesta de Bisauta
Tras la repercusión, Bisauta, quien tuvo dos cargos, como gerente de empresas asociadas de la casa, y presidente y vicepresidente de ENSI (Empresa Neuquina de Servicios Industriales a cargo de la PIAP), la empresa mixta con que la CNEA y el estado neuquino administran esta unidad productiva, salió a responder.
“Quiero decir con mucho orgullo que soy director de ENSI desde 2008, es decir, desde hace 12 años. Además fui nombrado vicepresidente de la CNEA por Cristina Fernández de Kirchner, ejerciendo el cargo durante los 2 períodos de su mandato. Mi pertenencia al modelo de la década ganada no entra en discusión”, respondió Bisauta al ser consultado por el diario Página/12 sobre las críticas que viene recibiendo.
En lo que respecta a la paralización de la actividad que sufrió PIAP, Bisauta tomó distancia de la política llevada adelante por el macrismo y aseguró que su función durante los últimos años fue tratar de preservar los activos de la compañía.
“Nuestra tarea en representación de la CNEA fue tratar de conservar y mantener la planta, la cual hoy está en condiciones de ser reactivada en función de las decisiones del gobierno actual”, agregó.
Que dicen los trabajadores de la PIAP
Tras el descargo de Bisauta, los trabajadores de la PIAP emitieron un comunicado oponiéndose a su candidatura como Presidente de la CNEA.
“Durante el gobierno de Mauricio Macri la PIAP sufrió la situación más angustiante que recuerden los trabajadores de nuestra planta”, expresaron los técnicos y profesionales de la planta de alta tecnología más grande del mundo en la elaboración de agua pesada.
Los trabajadores aseguraron que “empezamos a cobrar los sueldos en forma diferida con atrasos de hasta 25 días la primer cuota y nos vimos obligados a defender nuestros salarios arriba de la ruta 22, frente al ingreso a planta”
“Quisieron instalar que se podía comprar agua pesada fuera del país, y a un valor 40% menor que el nuestro; y que la tecnología de tipo CANDU era obsoleta, que se compraría un reactor nuclear a los chinos, con uranio enriquecido y solo con el 20% de participación de parte de Argentina”, remarcaron los trabajadores.
En tal sentido, denunciaron que “el directorio de ENSI llevo adelante la política macrista de destrucción del sector nuclear dentro de la planta. Y a los pagos tardíos y diferidos en 2018, le sumó el despido de todos los compañeros del comedor en julio, reducción de transporte a planta y un plan de reducción del personal a través de retiros voluntarios. Esto llevo a que la PIAP redujera el personal de 450 a 87 trabajadores”.
“Por nuestra experiencia, sufrimiento y lucha repudiamos la posibilidad de que los mismos funcionarios que llevaron adelante la política de desguace, vaciamiento y destrucción en el sector nuclear durante el gobierno de Macri sean quienes ahora dirijan la Comisión Nacional de Energía Atómica”, sentenciaron los trabajadores.