“Cada 24 de marzo se renueva la memoria. La memoria de un pueblo que no quiere olvidar los horrores de una época en la cual no había ni siquiera derecho a la propia identidad. El reforzar estas historias, el poder volver a contarlas, nos hace nuevamente poseedores de la riqueza que tiene seguir defendiendo esa memoria para que nunca más sucedan ciertos hechos”, consideró la presidenta de la CNEA Adriana Serquis.
Durante la dictadura fueron secuestradas 32 personas que se desempeñaban en CNEA, dos de ellas mientras se encontraban en sus lugares de trabajo dentro del organismo. De ellas, 10 fueron pasadas a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, 2 fueron asesinadas y 20 siguen desaparecidas.
Además, hubo 107 trabajadores de la institución a los que se les aplicó la Ley 3090 de Prescindibilidad, por la que perdieron su puesto laboral. Otros 120 fueron cesanteados. Por la persecución institucional y política, renunciaron 370 agentes. En aquellos años, según se supo después, las autoridades de la CNEA tenían más de 500 legajos paralelos que daban cuenta de la ideología de las y los empleados.
Una comisión para no olvidar
Todos estos datos se conocen gracias a la tarea de la Comisión de Derechos Humanos del Personal de la CNEA (CDHPCNEA). Esta agrupación fue creada a fines de abril de 1984 por un grupo de trabajadores y trabajadoras de la institución con apoyo de los gremios del sector, con el objetivo de que se conociera lo que había ocurrido dentro de la institución durante los años del terrorismo de Estado.
El 17 de febrero de este año, la CDHPCNEA fue reconocida como entidad de representación del personal de la institución en los temas referentes a Derechos Humanos, a través de la Resolución N° 75/2023 que firmó la presidenta de la CNEA Adriana Serquis. “Reconocimos su recorrido histórico y su labor sostenida e inquebrantable en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia para las y los trabajadores de la CNEA y el sector nuclear”, sostuvo Serquis.
“Nos preocupa que la gente joven que no vivió aquellos años por lo menos se entere de qué pasó en la CNEA durante la dictadura. Sería importante que desde los institutos de formación se los convoque a participar y a enterarse”, afirmó Hilda Lanza, integrante de la CDHPCNEA.
La reparación histórica de los legajos de los desaparecidos
Desde su formación, la CDHPCNEA se abocó a recuperar y reparar documentos, archivos y legajos de empleados y empleadas del organismo que fueron secuestrados o sufrieron persecución por razones políticas. Todo ese material fue organizado y digitalizado para asegurar su guarda y preservación. Actualmente, está siendo procesado para ponerlo a disposición de quienes lo requieran en el Archivo Nacional de la Memoria y el Repositorio Digital de CNEA.
La información recopilada sirvió para que el personal cesanteado pudiera recuperar su trabajo. Pero también para avanzar en la reparación establecida por el decreto 1199/2012, que dispone la inscripción de la condición de detenido-desaparecido en los legajos de los trabajadores que revistaban como agentes de la Administración Pública Nacional.
Hasta el momento, fueron incorporados en el anexo del decreto los físicos Federico Álvarez Rojas, del departamento de Metalurgia del Centro Atómico Constituyentes; Antonio Anselmo Misetich y Roberto Ardito, del departamento de Física de la sede central de CNEA, la técnica química Rosa Delfina Costa y José María Estévez, del departamento de reactores del Centro Atómico Ezeiza.
Mientras tanto, hay un expediente en trámite para la reparación histórica de otros 11 legajos hallados, pertenecientes a Graciela Mabel Barroca, Daniel Eduardo Bendersky, Jorge Israel Gorfinkiel, Susana Flora Grynberg, Daniel Lazaro Rus, Miguel Schwartz, Secundino Garay, Gerardo Strejilevich, María Cristina Onis, Miguel Ángel Gil y Juan Pedro Barrientos.
Baldosas y placas para no olvidar
La CDHPCNEA viene trabajando para preservar la memoria de los desaparecidos y desaparecidas del organismo. El 11 de abril de 2018, junto al Ente Público Espacio para la Memoria y la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos y la Comisión por la Memoria Belgrano/Núñez colocó tres baldosas con sus nombres frente a la sede central de CNEA. El acto contó con la participación de familiares y amigos de las víctimas. Las baldosas fueron elaboradas en forma colectiva durante una jornada que tuvo lugar el 17 de marzo de ese año en la ex ESMA.
Dentro del edificio central de la CNEA hay una placa ubicada en el ingreso a la presidencia que recuerda a los desaparecidos y desaparecidas de la institución, quienes también están presentes a través de imágenes con sus nombres en los centros atómicos Constituyentes y Ezeiza.
La sede central del organismo, ubicada en Avenida del Libertador 8250, Ciudad de Buenos Aires, en estos días fue uno de los escenarios donde se desarrollaron las actividades del III Foro Mundial de Derechos Humanos. En el marco de este evento, integrantes de la CDHPCNEA ofrecieron una charla sobre su historia y su lucha en el Centro Cultural Haroldo Conti, ubicado en el Espacio para la Memoria (ex ESMA).
Los 22 desaparecidos y desaparecidas de CNEA
Antonio Anselmo Misetich, Daniel Eduardo Bendersky, Daniel Lazaro Rus, Eduardo A. Pasquini, Federico Eduardo Álvarez Rojas, Gerardo Strejilevich, Graciela Mabel Barroca, Héctor A. Abrales, Jorge Israel Gorfinkiel, Jorge Luis Badillo, José María Estévez, Juan Pedro Barrientos, Manuel Mario Tarchitzky, Marcelo Daniel Kurlat, María Cristina Onis, Miguel Ángel Gil, Miguel Francisco Villarreal, Miguel Schwartz, Roberto Ardito, Rosa Delfina Costa, Secundino Garay, Susana Flora Grynberg.
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