La pandemia cristalizó los hábitos de millones de personas haciendo que las herramientas virtuales cobren protagonismo, prácticamente como el único punto de fuga para que continúe funcionando la socialización laboral, escolar, familiar y de ocio.
El escenario de parálisis social (que movió las tecno-fantasías más apocalípticas de las últimas décadas) hizo que muchos no pudieran percibir con claridad cambios positivos que estaban sucediendo en sincronía, multiplicados con la virtualidad, asociados con la convergencia tecnológica.
Las herramientas para enriquecer narrativamente el relato, desde las redes sociales, los videojuegos, hasta la producción cinematográfica empezaron a multiplicarse en un reverdecer fogoneado por la omnipresencia de la virtualidad en la vida cotidiana.
El escenario era único para terminar de derribar las barreras tecnológicas y avanzar hacia la multi-experiencia de la mano de las tecnologías digitales. Nuevos entornos, narrativas digitales, transmedia, tecnologías inmersivas, alternativas intuitivas de programación o escenarios “metavérsicos” para encuentros en red.
Despliegue
Las nuevas tecnologías se desplegaron en todos los ámbitos, trascendiendo las fronteras del ocio y el disfrute hacia nuevas prácticas como recitales virtuales, paneles, congresos o conferencias en las que poder estar, avatar mediante, sin sacarse las ojotas.
Pero, claro, haciendo arqueología tecnológica es preciso identificar que la gestación de este proceso es previo a la pandemia que vivimos a nivel mundial. Uno de los ámbitos en los que la tecnología hizo mella es el cinematográfico. El sector se plegó al juego multi-narrativo con tecnología, también en la construcción de ficciones. La innovación y la convergencia tecnológicas no tuvieron barreras para afirmarse en una industria cultural muy dinámica e impulsora de grandes innovaciones, desde siempre. Es que, claro, no es casual q nuestro país haya sido pionero en el desarrollo de dibujos animados y de innovación en nuevas narrativas.
Actores a los que ya no es necesario trasladar a los escenarios de filmación naturales, naturalezas digitadas por programación, reconstrucción de escenarios históricos y de héroes que empezaron a desempolvarse de los libros para tener densidad dramática propia, narrativas de hechos anónimos asociados al pasado histórico de la vida de la Nación, nuevas formas de guionar, nuevas formas de actuar, nuevas formas de contar, con mediación tecnológica.
Los trabajos de la trastienda cinematográfica en: https://tomavirtual.com/#!/-bienvenido/
Para tecno-narrar hay que saber contar una historia
Uno de los actores claves de ese proceso subrepticio de incorporación de tecnologías, que en la cinematografía irrumpió con soberbia en Argentina, es Norman Ruiz, realizador, redactor y director cinematográfico. Norman tiene un don para la cinematografía: conoce qué necesita una historia para funcionar con eficacia. Y por eso lo llaman, y mucho, para hacerse cargo de la labor anónima y silenciosa que es la enunciación narrativa.
“Vos decime que querés contar”. Así empieza el diálogo con Norman Ruiz, que mientras escucha la lo delata una mueca: está traduciendo cada palabra a su universo técnico y tecnológico: “Bien”, responde. Periferia lo citó en un bar de la capital, y ahí nos habló de proyectos y expectativas que existen en el sector, con este nuevo horizonte tecnológico que vigoriza la capacidad de narrar una historia.
“Puedo decir con seguridad que amarrarme sin conocimiento ni conciencia a la tecnología, fue de esos aciertos que hoy agradezco”, dice mientras define, “me gusta contar historias y eso me permite ser, realizador, director, compositor de vfx, editor pero, principalmente, estudioso de lo que está por venir”.
Norman dice que lo que consiguió crear tiene mucho que ver con la curiosidad. “La curiosidad no te deja estancar”. Su trabajo es solicitado por productoras, directores, guionistas de todo el arco cinematográfico, televisivo y teatral. “Llamalo a Norman”, es la frase de cabecera de protagonistas de renombre del cine nacional.
Tecnología Holográfica en Teatro
Mientras lo entrevistamos, nos cuenta que trajo de Estados Unidos una técnica para hacer hologramas en obras de teatro, con una tela invisible (una malla transparente) que con un juego de luces y proyecciones hace aparecer personajes sobre el escenario al mejor estilo “El Ilusionista”. Con esa técnica, Norman enriqueció la trama narrativa de El Principito, donde la actriz argentina Mercedes Lambre interactúa con hologramas durante toda la obra.
El Principito, en clave holográfica: https://www.lacapital.com.ar/escenario/el-principito-una-historia-clasica-clave-holografica-n2521106.html
“En la época de los estudios LUMINTON el cine argentino gozaba de producciones impresionantes. Aunque su mejor época fue la del cine en blanco y negro, los equipamientos de eso tiempo estaban a la altura del cine de Hollywood. Incluso los fondos en telones pintados eran recursos comunes e incluso se practicó el matepainting, escenarios pintados en vidrio y filmados como completiva”, comienza contando Norman, y sostiene que, sin embargo, “hoy es el mismo uso, pero la tecnología ha creado herramientas digitales que han igualado a mi entender, a todo usuario que se atreva a incorporarlas. Antes era pintura sobre vidrio, hoy es modelado en 3d. Antes era algodón para generar nubes, ahora son dinámicas en software. Todo cambió, si, es cierto, pero sigue teniendo el mismo fin, y sigue dependiendo del artista que ejecuta, el resultado bueno o malo de una pieza cinematográfica”.
Desplazar los límites del tiempo
Las nuevas alternativas en tecnologías digitales prometen trascender fronteras y ya lo hacen, por su capacidad de recrear entornos. Esto las está empujando a reemparentarse con áreas que nada tienen que ver con el ocio, la ficción y el disfrute.
De hecho, están siendo utilizadas para prácticas de laboratorio, en casos que permiten perfeccionar desde intervenciones quirúrgicas hasta planificación de aplicaciones nanotecnológicas, antes de poner en marcha el trabajo. Norman explicó que las nuevas herramientas, en la cinematografía, desplazaron los límites del tiempo: “En el ámbito que conozco estoy convencido que la tecnología acercó a productores y directores a pensar que hacer una película de época, por ejemplo, ya no es una limitante”.
“Los vfx y escenarios virtuales al logrado recuperar y no perder escenas por culpa del presupuesto. Pero sin duda este recurso lo inicio el mundo de los video juegos; sin esa búsqueda y resultados que se generaron en ese rubro, no hubiese llegado tan alto la calidad visual que hoy nos ofrecen los entornos virtuales software como UNREAL ENGINE por ejemplo. Y sin duda el mundo GAMER y el del CINE ya están linkeados para retroalimentarse”, explica.
“Pero el recurso visual no solo está limitado para el entretenimiento. Te doy un ejemplo entre el cine y la ciencia. Que nos impide hoy recorrer navegando en una nave espacial el cuerpo humano. Eso es algo que una película que vi de chico “Querida, encogí a los niños” , comienza a parecerme más cercana y posible como experiencia. Solo es un casco virtual, y una película 360 bien contada”, destaca Norman Ruiz.
Menos desconfianza
Por último Norman explica que en el universo cinematográfico está naturalizándose cada vez más la importancia que tiene el uso de la tecnología en la narratividad audiovisual: “Los actores, técnicos, directores, todos están mirando con un poco menos de desconfianza. Si bien es cierto que aun acá en Argentina no un hábito filmar para completar en post-producción, ya todos están enterados de la técnica. En cuanto a mi trabajo, he ido absorbiendo conocimiento con cada proyecto que he participado y hoy puedo decir que he filmado 16 jornadas, en dos hectáreas de Saladillo, y convertido un paisaje completamente llano en uno de montañas jujeñas. Aunque fue un trabajo de casi dos años de postproducción, el resultado es realmente algo que me motiva aun más para seguir en este camino”.
Norman, de perfil
Norman Ruiz es Director General de Toma Virtual en Toma Virtual S.A. Con Liliana Romero produjo el cortometraje animado “El Sueño de Ramona Montiel” (2002) ganador de varios premios internacionales. Dirigió el largometraje “El Color de los Sentidos” (2004), que mezcla animación y ficción, y da vida a obras plásticas de reconocidos artistas argentinos como Antonio Berni, Raquel Forner, Cándido López y Quinquela. Dirigió y produjo la película animada “Martín Fierro” (2007) basada en la obra de José Hernández, con diseños del reconocido dibujante Fontanarrosa; y “Cuentos de la Selva” (2010) basada en los cuentos de Horacio Quiroga.