El Senado mexicano comenzará a discutir una iniciativa para nacionalizar los yacimientos de litio, presentada por el legislador del gobernante Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Alejandro Armenta.
El senador presentó la propuesta para que el Estado sea declarado propietario de los ricos yacimientos de este metal, que se dispersan en los cuatro puntos cardinales del país.
Actualmente, algunas minas ubicadas en los estados de Sonora (norte), Jalisco (occidente) y Puebla (sur), así como San Luis Potosí y Zacatecas (centro) y Coahuila y Baja California (norte), son ya exploradas por empresas canadienses, británicas, españolas y australianas.
“Lo que hoy vale el litio en México es 4,5 veces el valor de la deuda externa soberana”, señaló Armenta, cuya iniciativa plantea que la nación “sea dueña de los medios para la producción, explotación, explotación, comercialización, distribución y almacenamiento”.
Canadá tiene las mayores concesiones
La empresa con más concesiones para explotar minas de litio es la canadiense OrganiMax Nutrient Cor, con 15 títulos, que abarcan 424.000 hectáreas en tres estados.La explotación más prometedora está localizada en Bacadéhuachi, Sonora, propiedad de la firma canadiense Bacanora Mineral, en sociedad con la china Gangef, que ha invertido 420 millones de dólares y prevé comenzar a producir 17.500 toneladas anuales de carbonato de litio a partir de 2021.
La nacionalización del litio, un mineral clave en la industria informática y en la fabricación de dispositivos digitales, como los teléfonos móviles y las “tabletas” y “lap tops”, pero también las baterías de coches eléctricos y los medicamentos, estaba proyectada para discutirse en el Congreso desde septiembre pasado.Sin embargo, asuntos apremiantes de la agenda obligaron a posponer la presentación de la iniciativa de reforma.
Recurso estratégico
El objetivo es “nacionalizar el litio a fin de protegerlo como recurso nacional estratégico”, por ser un recurso considerado como el “petróleo blanco” del futuro, señalaba un borrador difundido el año pasado por Morena.
El exministro del Medio Ambiente, Víctor Manuel Toledo, que renunció en agosto pasado por motivos de salud, había subrayado, la importancia de nacionalizar este elemento que se explora y explota en el centro y norte del país.La iniciativa ha generado hay el rechazo de algunos sectores, entre ellos el empresarial y los sindicatos.Javier Villarreal, subsecretario del Trabajo del Comité Nacional de la Confederación de Trabajadores de México, afirmó que este proyecto “genera desconfianza y desánimo porque ahuyenta a la inversión privada”.
“Hablar de nacionalización, significa una especie de estatización pero sin aclarar cómo se explotará ese recurso”, señaló.Según analistas políticos, la iniciativa todavía no cuenta con la “bendición” del presidente Andrés López Obrador, quien ha señalado que “no es necesaria la nacionalización” por cuanto la Constitución “establece el dominio de la nación de los recursos naturales que están en el suelo y en el subsuelo”.
México, con una de las reservas más grandes del mundo
México cuenta con una de las mayores reservas de litio a escala mundial, la mayor parte en el estado norteño de Sonora, pero hace falta invertir en exploración, lo que sólo podría ocurrir en forma rápida si se permite a empresas privadas invertir en esta actividad.
“El problema es que México tiene toda la capacidad para aprovechar este elemento, pero como ha pasado con el oro o el petróleo, se sigue dependiendo de la inversión extranjera” a menos que se “apueste al desarrollo tecnológico” en el país, afirmó el economista Antonio Estudillo.
Durante décadas, el 85% del litio, llamado “oro blanco” se concentró en tres grandes yacimientos: el de Atacama, Chile, el de Uyuni, Bolivia y el del Hombre Muerto, en Argentina, pero ahora México se perfila en “las grandes ligas” del sector gracias a la mina de Bacadéhuachi, uno de los más grandes del mundo.
El litio es usado en México en un 39% como elemento alcalino para la manufactura de baterías, el 30% para la fabricación de cerámica y vidrio, el 8% para elaborar grasas lubricantes y el 5% se ocupa en los polvos de fundición y producción de polímeros, y en 3% para el tratamiento del aire. (ANSA)
