México fue escenario del primer Foro de Trabajadores Científicos de América Latina durante la semana del 28 de agosto de 2019, y los resultados comenzaron a conocerse en el día de ayer.
¿Cómo lograr que el trabajo de los investigadores esté en el centro de las políticas sobre CTI en América Latina? ¿Qué mecanismos y estrategias pueden asegurar mejores condiciones laborales para las generaciones más jóvenes? fueron algunos de los interrogantes planteadas durante el encuentro realizado en la ciudad de México.
El evento tuvo lugar en la Cámara de Diputados de este país, con asistencia de legisladores, docentes universitarios, representantes gremiales y científicos interesados en discutir las condiciones que afectan el quehacer de la investigación en la región y que impiden a los países posicionarse como potencias científicas.
Políticas públicas, precarización e inserción laboral
Algunos de los cuestionamientos apuntó a las políticas públicas que dieron lugar a la precarización de jóvenes científicos, donde se planteó resolver el déficit de empleo al que se enfrentan hoy los investigadores recién graduados.
“La precariedad laboral de los científicos va mucho más allá del salario: tiene que ver con condiciones de bienestar, estabilidad, un buen ambiente de trabajo que le permita ser productivo, y contribuir al desarrollo de la ciencia”, manifestó Adriana Gómez de la Federación Latinoamericana de Trabajadores Científicos.
Fuga de cerebros
Es que la migración de científicos con formación altamente calificada es una constante en los países de América Latina, aún en aquellos que más inversión destinan a la investigación y desarrollo, como México, Brasil y Argentina.
Gran parte de la también llamada “fuga de cerebros” está vinculada con la falta de condiciones laborales adecuadas para los investigadores jóvenes. A México le siguen Colombia, Cuba, Jamaica y Brasil en el ranking de países que más pérdida de investigadores presentan.
En el encuentro, retomaron la problemática de la inserción laboral de los nuevos doctores como un problema para interpelar a organismos e instituciones de ciencia de los países de la región.
En México por ejemplo se forman entre 4 mil y 6 mil doctores por año -según cifras referidas en el evento- y la principal universidad del país, la Universidad Nacional Autónoma de México, ha generado desde el 2000 únicamente 500 plazas nuevas para investigadores.
“Una de las contradicciones del sistema es que a quienes nos llaman jóvenes rondamos los 40 y tantos años, y hoy no tenemos un empleo estable, no tenemos condiciones dignas”, expresó Adriana Gómez, integrante de la Federación Latinoamericana de Trabajadores Científicos e investigadora del Centro de Estudios Antropológicos del Colegio de Michoacán, en México.
“La precariedad laboral de los científicos va mucho más allá del salario: tiene que ver con condiciones de bienestar, estabilidad, un buen ambiente de trabajo que le permita ser productivo, y contribuir al desarrollo de la ciencia”, señaló Gómez.
Contratos colectivos para científicos
Al hablar de la precarización en América Latina, fue Marcelo Magnasco de la Federación de Docentes Universitarios de Argentina, quien dijo que una de las carencias se encuentra en la falta de contratos colectivos que garanticen el cumplimiento de derechos laborales.
“El sistema universitario latinoamericano casi no tiene convenios colectivos de trabajo que garanticen la estabilidad laboral de los docentes universitarios. Y los trabajadores científicos vinculados con la universidad tienen todavía menos derechos; muchas veces firman contratos de 3 o 6 meses”, ilustró.
Magnasco dijo además que en muchos países la labor del investigador es considerada un hobby y no un trabajo. “El apoyo científico se basa en becas, lo cual es una precarización laboral, pues este mecanismo es una especie de dádiva”, subrayó.
Fuente: Sci Dev Net