Un informe difundido entre revistas especializadas de Brasil, revela que la inversión pública en las universidades estatales sostiene gran parte de la producción científica de ese país y la financiación de la investigación en ciencia, tecnología e innovación.
Una de las grandes apuestas del sector, más allá de su actualidad política “oscurantista” apunta al objetivo de aplicar el 2% del PIB al sector (hoy su inversión es de 1,25% del PBI) con un buen equilibrio entre las inversiones públicas y privadas.
El informe destaca que fue en los años de la década del ´80 cuando “la redemocratización del país” enfocó las políticas hacia el de las naciones más desarrolladas.
“El pensamiento que luego se extendió, muy alejado de las recientes tentaciones oscurantistas, era que el desarrollo científico y tecnológico era una condición sine qua non para el verdadero desarrollo socioeconómico y el establecimiento de una sociedad más justa”, explica el informe.
En ese momento, Brasil representaba un poco más del 0,7% del PIB en inversiones totales en ciencia y tecnología, y la participación del sector privado, es decir, de las empresas, debe enfatizarse, en este pastel, apenas excedió la marca del 20%.
Desde entonces, el país ha cambiado estos números, ha avanzado mucho, e incluso se puede decir que ha crecido espectacularmente, cuando la métrica es el volumen de artículos científicos indexados en bases de datos internacionales, un indicador reconocido a nivel mundial.
Esta producción científica prácticamente se duplicó desde el comienzo hasta el final de la primera década del siglo XXI. Y continuó su aumento constante (datos disponibles hasta 2016).
Ciencia en las universidades públicas
El informe remarca que “la notable expansión, el resultado de algunas políticas muy bien estructuradas, se basó en la capacidad de producir ciencia de las universidades públicas brasileñas”.
Entre ellos destaca a la Universidad de São Paulo (USP), la Universidad Estatal de Campinas (Unicamp), es decir, dos grandes universidades estatales de São Paulo, más algunas grandes universidades federales, como Río de Janeiro (UFRJ), Minas Gerais (UFMG) y Río Grande do Sul (UFRGS), liderando este proceso.
Es que más del 95% de esta producción científica en Brasil en bases internacionales se debe, por lo tanto, a la capacidad de investigación de sus universidades públicas.
La Academia Brasileña de Ciencias le avisa a Bolsonaro
El presidente de la Academia Brasileña de Ciencias, Luiz Davidovich, físico, profesor de la UFRJ, e investigador cuántico, aseguró, ante estos datos, que es necesario “proporcionar al Presidente de la República la información correcta sobre universidades brasileñas, recopilada por organismos internacionales”.
Luego informa que, “según una publicación reciente de Clarivate Analytics a solicitud de CAPES, Brasil, en el período 2011-2016, publicó más de 250,000 artículos en la base de datos de Web of Science en todas las áreas del conocimiento, correspondientes a 13º puesto en producción científica mundial (más de 190 países)”.
Las áreas de mayor impacto, continúa, “corresponden a agricultura, medicina y salud, física y ciencia espacial, psiquiatría y odontología, entre otras”.
Davidovich señala que “todos los estados brasileños están representados” en esta producción, “que muestra una evolución en relación con períodos anteriores y el papel preponderante desempeñado por las universidades públicas que están presentes en todos los estados”.
Otro punto fundamental de su discurso: “Más del 95% de las publicaciones se refieren a universidades públicas, federales y estatales. El artículo enumera las 20 mejores universidades (5 estatales y 15 federales), de las cuales 5 están en el sur, 11 en el sureste, 2 en el noreste y 2 en el medio oeste”.
