Bárbara Figueroa, a cargo de la embajada de Chile en Argentina, destacó la posibilidad de que ambos países exploten de manera conjunta el litio, también con Bolivia, “pero con respeto por el medio ambiente”, así como por el cuidado de las condiciones laborales de los trabajadores.
“Lo que hagamos en materia de integración bilateral, sólo tendrá sentido y razón si le llega a todos, si beneficia al ciudadano de a pie”, expresó Figueroa, que al caminar por el largo pasillo que lleva a su despacho, en el que cuelgan medio centenar de retratos de embajadores anteriores, no ocultó su orgullo por ser la única mujer que integra el grupo de representantes diplomáticos de su país en Argentina, uno de los destinos importantes de la política exterior chilena por historia, por la extensión de la frontera común y por el volumen del intercambio comercial, entre otros.
Militante del Partido Comunista (PC) desde los 15 años, egresada en Filosofía y Psicología, fue además la primera mujer en presidir la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) de Chile, una trayectoria que la puso en el centro de las críticas de sectores opositores y conservadores chilenos desde que su nombre figuró como representante diplomática, un cargo que finalmente asumió a fines de marzo.
“Hay grandes ejes que están guiando tanto nuestra política nacional como la exterior. Uno de ellos es el medioambiental, que hemos llamado la política exterior turquesa, un simbolismo en el que el verde representa el territorio físico y el azul el océano, y el turquesa -resultado de combinar ambos- da cuenta de la preocupación por ambos aspectos”, dijo Figueroa, y definió que “hay que complejizar la mirada respecto a los modelos de desarrollo. No podemos, so pretexto de lo económico, depredar el medio ambiente, exterminar comunidades, desalojarlas de sus territorios o actuar en contra de la propia condición humana”. “Chile y Argentina tienen el privilegio de alojar el litio, que podríamos explotar de manera conjunta en el triángulo del litio, integrado por Argentina, Bolivia, Chile“, sostuvo.
Sin embargo, destacó, en una entrevista para Télam, que “es fundamental que la protección de los ecosistemas, los océanos, y que el cuidado de las comunidades esté en la mesa de negociaciones de esa extracción, una exigencia para quienes quieran invertir, mientras el Estado resguarda la soberanía sobre estos procesos, además de hacerse cargo de garantizar derechos de los trabajadores implicados, para que accedan a su actividad en condiciones de dignidad, es decir, que no le paguen “dos chauchas”.