Un equipo de investigadores del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad de São Paulo (IMT-USP), en Brasil, registró pacientes con síntomas leves, en los que la presencia de SARS-CoV-2 estuvo activa en el organismo durante un período superior a los 14 días de aislamiento que se recomienda.
El artículo se publicó en la plataforma medRxiv, en proceso de revisión por pares, y fue desarrollado por el grupo coordinado por la profesora Maria Cassia Mendes-Correa.
Allí, describe los casos de dos mujeres de aproximadamente 50 años habitantes del municipio de São Caetano do Sul, en el Área Metropolitana de São Paulo.
Una de ellas fue atendida por primera vez a mediados de abril de 2020 e informó que desde hacía 20 días venía manifestando síntomas tales como tos seca, dolor de cabeza, debilidad y dolor en el cuerpo y en las articulaciones. Un análisis de RT-PCR realizado 22 días después de instalado el cuadro confirmó la presencia del virus en su organismo y, durante los días siguientes, la paciente sufrió náuseas, vómitos y pérdida del olfato y del gusto. Un segundo test molecular realizado 37 días después del comienzo de los síntomas también arrojó un resultado positivo. A mediados de mayo, la mayoría de los malestares habían desaparecido, excepto el dolor de cabeza y la debilidad.
En el segundo caso informado, la paciente tuvo fiebre, dolor de cabeza, tos, debilidad, rinitis, náuseas y dolor en el cuerpo y en las articulaciones a mediados de mayo. El primer test de RT-PCR se realizó cinco días después del comienzo de los síntomas y dio positivo. Como el problema persistió, se realizó un segundo test al 24º día y, nuevamente, se confirmó la presencia del ARN viral. En total, la paciente manifestó síntomas durante 35 días, según informan los investigadores.
“Por tratarse de casos atípicos, las muestras de secreciones nasofaríngeas extraídas para efectuar los diagnósticos se transportaron al IMT-USP para la realización de análisis más profundos. Se inoculó el material en un cultivo de células epiteliales y, tras la realización de diversas pruebas, confirmamos que el virus allí presente aún era viable, es decir que era capaz de replicarse y de infectar a otras personas”, comenta Mendes-Correa.
Tal como lo explica la investigadora, las dos mujeres fueron atendidas en el ámbito del Programa Corona São Caetano, una plataforma online creada para organizar el monitoreo a distancia de los habitantes con síntomas a cargo de equipos de salud, y la extracción domiciliaria de muestras para el diagnóstico. Participan en esta iniciativa la alcaldía local, la Universidad Municipal de São Caetano del Sul (USCS), la startup MRS ? Modular Research System y el IMT-USP.
Con el apoyo de la FAPESP – Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo, el grupo de Mendes-Correa efectuó un seguimiento durante seis semanas de otros 50 participantes atendidos en el ámbito del programa para estudiar el tiempo de persistencia del virus en el organismo. Se tomaron semanalmente muestras de saliva, orina, materia fecal (hisopado anal), secreciones nasofaríngeas y sangre. Todo este material se llevó al IMT-USP y se lo inoculó en cultivos celulares para verificar la presencia de virus aún infectantes.
“Los análisis indican que el ARN viral permanece detectable durante más tiempo en la saliva y en las secreciones nasofaríngeas. En un 18 % de los voluntarios, el test de RT-PCR en este tipo de muestras siguió dando positivo durante un máximo de 50 días. El 6 % entre ellos se mantuvieron siendo transmisores [con el virus multiplicándose] durante 14 días”, comenta Mendes-Correa.
Por ende, a juicio de la investigadora, los diez días de aislamiento que recomienda actualmente el Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos para los casos leves pueden no ser suficientes como para evitar nuevas contaminaciones.
Los inmunosuprimidos
Otro brazo de la investigación que se lleva adelante en el IMT-USP comprende el monitoreo de personas inmunosuprimidas infectadas con el SARS-CoV-2. Hasta ahora, diez voluntarios han sido incluidos en el proyecto y uno de ellos sigue con la infección activa en el organismo desde hace más de seis meses.
“Se trata de un paciente que se sometió a un trasplante de médula ósea antes de infectarse. Los análisis indican que la carga viral en su organismo es elevada y que el virus es altamente infectante. Por este motivo sigue en aislamiento, aun habiendo pasado ya un largo período posterior al comienzo de los síntomas”, comenta Mendes-Correa.
La investigadora hace hincapié en la necesidad de monitorear con atención casos como este, que ofrecen las condiciones ideales para el surgimiento de variantes virales potencialmente más agresivas.
“El hecho de que el virus siga replicándose en el organismo durante tanto tiempo favorece la selección de mutaciones que lo dotan de ventajas. Este paciente tiene un alto grado de inmunosupresión y está monitoreándoselo de cerca en el marco de un protocolo de investigación. Pero también hay que preocuparse con la parte de la población que exhibe grados más leves de inmunosupresión, como en los casos de los portadores de enfermedades autoinmunes [que hacen uso de fármacos inmunosupresores], por ejemplo”, advierte Mendes-Correa.
Fuente: DICyT.