El Gobierno del presidente Jair Bolsonaro tendió puentes con Rusia para intentar la aprobación de la vacuna Sputnik V, rechazada por falta de seguridad y documentación por parte de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), con negociaciones por parte de la cancillería y el Ministerio de Salud, se informó oficialmente.
Un comunicado del Palacio de Itamaraty, sede de la cancillería, destacó que el Gobierno brasileño “saluda” la disposición de Anvisa y del Fondo Ruso de Inversión Directa el Instituto Gamaleya, responsables por la fabricación de la Sputnik V, para “aclarar dudas frente a la vacuna, incluyendo la provisión de documentación solicitada”.
Colapso sanitario mata verborragia “anti-rusa”
El presidente, Jair Bolsonaro, declaró hace tres meses que “nunca le compraría a vacunas a un país comunista”, en relación con las vacunas de origen ruso, Sputnik V, y la de origen chino, Sinopharm.
Sin embargo la situación sanitaria que atraviesa la nación obligó a bajar el tono de la verborragia bolsonarista y desde el Gobierno se expresaron a favor de la aprobación de la vacuna desarrollada por el Instituto Gamaleya.
El comunicado divulgado el lunes por la noche destaca la “excelente relación” entre Brasilia y Moscú y dice que la cancillería y el Ministerio de Salud de Brasil impulsan sumar a la vacuna rusa, una vez aprobada, al sistema nacional de vacunación contra el coronavirus.
Los Ministerios de Exteriores y de Salud “seguirán dispuestos a apoyar el diálogo en curso, siempre respetando la autonomía de Anvisa, de modo que Sputnik V, en el momento el que fuera aprobada, pueda reforzar el plan nacional de inmunización”.
El comunicado se conoció al mismo tiempo que el diario O Globo reveló que a pedido del Gobierno, la embajada rusa en Brasilia canceló una reunión protocolar con el líder de la oposición, el expresidente Luiz Inácio Lula da SIlva, quien se encuentra en la capital abriendo negociaciones con diputados, senadores y embajadores.
Lula fue uno de los negociadores clave en los últimos meses de la adquisición de la Sputnik V que realizaron los nueve estados del nordeste, cuatro de ellos del Partido de los Trabajadores y todos gobernados por opositores a Bolsonaro.
Presiones de Estados Unidos
La vacuna Sputnik V fue objetada por unanimidad por los directores de la Anvisa.
Esto provocó un repudio por parte del fondo ruso que comercializa la vacuna, que atribuyó la decisión a presiones de Estados Unidos sobre el Gobierno de Bolsonaro.
La vacuna puede fabricarse en Brasil en dos plantas de Unión Química, laboratorio asociado al fondo de inversión ruso para el desarrollo local del inmunizante, que tiene fábricas en Brasilia y en Guarulhos, en el Gran San Pablo.