La Inteligencia Artificial (IA) ha dejado de ser un debate futurista para convertirse en el **eje de la geopolítica y la economía global**. Sin embargo, mientras el mundo debate la regulación de la IA, América Latina corre el riesgo de quedar relegada a la posición de un **gigante dormido** que solo consume lo que otros diseñan.
Un demoledor informe del Índice Latinoamericano de IA de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), organismo de las Naciones Unidas, pone en evidencia el abismo que separa a la región de las potencias tecnológicas. La brecha no es de talento o de adopción, sino de “voluntad política y financiera”.
Subordinación: 1,12%
La paradoja tecnológica en el continente es brutal. Pese a que la tasa de adopción de soluciones de IA en países como Argentina, Brasil y México es alta —impulsada por la necesidad de eficiencia y la demanda de sus usuarios—, la inversión propia en el desarrollo de la tecnología es irrisoria:
De la inversión global total en Inteligencia Artificial, América Latina solo capta el 1,12%.
Esta cifra ridícula se concentra mayormente en Brasil, lo que significa que el resto de los países operan con capital y soluciones diseñadas íntegramente en el Norte Global (EE. UU. y China).
Esta es la prueba irrefutable de que la región, a pesar de su potencial, está cediendo la soberanía digital. Mientras las naciones desarrolladas invierten miles de millones para liderar la próxima revolución industrial, los gobiernos latinoamericanos eligen el camino de la **dependencia estratégica**.
El Costo Político y la Fuga de Cerebros
La falta de inversión estatal y privada no solo se traduce en escasez de *start-ups* locales; tiene consecuencias políticas y sociales inmediatas:
Dependencia Algorítmica: Las decisiones críticas en áreas como el crédito, la salud pública y la seguridad terminan siendo tomadas por algoritmos diseñados bajo lógicas culturales y económicas ajenas.
Fuga Letal de Talentos
La falta de oportunidades de inversión de riesgo y de investigación financiada por el Estado condena a los mejores profesionales en Ciencia de Datos e Ingeniería a migrar hacia centros tecnológicos con verdadera capacidad de innovación. El continente forma talento que luego exporta para beneficio de las potencias.
Fragilidad Regulatoria: La legislación local siempre llega tarde. No se puede regular algo que no se desarrolla localmente, dejando a los ciudadanos indefensos frente a la falta de ética o los sesgos de los modelos de IA importados.
De Consumidores a Creadores
Para salir de esta trampa, la estrategia no pasa por la prohibición, sino por la **inversión estatal agresiva y coordinada**. Es un desafío que debe ser tratado con la misma urgencia que una crisis de deuda o una crisis energética.
La CEPAL ha puesto el diagnóstico sobre la mesa. Ahora, la responsabilidad de revertir el 1,12% recae en las élites políticas y empresariales que hoy priorizan el consumo rápido sobre la construcción de la verdadera **infraestructura del poder del siglo XXI**: el código y el análisis de datos.