Periferia

25 de Marzo de 2019

Salud: Con el ojo puesto en el cáncer de hígado

Investigadores de CONICET estudian el comportamiento de las células tumorales del hígado a nivel molecular. El cáncer hepático es de los más letales y va en aumento en Argentina.

Científicos del Instituto de Fisiología Experimental (IFISE) de Rosario, analizan el accionar molecular de células tumorales del hígado.

El carcinoma hepatocelular o hepatocarcinoma es un cáncer de hígado que ocupa el segundo puesto entre los cánceres más letales. 

Esto se debe, en gran parte, a su alta velocidad metastásica dentro y fuera del propio órgano, que demostró ser altamente resistente a los tratamientos disponibles. 

“Es un problema sanitario acuciante porque es un cáncer de incidencia creciente asociada a otras enfermedades hepáticas que han aumentado en los últimos años”, indica Cristián Favre, investigador del Conicet en el Instituto de Fisiología Experimental (IFISE).

Entre los causales más acuciantes del carcinoma hepatocelular se encuentra la hepatitis y el alcoholismo. 

 

Aumento de casos y relevamiento de factores

En un relevamiento sobre 14 unidades sanitarias del país, la Asociación Argentina para el Estudio de Enfermedades del Hígado, estudió diversos casos. 

Allí registró que entre 700 pacientes del 2009 al 2016 la prevalencia de la hepatitis C (37%) y el alcoholismo (20%) fueron las causas preponderantes del cáncer de hígado. 

A la vez hay un aumento de seis veces en el número de cánceres asociados a enfermedad de hígado graso no alcohólico a lo largo del período de tiempo estudiado.

 

IFISE busca respuestas antitumorales

“Hace algunos años venimos estudiando a nivel molecular de qué manera las células normales y tumorales del hígado toman distintos caminos cuando son sometidas a estrés energético”, explicó Favre.

“Las células dejan de dividirse y activan programas de muerte o, en este caso, disminuyen su velocidad de movimiento”, graficó el investigador. 

En el IFISE “se analiza hoy cuáles son las proteínas que detectan estos cambios metabólicos y desatan estas respuestas” señala Favre. 

“El destino de una célula ante la falta de energía frente a la escasez de glucosa en el caso de una célula tumoral depende mucho de cómo o cuánto se active la proteína quinasa AMPK”, explica Favre. 

Como consecuencia la célula cambia su metabolismo para ahorrar energía y además puede detener su división, inducir su maquinaria de muerte o inhibir su capacidad de migración?, concluye el investigador.

En células de hepatocarcinoma, el grupo del IFISE probó como estrategia de activación de AMPK usando metformina, una droga utilizada como hipoglucemiante en pacientes diabéticos.

“Logramos así que AMPK, que parece estar especialmente inactiva en este tipo de tumor, se hiperactive a niveles que no se alcanzan de otra forma.”

De esta manera se pueden conducir a nuevas respuestas antitumorales. 

El IFISE comprobó que las células, durante el experimento, migraban e invadían en menor medida cuando no había glucosa sumada a la presencia de metformina.

“Comprobamos que es factible de activarse en estas células tumorales de hígado en las condiciones que estudiamos, alcanzando niveles que vuelven a las células sensibles a estrés cuando esa es una característica perdida en estas células cancerosas”, explicó Favre. 

“Esto demuestra que AMPK puede restablecer su capacidad de activarse y promover efectos antitumorales”. 

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