Investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) estudian una alternativa diagnóstica y terapéutica basada en nanotecnología para tratar la hipertensión, uno de los problemas de salud pública más generalizados del mundo que afecta a alrededor de mil millones de personas.
“Nuestra atención se centra en la exploración de nuevos enfoques terapéuticos mediante la implementación de la nanotecnología. Esto abre un campo prometedor en el tratamiento de la hipertensión, ya que se recurre al uso de la ingeniería tisular y sus potenciales aplicaciones”, comenta Walter Manucha, investigador independiente del CONICET y director del Laboratorio de Farmacología Experimental Básica y Traslacional del Instituto de Medicina y Biología Experimental de Cuyo (IMBECU, CONICET).
Nanotecnología contra el cáncer de piel
La nanotecnología trabaja sobre la elaboración de herramientas de investigación a escala nanométrica. Esto implica que son dimensiones no perceptibles para el ojo humano porque un nanómetro equivale a un millón de veces el tamaño de un centímetro.
Por lo tanto, desarrollar tecnologías a esa escala implica obtener soluciones en microbiología, medicina y otras disciplinas, que a escala normal resultaría imposible.
Por ejemplo, en el Instituto Multidisciplinario de Biología Molecular y Celular (IMBICE), a través de la nanotecnología, se está en camino de crear un tratamiento potencial del cáncer de piel basado en cremas.
Esto, a partir de encapsular un fármaco que usualmente es utilizado por via oral (y sanguínea), a través de la quimioterapia, y que genera efectos secundarios no deseados, como la pérdida del cabello, entre otros efectos.
Nanotecnología contra la hipertensión
La hipertensión, con frecuencia de origen neurogénico, está relacionada con una sobreexcitación de los centros del tronco cerebral, hiperactivación del sistema nervioso simpático y desequilibrio en los niveles de citoquinas pro y antiinflamatorias.
Los investigadores utilizaron anandamida nanoformulada con el propósito de reducir el cuadro inflamatorio y verificar la disminución de la presión arterial. Esta sustancia producida en el organismo, pero de rápida inactivación, influye en sistemas fisiológicos como el dolor o la regulación del apetito y guarda una estrecha relación con el sistema cardiovascular.
Según Manucha, “la anandamida presenta algunas propiedades desfavorables como escasa solubilidad acuosa, inestabilidad térmica y susceptibilidad a la degradación enzimática”.
La importancia de la “nanotransportación”
De esta manera, su encapsulación en nanotransportadores resultaría un método más efectivo para administrarla de manera localizada ya que las nanopartículas pueden ayudar a superar la baja solubilidad, la biodisponibilidad oral deficiente y los efectos adversos asociados con su distribución sistémica.
La posibilidad de controlar los mediadores inflamatorios y otros marcadores celulares a través de nanoformulaciones podría representar potencialmente una novedosa forma de reducir el cuadro inflamatorio en la enfermedad cardiovascular e inclusive podría tener proyecciones a otras patologías que respondan al mismo denominador común inflamatorio.
Otra ventaja de estas nanoestructuras portadoras de drogas específicas es que pueden vectorizarse mediante una orientación activa o pasiva, lo que permite que el fármaco se dirija al sitio de acción deseado (drug delivery), aumentando el potencial terapéutico y utilizando una dosis más baja que la habitual.
Sumar nuevas alternativas terapéuticas a una patología prevalente multifactorial, como lo es la hipertensión arterial, con significativa reducción de los valores tensionales, cambios en el remodelado cardíaco, modulación del proceso inflamatorio central y periférico, nos auguran buenas expectativas a la hora de validar la eficacia contra esquemas tradicionales?, concluye el investigador.
Fuente: CONICET