Periferia

6 de Mayo de 2021

La Universidad Nacional de La Plata, más cerca de poner en órbita su propio nanosatélite

El Centro Tecnológico Aeroespacial, dependiente de la universidad, realizó el análisis de viabilidad de los proyectos. Tendrá tecnología para analizar la atmósfera y los suelos.

El Centro Tecnológico Aeroespacial, dependiente de la Universidad Nacional de La Plata, realizó los estudios de viabilidad de los 24 proyectos presentados para que los ingenieros de la casa de altos estudios desarrollen cinco satélites “Cube-Sat”, que planean poner en órbita para el estudio de suelos y de la atmósfera. 

El trabajo de selección fue realizado desde la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata, y permitirá contar con un desarrollo para realizar estudios atmosféricos y de suelo. 

“Se trata de un pequeño instrumento de la categoría denominada CubeSat, que se transformará en el primer satélite universitario argentino de esta nueva generación en entrar en órbita alrededor de la Tierra”, aseguraron desde Ingeniería de la UNLP.  

La universidad tiene una trayectoria sólida en el desarrollo aeroespacial de nuestro país, al punto que de los seis satélites en órbita que hoy tiene la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), en el último de ellos, el Saocom 1b, la UNLP colaboró activamente en la etapa de ingeniería de detalle. 

Cinco satélites en órbita 

El proyecto “Satélite Universitario” busca desarrollar 5 pequeños satélites de la categoría denominada “CubeSat”, con un máximo de 20 kg y “6 unidades”. “Una unidad (1U) de CubeSat mide 10 cm x 10 cm x 10 cm, es decir que 6U equivale a 10 cm x 20 cm x 30 cm; en una configuración 1U x 2U x 3U”, explicaron desde Ingenería. 

La convocatoria, finalizada en agosto de 2020, fue abierta a estudiantes, investigadores e investigadoras, científicos y científicas y docentes de la casa de altos estudios, centros de investigación y otras universidades, y recibió 24 propuestas de 19 instituciones diferentes.  

De ellas, se determinaron las cinco misiones preseleccionadas, que en rigor integran propuestas de 10 grupos distintos. Estas misiones serán evaluadas para la continuidad del proyecto que, como se indicó, culminará con una serie de 5 CubeSat. 

“El objetivo de esta iniciativa es la realización del diseño, construcción, ensayos e integración de satélites pequeños (SmallSats) en instalaciones de la universidad”, explicó la UNLP, y sostuvieron que “el proyecto prevé la formación de recursos humanos en relación a las tecnologías espaciales”. 

Desde el Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA) los ingenieros preseleccionaron las misiones viables, para las cuales se tiene un diseño conceptual que sirve como base para realizar estimaciones de los costos. 

Tecnología para estudiar la atmósfera y los suelos 

El primer satélite, explicaron, utilizará Tecnológica de GNSS-RO y GNSS-R, que es una de las técnicas más utilizadas en estudios atmosféricos, tanto en la región neutra como en la ionósfera, mientras que por otro lado, existe una técnica más reciente denominada reflectometría GNSS (GNSS-R), que se puede emplear para estudiar la superficie terrestre.  

“Es de especial interés para nuestros científicos medir la humedad del suelo y la cobertura de vegetación con esta técnica. La validez del uso de GNSS-R para obtener la cobertura de vegetación aún no se ha demostrado, y es uno de los objetivos secundarios de esta misión”, destacó la coordinadora del programa, Sonia Botta, egresada de la carrera de Ingeniería Aeronáutica de la UNLP y magíster en sistemas satelitales. A pesar de que estos satélites son pequeños, pueden cumplir muchas misiones: en observación terrestre “se puede hacer análisis de suelos, hidrología, movimiento de tierras, urbanismo, monitoreo meteorológico”, agregó Botta. 

La elaboración del nanosatélite demandará una inversión de unos 50 mil dólares. Según detallaron  desde la UNLP, 20 mil serán financiados con fondos propios del CTA, mientras que los 30 mil restantes serán aportados con un crédito del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación. 

Los objetivos 

Desde la Facultad de Ingeniería explicaron que el objetivo primario de esta misión es demostrar el funcionamiento de todos los componentes de la instrumentación. Por lo tanto, es una misión con un enfoque mayormente de “ingeniería y desarrollo tecnológico”.  

Sin embargo, como objetivos secundarios, la información obtenida mediante GNSS-RO será procesada para estudiar la ionósfera. En tanto que los resultados provenientes de GNSS-R serán utilizados para analizar la validez de esta técnica para la medición de cobertura de vegetación y para medir la humedad del suelo. 

“Las cargas útiles adicionales, que aún están en proceso de evaluación para definir su compatibilidad con la carga útil principal, serán: un star tracker desarrollado por el laboratorio CIOp (UNLP/CIC/CONICET), un retroreflector para laser ranging aportado por el AGGO (CONICET), y un instrumento para la detección de tormentas geomagnéticas, propuesto por un grupo de estudiantes de las carreras de Ingeniería Aeronáutica y en Computación”, destacaron. 

“Uno de los principales objetivos del proyecto Satélite Universitario es demostrar que la ciencia está al alcance de todos. Estas cosas se pueden hacer. Tenemos capacidad técnica y humana, que es lo principal; necesitamos gestionar y organizar para llevarlo adelante apostando siempre al desarrollo de la soberanía espacial”, enfatizó Marcos Actis, vicepresidente Institucional de la UNLP y director del CTA. 

El satélite tendrá una estructura de aluminio con un sistema de navegación en su interior que será construido en los talleres de la Facultad. Las baterías de litio, los paneles solares y las mantas doradas serán desarrolladas en el laboratorio del Centro Tecnológico Aeroespacial. 

Con respecto al lanzamiento, Actis detalló que “confiamos en que, por los vínculos que estamos generando con China y con la NASA, en Estados Unidos, podamos incorporarlo en alguna misión que ellos tienen previstas”. Y no descartó que, si se construye el Arsat 3, cuyo desarrollo se retomó, “se pueda pedir para que vaya como carga auxiliar en su lanzamiento”. 

Una parte significativa de los centros de investigación de la UNLP involucrados en este proyecto tuvieron experiencias previas en el campo de investigación o desarrollo de tecnologías espaciales.  

Entre ellos, la UID GEMA, que forma parte del Centro Tecnológico Aeroespacial, cuenta con más de 20 años de experiencia en el diseño, desarrollo y ensayos de componentes satelitales. Participó en las misiones SAC-B, SAC-A, SAC-D, y SAOCOM-1A y 1B. 

Por su parte, el grupo SENyT, de la Facultad de Ingeniería, desarrolló el sistema de navegación para los vehículos experimentales VEx, del proyecto Tronador II. Por otra parte, el Laboratorio MAGGIA y el grupo GESA de la Facultad de Cs. Astronómicas y Geofísicas, y el CIMA de la Facultad de Ciencias Exactas, cuentan con una amplia trayectoria en el área de desarrollo de aplicaciones y procesamiento de datos satelitales. 

Con información de la Facultad de Ingeniería de la UNLP.

¡Sumate a la Comunidad de Periferia!

Periferia Ciencia se sostiene fundamentalmente gracias a una comunidad de lectores que todos los meses, de acuerdo a sus posibilidades, hacen su aporte. ¿Querés que exista un medio como Periferia?