Periferia

22 de Febrero de 2021

La Universidad Nacional de Córdoba adquirió la mayor computadora de uso abierto del país

Permitirá simulaciones sobre la acción de medicamentos contra el SARS-Cov-2, desarrollar biosensores y hasta estudiar ondas gravitacionales. Estará abierto a la comunidad científica del país y la región.

La Universidad Nacional de Córdoba (UNC) adquirió un computador con una capacidad de procesamiento de 156 Teraflops que convierte al Centro de Cómputo de Alto Desempeño en la institución con mayor capacidad de cálculo del país abierta a la comunidad científica -tecnológica y las empresas. 

El equipamiento pesa 800 kilogramos y su instalación comenzará en estos días, cuando finalicen las tareas de reacondicionamiento en el Data Center de la universidad, según informó el portal UNCiencia.  

Según estiman, el equipo, tras una serie de pruebas, estará operativo para mediados de marzo. La nueva supercomputadora fue adquirida a través del Programa de Adquisición de Grandes Equipos (PAGE) que instrumenta la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNC.  

La compra se efectuó a través de una licitación pública nacional lanzada a fines de 2019 y demandó una inversión de 371.784 dólares. 

Sobre la nueva incorporación, Oscar Reula, director del Centro de Cómputo de Alto Desempeño, explicó a UNCiencia que si bien la supercomputadora más grande de Argentina pertenece al Servicio Meteorológico Nacional, esa está dedicada a un fin específico: las simulaciones relativas al pronóstico climático.  

El Centro con mayor poder de cálculo 

Con la llegada de “Serafín”, sin embargo, el CCAD se ubicará como el centro con mayor poder de cálculo del país abierto a la comunidad científico-tecnológica y a las empresas. 

Respecto al acceso a estas facilidades, Reula subraya que el CCAD posee una política abierta, en el sentido de permite a científicos y científicas de todas las provincias e incluso de países limítrofes utilizar la capacidad de cómputo instalada en la UNC. 

“Hoy en día no se puede hacer ciencia en casi ningún campo si no se usan las supercomputadoras, son una herramienta fundamental. Para que nuestra ciencia y tecnología no se atrasen, decidimos que las usen todo lo que puedan”, sintetiza. 

Interacción con el sector privado 

En cuanto a la interacción con el sector productivo, Reula apunta que el CCAD está abierto a colaborar con las empresas. Reconoce que para muchas firmas resulta más simple contratar ese tipo de servicios en la nube, pero explica que estratégicamente para el país es preferible impulsar el aprovechamiento de las capacidades locales. 

En esa línea, señala el convenio acordado con la Fábrica Argentina de Aviones ?Brig. San Martín? (FAdeA) para simular partes de los nuevos proyectos en el campo de la aviación. 

Desde nanotecnología hasta ondas gravitacionales 

“El abanico de proyectos que aprovechará la capacidad de Serafín resulta insondable”, aseguran, tanto como la variedad de campos disciplinares que se benefician en el uso de estas tecnologías. 

Marcelo Mariscal, director del proyecto de adquisición de la supercomputadora explicó que en la elaboración de la propuesta participaron docentes-investigadores/ras de las facultades de Ciencias Químicas; Ciencias Exactas; Ciencias Económicas; Matemática, Física, Astronomía y Computación; y del Observatorio Astronómico, así como de numerosos institutos de doble dependencia (UNC-Conicet). 

Respecto a las investigaciones que utilizarán la nueva capacidad de cálculo, Mariscal destaca los estudios relacionados con COVID-19. 

“Muchos de esos trabajos utilizan técnicas de simulación conocidas como docking molecular, o técnicas donde se testean medicamentos ya aprobados para otras terapias y que son analizados para evaluar su acción contra el virus SARS-CoV-2”, explica. Y completa: “Hay proyectos que están muy activos y necesitan esa capacidad de cómputo porque lanzan miles de millones de cálculos para encontrar algún fármaco en particular que tenga una actividad específica contra ese virus”. 

Entre otros, Serafín permitirá además realizar simulaciones en física de los materiales, el desarrollo de nanotecnología para energías alternativas, el estudio de las ondas gravitacionales, el desarrollo de biosensores, de compuestos de interés farmacológico y de sistemas antimicrobianos para tratar patologías infecciosas. 

También se podrá aplicar para el aprendizaje automático, el big data aplicado a redes sociales, el estudio de dinámicas a gran escala del universo y la evolución de las galaxias, así como para la estimación de modelos de datos de panel en economía y la construcción de indicadores compuestos para evaluar el desempeño económico y financiero. 

Fuente: UNCiencia.

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