Junto con la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), la empresa estatal rionegrina Invap logró diseñar, construir y exportar a Italia sensores solares gruesos para satélites que viajan en órbitas cercanas a la Tierra. Se trata de una venta histórica porque, además de abrirse un sendero en el segmento de los proveedores de partes, se pone por primera vez una pata en el mercado espacial europeo.
El cliente en este caso es una empresa italiana, OHB Italia, con sede en Milán. Forma parte del European Space and Technology Group, que pertenece a su vez a la alemana Orbitale Hochtechnologie Bremen (OHB), ubicada en Frankfurt.
Gabriel Absi, vicepresidente del área Espacial de Invap, explicó al medio “Diario de RÍO NEGRO” que se trata de un elemento indispensable en muchos de los satélites de órbitas bajas, que giran a una distancia de entre 400 y 700 metros.
Piezas clave para la vida útil de un satélite
Este sensor es una pieza clave en la vida útil de un satélite. Cuando hay una falla o una emergencia, la computadora de abordo activa el modo seguro y coloca al aparato apuntando hacia el Sol, pero para ello algo debe indicarle dónde está el Sol: esto lo que hace cada uno de los 20 aparatos que Invap y la CNEA le vendieron a la empresa italiana.
Esta maniobra permite recargar la energía de la batería mediante los paneles solares y dejar al satélite en condiciones de maniobra para cuando la órbita lo ponga a tiro de una estación terrena.
Absi explicó que este tipo de sensores fue desarrollado con éxito para modelos como el SAC-D y los Saocom, que fueron los últimos fabricados en Bariloche (el último se lanzó en 2020, en plena cuarentena), pero también es una tecnología que Invap vendió a Brasil para el Amazônia-1, lanzado el mes pasado.
Pero además Invap pudo utilizar su Centro de Ensayos de Alta Tecnología (Ceatsa), un laboratorio que permite someter a estos aparatos a las condiciones de lanzamiento y de vida en el espacio.
Las medidas son muy pequeñas (no más de 3 centímetros por 3 centímetros) pero lo que vale acá no es la masa sino la materia gris: el 95% es desarrollo local con materiales argentinos.
Otra de las ventajas es que esta venta le permite a nuestro país exportar tecnología a cambio de divisas.
Absi dijo que es vital hacerse de un prestigio para seguir ganando clientes en el mundo y que así fue como consiguieron esta venta. El paso puede ser pequeño pero para el futuro del área espacial de Invap es un gran salto.