Durante la exposición que se está llevando a cabo en el predio que la Sociedad Rural Argentina (SRA) tiene en Palermo, se entregó el premio CiTA-YPF Agro al desarrollo de un grupo de investigadores argentinos del Centro de Agricultura Familiar (CIPAF) de la región Cuyo, cerrado en abril en el marco del ajuste presupuestario implementado por la actual gestión, a cargo de Juan Balbín, y su consejo directivo y el aval del gobierno de Mauricio Macri.
El desarrollo innovador estuvo a cargo el Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar del INTA en San Juan y facilita la recolección de las uvas, reduciendo el esfuerzo físico del trabajador.
A este tipo de innovaciones para el agro, la SRA le otorga el premio del Centro Internacional de Innovación en Tecnología Agropecuaria (CiTA), durante el transcurso de la exposición agraria de la entidad, en Palermo.
La innovación es un carro elevador y cargador que no requiere tractores o camiones para su funcionamiento.
?Evaluamos este prototipo para que sea una alternativa a la cosecha mecánica?, señaló Nicolás Serafini, expresaba el investigador y autor del desarrollo del INTA y agregó que carro está destinado a los viñateros más pequeños, debido a que la actual oferta de maquinarias presenta dificultades para ser incorporadas en sus fincas?.
La distinción otorgada por “YPF Agro-CiTA a la innovación” se correspondió al rubro “Maquinaria para Economías Regionales” por la creación de un “Carro elevador y volcador para la cosecha de uvas” por parte de investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTA).
Para el macrismo no hay innovación que valga
Sin embargo, la actual gestión a cargo de Juan Balbín, hombre de Mauricio Macri con teléfono directo a la Jefatura de Gabinete, tomó la decisión de cerrar el IPAF Cuyo junto a otros dos Centros de Investigación en Agricultura Familiar, los de Patagonia y Noroeste, además de otras 25 Agencias de Extensión Rural (AER) y a dos institutos dedicados a estudios sobre políticas públicas, economía y ciencias sociales dentro del INTA, en abril.
La decisión estuvo fundamentada en un ajuste a la estructura del INTA a nivel nacional que contó con el aval del Consejo Directivo del organismo, a excepción de la Federación Agraria, que lo conforma.
“Se hizo un ajuste de estructura del 24% en la Dirección Nacional que representó un 5% a nivel nacional”, explicaba Héctor Espina, Director Nacional del INTA, en abril, en una entrevista para Periferia.
El ajuste “selectivo” en el INTA
No es azaroso que sean los Centros de Agricultura Familiar, aquellos en los que “se concentró” el ajuste dentro del INTA. Estos desarrollan investigación para las economías regionales donde trabajan los pequeños y medianos productores del campo que abastecen en un 80% al consumo interno de nuestro país.
Distinta es la situación de el otro sector sobre el que interviene el INTA, que es el de los sectores ligados a la agroexportación y los grandes pooles de siembra de la soja.
El foco del ajuste de Cambiemos se fue volviendo nítido en cuanto a su direccionamiento.
El ex Jefe de Gabinete del Ministerio de Agricultura (2013-2015), Espina, aseguró que “pensamos que eso se había terminado pero el año pasado salió un decreto que planteó un ajuste extra de un 25% en todos los organismos descentralizados en su estructura de cargos directivos, unos 1090 cargos”.
El Director Nacional del INTA, un ingeniero agrónomo de carrera dentro del organismo, se pronunció contra las políticas de ajuste que están implementando los funcionarios de Cambiemos en el INTA, y que ocasionaron el cierre de los CIPAF regionales.
Espina develó que tras el ajuste se encuentra la decisión del Ministerio de Modernización, a cargo de Andrés Ibarra, y bajo la supervisión de Marcos Peña.
“En algún momento Modernización nos planteó, en el tema dotación, que sobraban 800 o 900 personas y nosotros, con Amadeo Nicora (predecesor de Juan Balbín en la presidencia del organismo) nos negamos a firmar ese documento, por eso INTA no echó a nadie, si bien no se renovaron cargos por jubilaciones”, contaba Espina.
Héctor Espina habló de “parálisis” al referirse a la situación presupuestaria del organismo de ciencia y técnica que tiene un fuerte anclaje territorial en la estructura primaria de la economía rural argentina.
“La plata para funcionar, para financiar proyectos de investigación y extensión es de cero pesos, es una parálisis”, decía Espina, mientras alertaba que “vamos a tener que cerrar institutos de alta complejidad porque no vamos a poder pagar la luz”, denunciaba el Director Nacional del INTA.