El Gerente del área de Proyectos Espaciales de INVAP, Gabriel Absi, habló sobre el proceso de construcción del satélite observacional, SAOCOM 1B, que será puesto en órbita en el mes de marzo, cuando el cohete Falcon, de la empresa Space X, lo lance desde Cabo Cañaveral, en Estados Unidos.
En diálogo con Radio Nacional Bariloche, Absi adelantó que ya está todo listo para su traslado a Estados Unidos y especificó que “en el proyecto trabajaron más de seiscientas personas, sesenta empresas, organizaciones e instituciones argentinas de Ciencia y Tecnología”, al tiempo que destacó, “el nivel que tenemos en el país no tienen nada que envidiar a lo que se encuentra afuera, tanto en recurso humano como en infraestructura”.
El SAOCOM 1B es el segundo aporte que hace la Argentina a la constelación SIAGE, formada por dos satélites argentinos y cuatro italianos. Se trata de un satélite observacional, es decir que cumple funciones de monitoreo completamente diferentes que los ARSAT, los cuales eran de telecomunicaciones e implicaban un despliegue tecnológico e impacto mayor.
La diferencia es a varios niveles, puesto que un satélite de telecomunicaciones implica inversiones en una tecnología diferente.
“Los seis satélites conforman una constelación para la gestión de emergencias del planeta, esto quiere decir que si aparece una emergencia en cualquier parte del planeta como ser inundaciones, deslavamientos, terremotos o cualquier tipo de incidente ambiental, esta constelación se pone al servicio de esa emergencia, por ejemplo para planificar las rutas de escape, o cómo abordar esa emergencia”, explicó Absi, sobre la función que cumplirá una vez que se encuentra en pleno funcionamiento.
“Ya hay todo un protocolo establecido cuando hay alguna emergencia, se activa la constelación, la constelación genera información que se lleva al usuario final para que la procese y de información útil para atacar esa emergencia”, detalló el Gerente de Proyectos Espaciales de INVAP.
El impacto productivo de la industria satelital
Absi se refirió, además, al porcentaje de participación que el sector productivo local tuvo en la construcción del satélite SAOCOM 1B. “INVAP tiene la figura de contratista principal y el satélite es de la Agencia Espacial Argentina, la CONAE”, dijo Absi.
Pero, además, detalló que “en la construcción del satélite trabajaron más de 600 personas que pertenecen a 60 empresas argentinas entre las que se encuentra INVAP, pero además participaron organizaciones e instituciones de ciencia y tecnología de Argentina”.
Durante el proceso de ensamblaje hubo aporte de empresas radicadas en distintas provincias. “Todo se terminó armando acá (en Bariloche), y ensayando acá, pero algunas partes se fabricaron en otras partes del país y se trajo después a Bariloche para terminar de armarse acá”, explicó Absi.
“El 70% del satélite es argentino”, dijo el representante de INVAP, y manifestó que “por el nivel que tenemos en la Argentina no tenemos nada que envidiar a lo que pasa afuera, tanto por las capacidades humanas como en las de infraestructura y laboratorio que tenemos en la Argentina en general, y en INVAP”.
“Argentina está a nivel mundial”, aseguró Absi.
El lanzamiento
El SAOCOM 1B se lanzará al espacio desde Cabo Cañaveral, en Estados Unidos, desde un cohete Falcon de la empresa Space X. “A los pocos minutos de haberse lanzado el satélite se separará del lanzador, y ahí empieza toda una secuencia de despliegue de paneles solares, de despliegue de la antena, para entrar en la fase de test en órbita para verificar que todos los sistemas del satélite están funcionando bien, y eso lleva unos quince días probar el satélite en órbita”, contó Absi.
“Una vez que está todo probado el satélite entra en una fase de operación”, dijo.
Para su traslado se convocó al avión ucraniano Antonov, que ya estuvo en Bariloche para transportar los insumos y equipamientos para el lanzamiento de los ARSAT y el SAOCOM 1A.
Se trata de una nave útil para transportar la carga a Cabo Cañaveral, unas 50 toneladas de equipamiento, varias veces más de lo que pesa el satélite, en si mismo, que pesa apenas unas tres toneladas.
El resto es equipamiento que se utiliza para hacer las últimas integraciones del satélite y hacer todos los test previos a instalarlo en el lanzador.
