La vacuna “Argenvac 221”, una de las cinco alternativas de vacunas contra el Coronavirus que desarrollan científicos de la Universidad de La Plata, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (Anlis) “Dr. Carlos Malbrán”, de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (Anlap), alcanzó un acuerdo con Laboratorios Gihon, para el escalado masivo de su producción.
El acuerdo se venía negociando desde hace ya varios meses y finalmente se oficializó, por lo que permitirá a los científicos del Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos (IIFP) y del Instituto de Investigaciones Físicas, Teóricas y Aplicadas (INIFTA) ambos del CONICET y la UNLP, avanzar con la etapa de prueba en humanos y comercializar a gran escala la vacuna.
“Argenvac 221” es uno de los cinco proyectos de vacunas argentinas que se encuentran en plena etapa de desarrollo. “Lo más importante es la oportunidad de generar conocimiento en el desarrollo de una vacuna”, resaltó Alberto Chevalier, su director, al medio marplatense “0223”.
Gihon Laboratorios SRL, es una química del Parque Industrial General Savio de Mar del Plata que lidera Alberto Chevalier, en el marco de un ambicioso proyecto científico que involucra a diferentes organismos e instituciones del país y que es impulsado por el Gobierno nacional con el fin de garantizar nuevas alternativas de inmunización de cara al 2022.
“Independientemente de que lleguemos a tiempo con la vacuna, creo que lo más importante es la oportunidad de empezar a generar conocimiento en el desarrollo de una vacuna”, sostuvo Chevalier.
Argenvac 221 se basa en el uso de proteína recombinante y “se puede adaptar fácilmente” a las diferentes variantes que muestra el virus. Así se lo explicó Omar Azzaroni, uno de los investigadores del proyecto a Periferia: “Hay que pensar en el mediano plazo, porque vamos a tener problemas post-pandémicos”, dijo Azzaroni, y sostuvo que “el año que viene la gente vacunada va a comenzar a transitar infecciones porque esas vacunas (la Sputnik, Pfizer, AstraZeneca, Sinopharm), fueron desarrolladas pensando en la identificación genética de una especie particular donde vos tenés una cepa nueva con estilos de identificación genética diferente dónde tiene una estructura protéica diferente la spike, y eso te va a llevar inexorablemente a tener que adaptar la vacuna para una cepa nueva que tiene ya muchas mutaciones”.
“Cuando eso pase vos ya tenés que tener instalada una vacuna que en pocos meses vos puedas reconfigurar la matriz de la vacuna para adaptarla a una cepa nueva, y así está diseñada ArgenVac”, explicó Azzaroni, pero además explicó que “otra cosa importante es el tema de la conservación por la heterogeneidad de capacidades infraestructurales que existen en el país para refrigerar, por ejemplo, una partida de vacunas a 80 grados bajo cero”.
“La vacuna ArgenVac 221 está pensada para que se refrigere en una heladera común, que vas y comprás en una casa de electrodomésticos”, dijo Azzaroni y agregó que “se pensó en una vacuna que proteja a la gente, que la podamos almacenar en cualquier lugar de la Argentina”.
¿Qué hará Gihon?
El laboratorio realiza la producción de proteínas bajo normas GMP – por sus siglas en inglés, good manufacturing practice (buenas prácticas de fabricación) – y de nanopartículas que se van a utilizar en la vacuna como adyuvantes, algo que también resulta novedoso porque de esta manera se pretende “aumentar la respuesta inmunológica” de la Argenvac 221.
El proyecto científico, que cuenta con un respaldo económico de aproximadamente 60 mil dólares por parte del Estado nacional, se defendió este jueves frente al Fondo Argentino Sectorial (Fonarsec) y, si todo sale bien, Chevalier estima que las nuevas dosis se pondrán a prueba en el transcurso el 2022, año en el que se espera que el coronavirus pase de ser una pandemia a una “enfermedad endémica”. “Puede ser que se llegue a utilizar para las dosis de refuerzo que haya que aplicarse durante varios años”, dijo el co-fundador del laboratorio.
El referente de Gihon Laboratorios insistió en la importancia de generar conocimiento para poder afrontar “las próximas pandemias que vendrán”. “Eso es lo que no teníamos hasta ahora: conocimiento. Así que cuantos más proyectos de vacunas se hagan, bienvenido sea. Esta instancia es fundamental para generar un antecedente y un conocimiento relativo sobre el desarrollo de una vacuna. Después hay que ver cuál se aprueba y cuál sirve para determinada variante del virus”, reiteró el Doctor en Ciencias Químicas.
El laboratorio de Chevalier es una empresa de Base Tecnológica (EBT) con más de 25 años de historia en General Pueyrredon que, entre sus productos, desarrolla la molécula Thimerosal, el conservante más utilizado en todo tipo de vacunas, debido a su eficiencia, eficacia y bajo costo. Gihon es el único productor de este insumo a nivel mundial que cumple con todas las farmacopeas y especificaciones internacionales.