Según el informe elaborado por el Centro de Profesionales Farmacéuticos Argentinos (Ceprofar), en los últimos dos meses los medicamentos incrementaron su precio en un 140 por ciento.
“Hay que aclarar que los medicamentos no tenían los precios retenidos, de hecho, hasta el 1° de noviembre seguían el ritmo de la inflación. Desde el 1° de enero al 31 de octubre de 2023 su precio incrementó a un 123 por ciento y la inflación, hasta ese momento, era de 120. En los meses posteriores, es decir, durante noviembre y diciembre todo cambió: con los últimos aumentos van en sintonía al 300 por ciento acumulado durante el año y la inflación anual fue de un 170 estimado, con lo cual terminaron duplicando a la inflación”, dice Rubén Sajem, director de Ceprofar.
No saber cuánto saldrán los medicamentos, no tener idea de si se podrá continuar un tratamiento necesario para una enfermedad crónica, desconocer el comportamiento a futuro de las prepagas alimenta un escenario de incertidumbre.
Regulación finalizada
La regulación de precios, a través de acuerdos entre el gobierno anterior y los laboratorios, finalizó el 31 de octubre; por lo que hasta ese momento, los importes acompañaban en términos generales a la inflación. Sin embargo, al finalizar los acuerdos, desde comienzos de noviembre comenzaron a verificarse aumentos. “Estimamos que, si solo tenemos en cuenta los últimos dos meses, aumentaron un 140 por ciento. Quizás en porcentajes no se entienda muy bien, pero la gente lo tiene muy en claro cada vez que viene a las farmacias y se va”, apunta Sajem.
Después continúa su explicación con el problema específico que la falta de acceso a medicamentos puede ocasionar en pacientes con afecciones crónicas. “En los remedios de venta libre vemos que la gente se retrae y elige no comprarlos. En relación a los medicamentos recetados, un tratamiento antihipertensivo ya está en los 70 o 100 mil pesos al mes. Dejarlo ocasiona efectos en la salud que traen aparejados una mala calidad de vida”. En paralelo, hay que tener en cuenta que incluso desde una perspectiva mercantil el negocio no cierra. Para el sistema, es mucho más caro atender a un paciente en una terapia intensiva que ofrecerle un tratamiento antes de que llegue a una situación crítica.
Fabián Puratrich, exsubsecretario de integración de sistemas de salud de la cartera sanitaria que lideraba Carla Vizzotti, pone la lupa sobre los laboratorios. “El aumento de medicamentos terminó superando a la inflación ampliamente. Pero lo hizo sin justificación alguna, basta con ver los balances anuales de cualquier laboratorio. Nadie tuvo pérdidas ni mucho menos”. Y sigue con su explicación: “Son tan caros que se vuelven inaccesibles y, como es natural, todo recae en el sistema público. Quien va a una farmacia y no puede acceder al medicamento, luego busca el hospital público a ver cómo lo puede conseguir”.
Sin ANLAP
Desde el punto de vista de Puratrich, a menos de un mes de la asunción, el presidente busca retirar al Estado también en este rubro. Dos muestras al respecto: por un lado, la prórroga del presupuesto de 2023 para 2024 que, inflación mediante, no alcanzará a cubrir todas las necesidades; por otro, la eliminación de la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos, encargada de promover la producción pública de medicamentos en las diferentes provincias.
Además del precio de los medicamentos, también está el incremento en los importes de dos artículos de primera necesidad, cuyos consumos suelen dispararse en esta época del año. La referencia es para los repelentes para mosquitos y los protectores solares. En cuanto a los primeros, son vitales, por ejemplo, para prevenir la picadura de Aedes aegypti (que puede transmitir dengue) o de aedes albofasciatus (responsable de la transmisión de la encefalitis equina). En este caso, para poder utilizarlo hay que desembolsar entre 3 y 8 mil pesos (de acuerdo a su formulación en aerosol o crema). En relación a los protectores, su función esencial es preservar a la piel de los rayos del sol y evitar enfermedades como el cáncer. Los precios son variables (según las marcas, el tamaño del producto y la protección que otorgan) y la mayoría fluctúa entre 6 y 16 mil pesos. Estos cambios que se producen son el producto de una política muy concreta, propiciada por el último DNU.
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